Confesiones a la hora del gin tonic: "A Rajoy le va a encantar 'Handia', porque diversidad es riqueza"
Después del furor del discurso, en la recámara de la fiesta, llegan al cuerpo otras palabras. Aquí las de los premiados. Entre bastidores.
¿Qué se dice al ganar? ¿Puede emitirse el discurso que uno lleva mentalmente preparado o puede la pulsión del momento y las palabras se eligen solas? La derrota, probablemente, se reconoce primero, igual que se asimila antes un puñetazo que un beso. Para las alegrías tenemos efecto retardado; por eso el discurso de los ganadores de los Goya siempre tiene algo de agradecimiento robotizado, de emoción estándar. La felicidad democratiza, ¡hasta vulgariza! La conciencia del éxito llega un poco después, tras los aplausos y los focos, cuando las suelas dejan de levitar y caen sobre la alfombra de los triunfadores. Ahí uno vuelve al cuerpo y sale el verdadero mensaje. Es la hora de la verdad y los gintonics.
El primero en recibir el premio y en recuperar el aliento fue Eneko Sagardoy, con su Goya a mejor actor revelación por Handia, que lo primero que hizo fue celebrar la calidad del cine en Euskera y rodado en País Vasco: “Eso nos demuestra que no hay límite temático ni geográfico. El cine tiene un lenguaje propio y el idioma está también para reflejar, por qué no, la propia cultura”, sonríe. ¿Dónde va a poner a su cabezón? “Yo toco el piano, y encima del piano de casa tengo dos figuras pequeñas que también son cabezones, Schubert y… otro que no me acuerdo. Pero vamos, van a hacer una familia bonita ahí encima del piano. No sé qué más haré, estoy muy emocionado. Hoy tenemos fiesta. Y mañana prometo resaca”, ríe.
Hay que rodar en todas las lenguas que tenemos en el país, y tenemos que confiar en que nuestras historias llegan igual al gran público y pueden dar la vuelta al mundo
Bruna Cusí, Mejor actriz revelación por Verano 1993, recuerda lo agradecida que está a las dos pequeñas actrices sobre las que gira la película: “Son niñas, y si tienen un día malo no lo disimulan. Tienen esa pureza, son el centro. Fue hermoso porque como actor adulto te tenías que quedar en un segundo plano, dejar el ego, dejar los miedos a un lado y estar por ellas. Gracias a ellas he estado aún más al servicio de la película”, relata. “En cuanto a ser premiada por una película en catalán, pues pasa igual que con Handía. Hay que rodar en todas las lenguas que tenemos en el país, y tenemos que confiar en que nuestras historias llegan igual al gran público y pueden dar la vuelta al mundo”.
Un guiño a la maravillosa Carla Simón: “Lo genial de que sea directora novel es que es una alegría que me ha pillado de sorpresa. Puedes tener referentes de directores… para mí Agustín Villaronga siempre ha sido un referente, siempre había querido trabajar con él, pero aparece Carla por sorpresa y me ha cambiado la forma de entender el cine y de interpretar. Ha sido un cambio drástico en mi vida”. Aitor Arregi, Andoni de Carlos, Jon Garaño y José Mari Goneaga, Mejor Guion Original en los Goya 2018 por Handia, también descorchan una botella por el plurilingüismo: “Tenemos la suerte de que estamos dando visibilidad a la heterogeneidad, a la riqueza de una lengua, precisamente en los tiempos que corren… en 2011 pasó con Pa negre, luego La isla mínima, por Andalucía, y es bonito demostrar que el cine se puede hacer en muchos lugares y que en todas partes hay buenos profesionales que tienen mucho que ofrecer”. “A Rajoy le va a encantar Handia, porque diversidad es riqueza”, guiñan.
Bardem, el "más guapo de España"
Adelfa Calvo, Goya a la mejor actriz de reparto por El autor, volvió a recordar, entre risas, que ella pasa del 90-60-90: “Viva el noventa, sesenta, revienta. Quiero un cine de y para mujeres de verdad, para todas, también para mujeres que no seamos siempre tan guapas ni tan flacas, para mujeres que trabajamos mucho y queremos nuestro lugar, en igualdad con los hombres”. David Verdaguer, mejor actor de reparto por Verano, 1993, reconoce que esperaban más, pero que “tenemos que estar muy contentos, porque competimos con grandes películas”: “Siempre esperas más, pero, ¿que ha ganado La librería? Pues encantados de la vida. Yo tenía claro el Goya de Carla, que es ‘hostia, dirección novel sí’, pero luego pensaba en Los Javis y decía ‘estos cabrones son muy buenos también’. Decía: si no gana Carla, ahí la hemos fastidiado, ahí hemos pinchado”, ríe.
¿Qué va a hacer con el cabezón? “Pues mira, se me va a ir la olla y lo voy a poner en mi casa en una estantería. Ahora voy un poco de estrella rara. Lo pondré ahí delante de los libros, así tengo excusa para leer. No, no, que ha ganado La librería, ¿te imaginas?”, bromea. La mágica Julita Salmerón, que cogía junto a su hijo Gustavo el Goya al mejor documental por Muchos hijos, un mono y un castillo, asegura que “menos mal que nos lo habéis dado, porque tú no sabes cuánto rollo con el maquillaje y el vestido y lo guapos que nos hemos puesto para venir aquí, si no, vaya pérdida de tiempo”.
Tan natural como siempre: “Oye, ¿tú la película la has visto? Pues promocionámela, por ahí, ¿no? Uy, esto pesa una enormidad, pero es que es un premio muy importante, sobre todo para mí, que no soy mujer de cine, que no he estudiado dramaturgia ni nada, yo soy ahora mismo madre, nada más”. Además, subrayó, con verdadera devoción, que “el hombre más guapo de España es Bardem, pero es que mi Antonio también, el pobre...”, en referencia a su marido.
"Sin fijarse en el euskera"
"La Academia ha valorado la narrativa audiovisual antes que el que la película esté rodada en una lengua distinta al castellano", explica el director de Handia. "Les habrá gustado, que si no nos darían diez Goyas", ríe. "Yo creo que se han quedado con la historia de los dos hermanos sin fijarse en que era en euskera, les ha comunicado algo. El cine es eso, no es ponerse barreras de ver si esta película es en euskera, en catalán o en gallego, sino que estamos hablando de creación audiovisual y transmitir cosas que el público pueda utilizar en su vida". Aitor Arregui recuerda que en su película "uno de los protagonistas quiere aprender el castellano para medrar en su vida, avanzar, conocer a gente distinta. Es una cuestión narrativa. Necesitábamos jugar con esto".
Cuenta que tienen una fiesta con los de La librería, porque su distribuidora es la misma, A contracorriente. "Nuestro gran miedo era que era una fiesta de winners and loosers, que La librería arrasara y que Handia se quedara con nada o con uno. Pero bueno, ¡los dos tenemos para celebrar! La gran fiesta va a ser esa. Tenéis que venir allí".
El gentío coreaba "¡cine español, ciñe español!". Luego: "¡Isabel, Isabel!". Por Coixet, claro, que después de una larga noche de triunfos de Handía dio el sorpasso con La librería, Goya a la mejor película. Champán, abrazos. Lo dice ella misma: "Esto es todo por mi madre, os lo digo en serio, que ha venido y está felicísima. Es que yo nunca hacía nada en casa, pero nada, nada. Y mi padre se lo tomaba fatal. Menos mal que mi madre decía 'deja a la niña, que está ahí con los libros, a lo mejor un día le sirven de algo'". Hasta aquí.