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  • Bran Stark (Isaac Hempstead-Wright)

    El primer episodio de 'Juego de Tronos' presentó al más pequeño de los Stark como un proyecto de guerrero, siendo bautizado en rituales de justicia. "Quien dicta la sentencia debe blandir la espada", le dice su padre Ned tras ejecutar a un desertor de la Guardia de la Noche que había visto unos ojos azules. Era un niño travieso al que le gustaba trepar por las paredes; y en ese capítulo piloto contempló una cosa que no debería: a los hermanos Lannister en pleno incesto. Jaime le empujó desde lo alto de una torre, quedándose inválido. Sobrevivió después a un intento de asesinato con la daga que terminaría con el Rey de la Noche y los caminantes blancos; y a muchas otras situaciones límite tanto en Invernalia como más allá del Muro. Aquel niñito es ahora el Cuervo de Tres Ojos, el guardián de la memoria y del pasado que todo lo conoce, el encargado de explicar todos los secretos que quedan aún por resolver.

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  • Arya Stark (Maisie Williams)

    La primera escena de Arya en 'Juego de Tronos' la presenta en una estancia de Invernalia con su hermana Sansa y otras mujeres cosiendo. Su rostro muestra resignación y apatía, y dirige la mirada hacia el patio donde Bran entrena con el arco. En el interior de la joven Stark palpitaba ya en ese momento un espíritu guerrillero que, tras una auténtica peripecia de supervivencia por los Siete Reinos y un misterioso entrenamiento en la Casa de Blanco y Negro —donde también fue apuñalada de forma salvaje—, ha terminado por convertirla en la heroína de los vivos, en la encargada de apuñalar al Rey de la Noche. Su evolución y la trama de su lista de nombres para asesinar ha sido uno de los grandes atractivos de la serie; y para el recuerdo queda aquella frase suya de camiseta tras envenenar a toda la Casa Frey y vengar la masacre de la boda roja que acabó con la mitad de su familia: "Deja a un lobo vivo y las ovejas nunca estarán a salvo".

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  • Jon Nieve (Kit Harington)

    Un personaje en principio secundario, presentado como el bastardo de Ned Stark, ha terminado por convertirse en uno de los capitales, en el legítimo heredero del Trono de Hierro. El idealista y servicial Jon Nieve, destinado a vestir el negro de la Guardia de la Noche, ha mutado en Aegon Targaryen. Por el camino quedan su nombramiento como Lord Comandante, la alianza con los salvajes o la elección como Rey del Norte. En su biografía destaca, además, otro mérito: ser el único de los resucitados —y eso que no han sido pocos— en llegar vivo al último episodio de la implacable serie; y no habrán sido pocos los duelos en los que el espadachín Nieve ha encontrado al borde del abismo y fue rescatado de forma milagrosa por el dragón de su tía o por su tío de la otra rama familiar, Benjen, en aquella empresa suicida por capturar a un caminante blanco, solo por poner un par de ejemplos. Quizá siempre le haya salvado el hecho de no saber nada, como le suspiró su amada Ygritte antes de morir.

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  • Sansa Stark (Sophie Turner)

    El cambio físico del personaje de Sansa Stark es una nimiedad comparado con el psicológico. La niña sumisa, chivata, ingenua y repelente —que le da la espalda a su familia para consumar su candidatura a reina— de las primeras entregas se ha convertido en una mujer empoderada, valiente, leal a sus raíces y protectora. A Sansa le costó despertar de los sueños de princesita, pero al final de la serie ha desplegado una firmeza y aplomo que nadie se imaginaba. Buenos ejemplo son la orden de ejecución del embustero y embaucador Meñique o su rebeldía a hincar la rodilla ante Daenerys. 

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  • Tyrion Lannister (Peter Dinklage)

    El enano borracho, fanfarrón y ninfómano, siempre rodeado de prostitutas del principio, ha dado tantos tumbos como el resto de personajes que salían en el guion del primer capítulo de 'Juego de Tronos' y han llegado con vida al último. Tyrion ha ido evolucionando hacia la figura de un consejero ácido, inteligente y persuasivo, aunque no infalible. Mano primero del joven y odioso rey Joffrey y luego de Daenerys, su gran momento vino cuando ejecutó a su padre Tywin, sentado en un trono que en nada se parecía al de Hierro, de un ballestazo. Pero cuando sus diálogos han versado de política y de situaciones vitales, el Lannister ha brillado especialmente.

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  • Daenerys Targaryen (Emilia Clarke)

    La joven de rostro angelical del primer episodio contrasta enormemente con la furia y locura de la destructora de Desembarco del Rey. El de Daenerys es, junto con el de Sansa, el personaje que ha mostrado una evolución más abrupta. Comenzó siendo moneda de intercambio de su hermano Viserys para agenciarse el apoyo de los Dothraki y el juguete sexual de Khal Drogo. Pronto emergió como la Madre de Dragones, empezó a romper cadenas y abolir la esclavitud y a reclutar un poderoso ejército para reclamar lo que era de su familia, el Trono de Hierro. Lo que en Essos fue un periplo más o menos plácido, en los Siete Reinos se ha convertido en un auténtico calvario. Khaleesi no solo se siente extranjera y nada querida en Poniente, sino que la soledad, propiciada por la muerte de algunos de sus colaboradores más cercanos y de dos de sus hijos, ha despertado su cara más despiadada. Las ansias de poder corrompen, y Daenerys ha pasado de libertadora a abrazar tácticas dictatoriales.

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