Desinhibirse en talleres de teatro e improvisación o aprender a valorarse son algunas de las claves para perder la vergüenza

Desinhibirse en talleres de teatro e improvisación o aprender a valorarse son algunas de las claves para perder la vergüenza

Con la colaboración de

Series Marcas Ñ

¿Cómo superar la vergüenza en el día a día?

Ese rubor y esa mirada huidiza son síntomas que muchas personas experimentan y les hacen sufrir, como les sucede a algunos personajes de Vergüenza, la nueva serie de Movistar+.

J.M.B.
Publicada
Actualizada

La cara se pone colorada, cuesta hablar y al hacerlo puede haber un ligero tartamudeo, la mirada no se fija en los ojos del interlocutor… Sí, lo sufren todas las personas que sienten vergüenza. Esta “turbación del ánimo”, como dice la RAE, ocasionada por un remordimiento de conciencia, por timidez o por el bochorno que nos provoca alguien, es idéntica en miles de personas de todo el mundo que la sienten a diario.

Les pasa un poco como a los protagonistas de Vergüenza, la nueva serie de Movistar + creada por dos grandes talentos españoles, los guionistas y directores Álvaro Fernández-Armero y Juan Cavestany, que han apostado por un humor incorrecto e incómodo poco habitual en las series españolas.

Con una primera temporada innovadora en la duración de los capítulos (10 episodios de 25 minutos cada uno) y rodada en más de 60 localizaciones naturales, Javier Gutiérrez y Malena Alterio se reparten el protagonismo poniéndose en la piel de una pareja en la que él hace el ridículo en cualquier acto social y genera este sentimiento a los que los rodean. En palabras de Cavestany, “para nosotros la vergüenza es compartir esa grima que da ver a otros intentando ser estupendos... cuando no lo son”.

Suegros, compañeros de clase de inglés, clientes… ¿Qué tendrían que hacer todos ellos para dejar de sonrojarse ante las situaciones que provoca Jesús (Gutiérrez), mientras que Nuria (Alterio) las sufre con resignación? Los expertos han estudiado cómo enfrentarse a ello y a otras situaciones que sacan nuestro lado más vergonzoso, como hablar en público o conocer a la familia de nuestra pareja.

La primera clave es no avergonzarse de la propia vergüenza: hay que reírse de uno mismo y normalizar la situación para que deje de parecernos molesta. Atreverse a hacer el ridículo (en clases de teatro, improvisación, risoterapia…) con el fin de desinhibirse es ideal para que la timidez no vuelva a ser un obstáculo. Los talleres o clases de baile también son muy efectivos en este aspecto.

Algunos psicólogos recomiendan que, en situaciones que nos causan vergüenza, seamos nosotros los que llevemos la iniciativa. Por ejemplo, a la hora de entablar una conversación con un grupo de personas, deberíamos sacar un tema con el que estemos a gusto antes de que se proponga otro que podríamos manejar peor.

Si nos cuesta hacer amigos o entablar una conversación cara a cara, quizá podemos comenzar contactando con gente a través de internet. Chats, foros o redes sociales ayudan a encontrar gente con nuestros mismos gustos y con la que comenzar una conversación fácilmente. Para vencer la timidez del encuentro, recuerda cómo se comportan las personas más extrovertidas que conoces y trata de aplicarlo, pero nunca finjas ser aquello que no eres.

Las personas que están alrededor de Jesús (Javier Gutiérrez, en el centro de la imagen junto a Malena Alterio) sufren por el ridículo que hace la pareja en toda clase de actos.

Las personas que están alrededor de Jesús (Javier Gutiérrez, en el centro de la imagen junto a Malena Alterio) sufren por el ridículo que hace la pareja en toda clase de actos.

También es clave mirarnos a nosotros mismos y descubrir en qué consideración nos tenemos. Si existe un temor a defraudar en una entrevista de trabajo, conociendo a nuevas personas… Debemos reflexionar y preguntarnos si estamos siendo muy duros con nosotros mismos. La autocrítica excesiva puede ser perjudicial para nuestra mente y para nuestro desarrollo como individuos. A la hora de enfrentarnos a estas situaciones, visualicemos el éxito y todo lo bueno que saldrá de allí, a la vez que eliminamos cualquier tipo de pensamiento negativo (“va a salir mal”, “voy a hacer el ridículo”).

Vergüenza ajena

Pero ¿y si la vergüenza nos la provocan otros, como le pasa a los que están alrededor de Jesús en la serie? Eso que conocemos como vergüenza ajena o la sensación de “tierra, trágame”. Para evitar ese sentimiento hay que trabajar con ciertas consideraciones. Si la persona que realiza una acción supuestamente bochornosa está a gusto con ella, tampoco debería afectarte a ti. Esa persona tiene otra personalidad, tal vez más abierta, y no se preocupa por el qué dirán. Tú deberías de imitarla. Lo explicaron los psicólogos Rom Herre y W. Gerrod Parrot en su libro The Emotions: Social, Cultural and Biological Dimensions: la vergüenza es propia de todas las culturas, pero cada una de ellas y de sus miembros la expresa y la siente de forma diferente.

Jesús (Javier Gutiérrez, en la izquierda de la imagen) trabaja como fotógrafo de bodas, bautizos y comuniones y hace pasar un mal rato a las personas que lo contratan.

Jesús (Javier Gutiérrez, en la izquierda de la imagen) trabaja como fotógrafo de bodas, bautizos y comuniones y hace pasar un mal rato a las personas que lo contratan.

Tanto si sientes vergüenza como vergüenza ajena, háblalo con la gente de tu alrededor o con profesionales: al hacerlo externo, ese sentimiento se valora de otra manera y puede que los que te escuchen te sepan ayudar. Mientras que tratas tus propios sentimientos, ríete de los de la ficción: Vergüenza estará disponible en Movistar+ desde el 24 de noviembre la temporada completa y en su cita semanal el martes en #0, canal exclusivo de Movistar+. Seguro que cuando veas las embarazosas (y divertidas) situaciones que han ideado Fernández-Armero y Cavestany no volverás a sentirlas en la vida.