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Parecía un año tranquilo para los Goya. La taquilla ha ido bien, las nominaciones se han acordado desde el cine más comercial, con Campeones a la cabeza, hasta de lo más autoral, con Isaki Lacuesta como punta de lanza. Los presentadores elegidos para la ceremonia están curtidos en mil batallas y el premio de Honor ha puesto a todos de acuerdo.

Hasta en lo político parecía que la calma iba a llegar a los Goya. Se acabó el Gobierno del PP y su maltrato al cine. La llegada del PSOE ha supuesto un aumento considerable al fondo a la cinematografía, una directora del ICAA de la propia industria y un ministro que, atención, conoce y disfruta el cine español.

Todo estaba a favor de obra para una edición tan tranquila que hasta parecía aburrida, pero en la última semana todo ha saltado por los aires. Primero, Pedro Sánchez ha dado la espantada. Tras ir como oposición a todas las alfombras rojas, en su primer año como presidente del Gobierno ha preferido, tal como avanzó este periódico, ir a un mitín en Zaragoza a hacer campaña pre elecciones autonómicas que mostrar que su apoyo al cine español era real y comprometido. A la primera de cambio ha elegido parecerse a Rajoy en vez de a Zapatero, que seguirá como el único presidente que ha ido a una ceremonia. De eso hace ya 14 años.

Pedro Sánchez en la pasada edición de los Goya.

Sánchez faltará a la foto, igual que lo harán Albert Rivera, que ya ha comunicado que tampoco irá y Pablo Iglesias, que está de baja parental. Así las cosas el cine español contará con un aliado inesperado en esta edición: la de Pablo Casado, que acompañará al nuevo presidente de Andalucía, Juanma Moreno. Si alguien dice en el PP que iban a ser los únicos en una Alfombra Roja de los Goya las risas se hubieran oído desde fuera de la sede de Génova. Casado se marcará un tanto al ser el único que se haga la foto y haga política en los canutazos a la prensa -sin contar los ministros Guirao, que irá acompañado de la Ministra Celáa y de la directora del ICAA, Beatriz Navas-. Una imagen radicalmente diferente a la del año pasado, cuando todos los partidos aprovecharon sus minutos junto al cine español.

Como eran pocos en la fiesta, se ha sumado a última hora VOX, que ha incendiado la previa de los Goya al quejarse por no haber sido invitado a la ceremonia. La Academia no ha sido ágil al responder, y todo hacía indicar que no querían tener al enemigo en casa, especialmente cuando el lema de las mujeres en la alfombra roja será ese ‘Ni una menos’ que va a la cara del partido que quiere abolir las leyes contra la violencia de género.

abascal

El partido de extrema derecha ha recogido el testigo que el PP dejó hace años, el del odio al cine español, y ha azuzado asegurando que ellos prefieren ir a ver películas de Clint Eastwood y Mel Gibson (abiertamente tradicionales, el primero votante republicano) a las del cine español. También ha recuperado un estigma mítico de los años más crudos del Partido Popular contra el arte: el de subvencionados. La agrupación de Santiago Abascal les ha pedido a los cineastas que dejen de pedir subvenciones y que hagan un filme sobre Blas de Lezo, uno de los emblemas históricos de VOX.

Ha calentado el ambiente sacando viejos demonios que parecían enterrados y que costó quitar de muchos espectadores. Falta ver la respuesta del cine español en la alfombra roja o en sus discursos. ¿Optarán por enfrentarse o por ignorar al nuevo enemigo en la tierra donde ha entrado con más fuerza? Arantxa Echevarría, directora de Carmen y Lola, ya decía en la fiesta de nominados que les pensaba dedicar su premio, a ver si les abría la mente ver un filme sobre dos gitanas lesbianas. La respuesta en unas horas.

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