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“Bodrio y reaccionario”, “pretenciosa y repulsiva, un filme vacío con imágenes obscenas y asquerosas”… semejantes piropos fueron los que la prensa española dedicó a Irreversible en su proyección en el Festival de Cannes hace 17 años. El filme de Gaspar Noé provocó la mayor espantada que se ha vivido en la historia del certamen. Se estima que unas 200 personas se fueron del Palais tras vivir dos de los momentos más extremos del cine reciente.

El primero, una muerte con una cabeza reventada con un extintor casi en primer plano. El segundo, y el que más polvareda provocó, una violación sin cortes, de nueve minutos, rodada de forma casi explícita que revolvió el estómago a muchos y que terminaba con el hombre machacando la cabeza de su víctima contra el suelo. La estrella de la época, Mónica Bellucci era la protagonista de aquel momento que marcó un antes y un después en las polémicas festivaleras. Irreversible también recibió una fuerte ovación y se convirtió rápidamente en un filme de culto, a lo que ayudó la frenética cámara de Gaspar Noé y su novedosa apuesta narrativa, ya que el filme avanzaba de atrás hacia adelante. Es decir, lo primero que veíamos era realmente el final de la historia, mientras que el final del filme era el comienzo, con la pareja feliz y con la revelación de que, encima, su personaje estaba embarazado.

Una de las críticas positivas, la realizada por el fallecido Rogert Ebert, incluía la siguiente apreciación: “La cronología inversa hace de Irreversible una película que estructuralmente argumenta contra la violación y la violencia, mientras que la cronología ordinaria nos conduciría por un camino narrativo seductor de compensación escandalosa y explotadora”. Han pasado casi 20 años y Gaspar Noé ya ha aceptado con gusto su condición de enfent terrible, así que parece haber releído las críticas y haber apostado con sus amigos que en un triple tirabuzón iba a realizar ese ejercicio, colocar las piezas de su puzzle en orden cronológico para provocar unas reacciones diferentes, aunque seguro igual de polarizadas y escandalizadas por su violación en plano fijo.

Mónica Bellucci en la película.

El experimento se llama Irreversible, Straight cut, y se ha proyectado en una sesión especial dentro del Festival de Cine de Venecia, que parece este año abonado a la polémica. En una planificación casi morbosa se ha colocado el reestreno del filme de Gaspar Noé justo un día antes de la llegada del nuevo filme de Roman Polanski, sobre el que pesa una condena por una violación en 1977 y que no podrá pisar el Lido ya que sería detenido inmediatamente y extraditado a EEUU.

En estos 17 años el mundo ha cambiado, y la toma de conciencia respecto a la representación de la mujer y su trato en el cine es completamente diferente. Por aquel entonces Polanski rodaba sin problema e incluso ganaba un Oscar por El pianista, pero ahora hasta la propia presidenta del jurado, Lucrecia Martel, ha declarado que no se siente cómoda con él, y que aunque crea que es positivo que su película esté en competición, no irá a la gala a aplaudirle porque tiene “una responsabilidad con muchas mujeres”.

Quien no ha cambiado en este tiempo parece ser Noé, que durante la presentación de su último (y cómo no, provocador) filme, Clímax, aseguró en una entrevista en The independant que “hoy en día, incluso la representación de la desnudez femenina o masculina ha sido demonizada. En muchos sentidos, las sociedades occidentales se remontan al siglo XIX o hacia culturas más represivas con orígenes religiosos” y añadía que “la representación del sexo se está volviendo problemática”.

El realizador siempre ha defendido su apuesta formal en el filme, y tras el escándalo en Cannes aseguraba que si una escena de violación no era desagradable no tenía el efecto desestabilizador y de repulsa que un acto así debería tener. "Como el tema de la película era una violación, esta tenía que ser lo más poderosa posible, ser lo suficientemente desagradable, ser útil. Si haces una película con una violación y no la muestras, ocultas lo importante... la cuestión es que si la muestras de una manera desagradable, ayudas a las personas a evitar ese tipo de situaciones. Como en La naranja mecánica, cuando le muestran imágenes de terror a Malcolm McDowell para evitar que haga ese tipo de cosas, es útil que se muestre", remarcaba en The Guardian entonces.

En Venecia se demostrará si la película ha perdido su efecto, si Noé sigue en sus trece, y si otras 200 personas huyen de la sala al ver Irreversible, aunque esta vez colocada en orden cronológico y asimilando los códigos de una historia de venganza más.

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