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Suerte a medias para el cine español. La victoria de uno suponía la derrota del otro. Se sabía desde el principio. Las normas de Cannes dejaban claro que si Pedro Almodóvar ganaba la Palma de Oro por Dolor y Gloria, Antonio Banderas no podría llevarse el de interpretación. 

La película del manchego era la gran favorita, pero como siempre en los festivales, la que llega al final aupada por la crítica nunca se lleva el gato al agua. Antonio Banderas fue el que triunfó en el Festival de Cannes logrando el premio de interpretación masculina, un merecido reconocimiento por su delicada composición que dedicó efusivamente a Pedro Almodóvar, alter ego de su personaje, su mentor y el director con el que ha viajado toda su vida.

El director español se queda otra vez sin uno de los pocos premios que quedan en su estantería, la Palma de Oro. De nuevo se le escapa entre los dedos como con Volver y Todo sobre mi madre. El jurado presidido por Alejandro González Iñárritu optó por Parasite, de Bong Joon-Ho, la otra gran favorita, para darle un premio también merecido. El director coreano ha compuesto una perversa historia de rebelión de los pobres que gira desde la comedia al thriller. 

Bong Joon-Ho posa con su Palma de Oro. Reuters

Iñárritu ha destacado que a pesar del gran número de buenas películas la decisión había sido tomada por unanimidad. Quitaba así la sombra de discusiones en su jurado y mandaba también un mensaje a los pesos pesados que se habían quedado fuera del palmarés, entre ellos Quentin Tarantino, Terrence Malick o Marco Bellocchio.

El mexicano avisaba en la rueda de prensa de comienza del festival que vivíamos tiempos convulsos, y por ello el palmarés incluyó a casi todas las películas más políticas de las presentadas. El drama de los refugiados estuvo presente en el Gran Premio del Jurado para Mati Diop por Atlantique, primera mujer negra en competir en Cannes y que se llevó el segundo galardón en importancia.

Foto de familia de los ganadores de Cannes. Reuters

Las banlieus parisinas y la ultraderecha aparecieron en el Gran Premio del Jurado, que fue ex aequo para Les miserables y Bacurau, dos filmes que dividieron pero que estaban dentro de lo esperado por la crítica. Con lo que no se contaba es que el premio a la Mejor dirección fuera para los Hermanos Dardenne, que repiten estilo y formas para hablar de la radicalización de un niño musulmán en El joven Ahmed. No se entiende que su trabajo esté por encima del de Malick o Tarantino, pero demuestra que la nota política era la que mandaba.

La falta de contenido político o social es lo que también ha podido dejar fuera de los grandres premios a otra favorita, Celine Sciamma, que se ha tenido que conformar con el de Mejor guion y ver cómo sus dos actrices eran ninguneadas en favor de Emily Beecham. Con ella se cierra un palmarés correcto, que ha reconocido a la que es sin duda una de las grandes obras vistas en Cannes este año, pero con la sensación de que ha pesado más otros valores que los simplemente cinematográficos.

Antonio Banderas, premio a mejor actor en el 72 Festival de Cannes

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