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La actriz y novelista francesa Anne Wiazemsky, nieta del Nobel de Literatura François Mauriac y exmujer y musa del cineasta Jean-Luc Godard, falleció hoy a los 70 años de edad como consecuencia de un cáncer. Wiazemsky debutó en el cine en 1966 con Al azar de Baltasarde Robert Bresson, y conoció en ese rodaje a quien en el 67 y durante una década sería su marido, 17 años mayor que ella.

Entre los siete filmes que el máximo representante de la Nouvelle Vague y ella rodaron juntos destacan La Chinoise, Sympathy for the Devil y Todo va bien. La relación que mantuvo con el cineasta ha quedado inmortalizada en la gran pantalla en Le redoutable, de Michel Hazanavicius, que se estrenará en España este 12 de octubre y cuya presentación en la última edición del Festival de Cannes contó con la presencia de Wiazemsky.

Desmontando a Godard

El filme está basado más bien libremente en su libro Un año ajetreado, donde la segunda esposa de Godard cuenta lo complicado que es convivir con la neurosis, la vanguardia y la insurrección en pleno proceso creativo. Después de una experiencia así, uno tiene que tomarse toda la vida de vacaciones. Anne (Stacy Martin) decía, al principio de la película, que tenía la suerte de admirar al hombre al que amaba -no estaba sola: lo adoraban hasta los Beatles-, pero él no tenía tiempo para sentimentalidades porque andaba intelectualizando un motín y rompiendo las gafas cada dos por tres. Aquello era mayo del 68.

Godard vivía entre la militancia maoísta y la arrogancia intelectual. Aseguraba que quería escuchar a los demás, pero en realidad -qué dolor para un colectivista- le interesaba mucho más lo que tenía que contar él mismo. Decía que nos han obligado a creer que la política es zapato derecho o zapato izquierdo, pero que Francia quería ir descalza. Decía que los judíos eran los nuevos nazis y era abucheado por sus camaradas en los mítines. Decía que lo importante de las revueltas estudiantiles no eran los estudiantes, sino las revueltas, pero los chicos le odiaban y le recriminaban que él era parte de la sociedad de consumo, que servía al sistema con sus películas.

Da la sensación, viendo la película, de que él experimentaba cierto desdén intelectual hacia su esposa: la ignoraba en las fiestas, la daba por supuesta y se hundía en largas diatribas con otros asistentes

Da la sensación, viendo la película, de que él experimentaba cierto desdén intelectual hacia su esposa: la ignoraba en las fiestas, la daba por supuesta y se hundía en largas diatribas con otros asistentes, marginándola, pero, eso sí, en cuanto ella charlaba con alguien, Godard montaba en cólera y liaba un cirio de pasión y celos. En una de esas ocasiones, dijo que sentía que Anne era una suerte de globo preparado para volar, y que creía que podía partir en cualquier momento.

No le faltaba razón a Godard, y bien es cierto que él hizo lo posible por alimentar estas ganas de huir: le puso impedimentos para que ella filmase una película con otro director, no le consintió actuar desnuda y acabó visitando el lugar de rodaje para montarle escenitas de novio insoportable y preguntarle que con cuántos de sus compañeros se había acostado. En ese viaje intentó suicidarse. Y en ese viaje, ella dejó de quererle para siempre. Lo decía él mismo, encogiéndose de hombros: “Así es la vida a bordo de El Temible”.

Wiazemsky también estuvo bajo las órdenes de Pier Paolo Pasolini (Teorema, 1968), Marco Ferreri (El semen del hombre, 1969), André Téchiné (Rendez-vous, 1985) o Philippe Garrel (L'Enfant secret1982). Como novelista Wiazemsky dejó constancia de su propia historia, como en Mon enfant de Berlin, publicado en 2009.Su último libro, Un saint homme, salió a la venta a principios de este año, como colofón a una trayectoria en la que llegó a ganar en 1998 el gran premio de novela de la Academia francesa por Une poignée de gens.