La corrupción ha llenado los telediarios, los periódicos y las conversaciones, pero hasta ahora no había llegado al cine. Un tema demasiado complejo y que parecía que asustaba a los productores, ya que sólo filmes como B, la película, se atrevieron a tocar el tema. Ha roto la maldición Rodrigo Sorogoyen con El reino, producida por Atresmedia y que tras su paso por el Festival de Cine de San Sebastian llega a las salas.
Con forma de thriller, ritmo vibrante y música electrónica, Sorogoyen compone una película en la que, aunque no se mencionen las siglas de los partidos políticos ni los nombres de los corruptos, todo el mundo sabe quién es cada uno de los personajes. La trama bebe de la Gürtel, de Bárcenas, del Bigotes. Por ahí pasa gente que se parece demasiado a Ana Mato. Todo ello en un guion que leyeron y aconsejaron desde periodistas como Ana Pastor y Antonio García Ferreras, hasta políticos como Cristina Cifuentes, Eduardo Madina o Alfredo Pérez Rubalcaba.
Sorogoyen e Isabel Peña muestran las cloacas del sistema, y lo hacen con un Antonio de la Torre en estado de gracia y un elenco de secundarios que rozan lo sublime, con Josep María Poe, Ana Wagener y Luis Zahera como grandes beneficiados del trabajo coral. Una película que dará que hablar y que estará, con casi toda seguridad, en la próxima edición de los Goya.
Y además…
Este viernes sería injusto recomendar sólo una película. También llega a las carteleras Girl, la ópera prima del jovencísimo Lukas Dhont que triunfó en Cannes y que ha pasado con éxito también por San Sebastián. Se trata del filme elegido por Bélgica para los próximos Oscar, y cuenta la historia de un adolescente transexual que a pesar de haber nacido con cuerpo de hombre se siente mujer y quiere ser bailarina de ballet.
Dhont pone el foco en un chaval que tiene todo a favor para conseguir su soñado cambio de sexo, un padre que le apoya, unos médicos que le cuidan… y sin embargo sigue siendo una labor casi imposible. Alejarse del tremendisno y de las dinámicas de agresor y víctima que suelen tener los filmes de temática trans es uno de los grandes éxitos de la película.
El director se centra en lo físico, en el trauma que supone a alguien no sentirse reconocido en su propio cuerpo y en el dolor que eso conlleva, expresado también a través del dolor que sufre en las durísimas sesiones de baile. Una película valiente que será una de las favoritas en los próximos premios de la Academia por el premio de Película de Habla no inglesa.