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Los espías han dejado de beber Martini y de oler a alcanfor: los héroes se han rendido a los tiempos y ahora hacen botellón y fuman marihuana, están metidos en organizaciones secretas cuya coartada es, por ejemplo, una sastrería, y vuelven a casa y aún se encuentran terrores, como madres alcohólicas y maltratadas por sus parejas. Cualquiera tira del carro del orden mundial. Pero con todo, estos chicos nuevos portan la fortaleza de los tiempos precarios, la firmeza de las vacas flacas. Son de esa generación -y de esa clase- que ha visto a sus padres madrugar para levantar el país; y son de esos niños que han currado veranos e inviernos para poder pagarse la Universidad y, ahora que lo exigen casi como requisito indispensable, el sablazo del máster. Sayonara, James Bond.

Este insólito héroe es Kingsman, y regresa dando guerra después de Kingsman, servicio secreto (dirigida por Vince Vaughn), que ya en su estreno se convirtió en un fenómeno: más de 120 millones de dólares en EEUU y 400 en todo el mundo. Ahora Halle Berry, Channing Tatum, Jeff Bridges, Julianne Moore y Pedro Pascal presentan la secuela, que lleva como sobrenombre El círculo dorado.

¿Qué hacemos con la droga?

Pascal, también agente Peña en Narcos, viene a Madrid a presentar la película y charla con EL ESPAÑOL. En la serie de Netflix luchó contra Escobar, y ahora, en El círculo dorado, nos encontramos con que uno de los personajes pelea por legalizar la droga. ¿Cuál es la postura del actor al respecto? El chileno duda. Habla castellano con dificultad, pero se acaba desenvolviendo con gracia, mezclando anglicismos y expresivos gestos de la cara.

Las drogas son ilegales y criminales, pero lo fundamental es la adicción, que es un tema de salud, así que no creo que vayamos a avanzar en este debate sólo entendiendo la situación como criminal, ¿sabes?

"Bueno, yo creo que aquí hay dos temas diferentes. Primero hay que tener claro que la industria de la droga es un negocio y de que todo el mundo es parte de ese negocio. Uno paga por drogas, por tomar drogas. Y luego está la cuestión de la adicción como tal. Las drogas son ilegales y criminales, pero lo fundamental es la adicción, que es un tema de salud, así que no creo que vayamos a avanzar en este debate sólo entendiendo la situación como criminal, ¿sabes?", reflexiona.

"Yo soy actor y no tengo respuestas para resolver esto más allá del rol de agente Peña y estar en una película de Hollywood donde se habla de legalizar las drogas. Lo que quiero decir es que la adicción no es un tema de la ley, es salud y es más importante. Deberíamos tener un mundo donde cuidemos a la gente que está enferma", sostiene Pascal. "Por otro lado, la gente no va a dejar de tomar drogas. El alcohol es legal, en EEUU, el cannabis también, y la gente no va a parar de usar la drogas. Aquí termino", sonríe, y añade: "Voy a probar un poco de mi propia droga, que es café".

Los héroes de barrio (y Trump)

Le preguntamos por el personaje de Kingsman y esa dualidad entre el espía y el personaje de barrio. ¿Hay diferencia de clases entre los superhéroes? "Claro que la hay. Un héroe puede venir de cualquier parte del mundo. El tema de la clase alta en los superhéroes es algo muy inglés, ¿no? Porque la clase media en EEUU es... tenemos el prototipo del ranchero, que es súper vaquero, rudo, duro, working class. Y luego está el más old school, el dinasty", sonríe. "En cualquier caso, en la tercera temporada de Narcos, uno de los héroes más potentes es alguien que empezó su vida de forma muy humilde y estuvo toda su infancia viviendo sin zapatos, pero aún así se convirti´oen un general que realmente ayudó más que nadie a hacer caer el cártel de Cali".

Pedro Pascal viene a Madrid a presentar Kingsman. EFE.

"Los héroes pueden venir de todos los estratos. Sin olvidarnos de las mujeres, claro, que son también grandes heroínas. Pero sí, hay que fomentar el superhéroe de clase obrera". El perfil de Pedro Pascal es curioso. En su biografía de Twitter se define a sí mismo como "refugiado", pero allá anda conquistando Hollywood. ¿Cómo es la vida de un refugiado en el parque de atracciones de las estrellas? ¿Cómo lo lleva? "Bueno, la cultura norteamericana es puramente inmigrante, empezando por la constitución de la sociedad de Norteamérica. Que yo diga que soy un refugiado no es único en EEUU, es una parte fundamental de ese país y la componemos muchos. Yo fui criado en San Antonio, Texas, y todos mis amigos eran americanos, coreanos, mexicanos... ¡y ultragringos!", ríe.

"Pero cuando me invitan a comer thanksgiving lo hacen a la coreana, ¿sabes? Esa es la riqueza. Esto es lo normal para mí, la mezcla, y sí, en estos momentos me pongo el título de 'refugiado' porque nuestro presidente, Trump, está haciendo leyes absurdas con las que pretende no dejar entrar a gente que tiene todo el derecho del mundo a entrar en EEUU".