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Hay temas que en cuanto se tocan salta la polémica. Asuntos enquistados, que tienen que ver con raíces ancestrales y valores casi éticos. Uno de ellos, aunque parezca raro, es la comida. ¿Cuántas veces os han preguntado si la tortilla mejor con cebolla o sin cebolla? No se admite que sea una cuestión de gustos, sino que queremos convertir todo, hasta las recetas, en algo dogmático.

Y si hay una receta que se lleva la palma es la paella. Que se lo digan al popular cocinero británico Jaime Olivier, que hace tres años decidió hacer una en su programa de televisión y un poco más y clavan su cabeza en una pica y la exhiben en la plaza pública. ¿El problema? Que le echó chorizo, un insulto para los puristas de la paella, que llenaron las redes sociales de memes y hasta amenzas. El propio presentador reconocería meses después que hasta sufrió amenazas de muerte por el ‘chorizogate’ y que nada de lo que hizo ese mes tuvo ninguna repercusión. Todo estuvo eclipsado por su ‘arroz con cosas’, como muchos definen a esos platos que se parecen a la paella pero que no siguen los pasos clásicos ni los recientes tradicionales.

El dúo cómico ‘Pantomima Full’ lo describía con mucha sorna en uno de sus famosos vídeos, en los que daba con todos los clichés. “La paella es el recipiente”, “no se sirve en platos, se come de la paella”… y muchas más frases típicas que uno se puede encontrar. Para poner paz a la eterna guerra entre la paella y el arroz con cosas ha llegado una voz definitiva, la de Amparo, una señora de 96 años de Alzira, Valencia, que ha emocionado en la sección Culinary Zinema del Festival de Cine de San Sebastián.

La polémica paella de Jaime Olivier.

Ella es la protagonista de el cortometraje La receta de la vida, de Marta López y Eduardo Peiró. Un trabajo de menos de tres minutos que es un canto al a vida y en el que ella explica cuál es la receta de la paella. O al menos la suya. Con ayuda de su andador se desplaza por su cocina para prepararla para toda su familia. Ella dice que es “muy fácil”, y que sólo hay que poner “la sartén en el fuego, aceite y ahí pones lo que quieras, la carne, la verdura y enseguida el tomate. Y se fríe todo bien fritito y cuando ya está bien fritito pones el caldo”, le explica a su nieta.

Cuando hace ebullición echa el arroz y lo prueba con su cuchara de madera. Da el visto bueno al sabor. Después le preguntan que cuál es el secreto de una buena paella. No dice los ingredientes, ni el agua, ni menciona echar o no chorizo, lo que hace falta son “ganas”. “Si no las tienes no la haces”, zanja con humor. Esa es la receta de su vida, tomárselo todo viendo el lado bueno de las cosas. “En vez de nacer llorando, nací riendo y continúo igual, muy feliz. La vida es muy bonita y si estás amargada amargarás a todo el mundo, y si tienes alegría se la darás a todo el mundo”.

Comida y cine juntos

La receta de la vida es sólo uno de los trabajos que se puede ver en la sección Culinary Zinema, que está formada por otros tres cortos y nueve largometrajes que juntan cine y gastronomía en el marco del Zinemaldia y que ofrece cenas en algunas proyecciones de la mano del Basque Culinary Center (BCC).

Quique Dacosta en el documental.

El Culinary Zinema se inauguró con la proyección de La leyenda de Don Julio: Corazón &Hueso, del argentino Alfred Oliveri, que narra la historia y trayectoria de Pablo Rivero, jefe de cocina del restaurante Don Julio de Buenos Aires. El chef Bittor Arginzoniz, del Etxebarri, protagoniza la cinta Bittor Arginzoniz. Vivir en el silencio, de Iñaki Arteta. La cocina vasca también es la protagonista de Gazta, en la que Mikel Urretabizkaia aborda el universo del queso Idiazabal, con testimonios de cocineros como Joan Roca, Elena Arzak, Eneko Atxa, Martín Berasategui y Pedro Subijana.

La otra película española del Culinary Zinema se ha presentado hoy y se llama Cocinar belleza, de Sergio Piera. Una obra en la que se trata de resolver la ecuación entre sabor y belleza a través de un diálogo entre el publicista Toni Segarra y el chef Quique Dacosta. La clausura hablará del proyecto Gustu, en La Paz (Bolivia), un restaurante de alta cocina y escuela para jóvenes desfavorecidos, fundada por el danés Claus Meyer, del restaurante Noma, y que es el centro del documental A Taste o Sky, de Michael Lei.

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