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Todos los ojos miran a China. El cine ha descubierto un filón en el mercado del país asiático, que se espera que en un par de años supere a EEUU como el principal consumidor de películas en salas. Hasta ahora los cines chinos han estado reservados para sus propias obras y alguna de Hollywood, pero una pequeña película ha roto los moldes y hecho que nuestras producciones también quieran ir allí a hacer negocio.

La responsable ha sido Contratiempo, la película dirigida por Oriol Paulo y protagonizada por Mario Casas, que se ha convertido en un fenómeno en el país asiático, donde ha recaudado más de 25 millones de dólares tras triunfar antes en descargas ilegales. Ya hay varias más que estrenarán allí, como la ambiciosa cinta de animación DragonKeeper.

Póster chino de Contratiempo.

Lo que ha ejemplificado la película de Paulo, es que el negocio de las películas no siempre está dentro de nuestras fronteras, sino que una buena promoción en el exterior hará que el filme sea rentable sin depender tanto de la taquilla nacional. El director de Contratiempo explicaba en las jornadas para la promoción exterior del cine español organizadas por la Academia, que este éxito es un punto de inflexión para la industria. "Hemos abierto la puerta en China, es el mercado que más alegrías nos va a dar en el futuro", afirmó también Vicente Canales, que en los últimos seis años se ha dedicado a la venta internacional de los grandes éxitos nacionales.

Para Adolfo Blanco, fundador y Consejero Delegado de A Contracorriente -que ahora disfruta del éxito de La librería de Isabel Coixet-, la promoción de la película fuera de España es importante, pero no debe ser una obsesión, y menos olvidar un paso previo, como es realizar una gran campaña aquí. “Cada película es un negocio diferente, hay películas que si no se venden en el extranjero son un fracaso, pero hay otras que están diseñadas para hacer negocio en España. Es muy difícil que una película tengo éxito fuera si aquí no lo ha tenido. Muchas veces suena tan bonito eso de vender fuera que lo intentan antes de lanzar la película aquí sin darse cuenta de que el principal argumenta para que vean tu película con interés es que haya ido bien en España, y un fracaso aquí invalida cualquier esfuerzo para encontrar distribución fuera”, cuenta a EL ESPAÑOL.

Es muy difícil que una película tengo éxito fuera si aquí no lo ha tenido. Muchas veces suena tan bonito eso de vender fuera que lo intentan antes de lanzar la película aquí

Para él ese dorado que ahora parece ser China queda todavía lejos, y destaca que existe poca transparencia en los datos y la entrada al mercado, así que el prefiere optar por otras formas de promoción, y apuesta por los festivales internacionales para dar a conocer a nuestros autores, algo que es una asignatura pendiente en nuestro país excepto para autores como Almodóvar, Coixet o Bayona, que tienen las ventas de sus películas aseguradas. Sin embargo, para directores con un futuro prometedor como Carlos Vermut, Carla Simón o Raúl Arévalo, es necesario un empuje que tiene que venir también por parte de las autoridades.

“Ellos necesitan otras herramientas, y aquí no es tan determinante el éxito comercial como su selección en festivales importantes, y esto es un capitulo en el que tendríamos hacerlo algo. Cannes, Berlín o Venecia son muy importantes, y debería ser el ministro en persona el que fuese a verles, sino viene aquí el director de turno. Ir a visitarles de vez en cuando, y cuando vaya a París a inaugurar una exposición de miró, que sea una visita obligada, que le pongan en la agenda que tiene que tomarse un café con el director de Cannes para decirle lo que está bien. Él o el director general del ICAA, porque hay que hacer una tarea de seducción que no se está haciendo, cuidarles un poquito como se cuida a los clientes”, cuenta Blanco.

Hay una tarea de seducción que no se está haciendo. Debería ser el ministro en persona el que fuese a ver a los directores de los festivales para decirle lo que está bien

España lleva ausente de los principales festivales de cine años, y sólo excepciones como Almodóvar cambian una situación que, si se revierte podría “cambiar un sector”. “En Cannes no nos tienen manía, tenemos un cine que no les interesa, pero en el que todos los años se hacen siete películas que podrían estar perfectamente. Es muy difícil entrar, pero cuando se consigue ya tienes un autor consagrado, porque es un autor de Cannes, y la siguiente película la cogen casi sin verla. Hay que hacer cantera de autores. Todos los años hay una película italiana, una japonesa… hasta los argentinos nos están dando collejas. Y mientras el cine español nada... es un círculo vicioso, pero una vez rompamos esa dinámica, consagraremos autores que hasta ahora se quedan en España, porque una película seleccionada en Cannes la vendes fuera sólo por eso, y si encima es buena y gana premio, ya ni te digo”, explica Adolfo Blanco, que vivió ese fenómeno con El ciudadano ilustre.

Distintas formas de promocionar una película fuera, pero todas necesarias para que nuestro cine viaje, se vea, y sea descubierto. Sólo así acabará la maldición de nuestros títulos en los festivales y en los Oscar, donde desde 2004, cuando ganara Mar adentro, no hemos sido ni siquiera nominados.

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