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Por fin. Parecía que Brad Pitt nunca lo lograría, pero de la mano de Quentin Tarantino se lleva su primer Oscar como actor. Ha sido en la categoría de Mejor interpretación de reparto por su doble de acción y amigo del alma de Leonardo DiCaprio en Érase una vez… en Hollywood, la maravillosa novena película de Tarantino que no pudo hacer nada frente al fenómeno Parásitos.

Lo había logrado como productor de 12 años de esclavitud, pero nunca como actor. Había sido candidato por 12 monos, El curioso caso de Benjamin Button y Moneyball, pero hasta ahora no lo había conseguido. Desde que el filme se presentara en el Festival de Cannes ha sido el gran favorito, y todos los premios previos entregados estos meses lo han ido confirmando.

Sus grandes rivales eran la dupla de El irlandés, con Joe Pesci como gran amenaza, aunque el hecho de que los dos ya tengan una estatuilla en su poder ha decantado la balanza del lado de Pitt, un actor querido, una estrella de Hollywood que la Academia no podía dejar sin ganar un premio. Era el momento perfecto y él se ha entregado durante toda la carrera apareciendo en todos los eventos y dando unos discursos maravillosos que le han convertido en trending topic.

Ese fue primero de los dos Oscar con los que se haría la película de Tarantino, una de las más nominadas con 10 candidaturas. La otra gran favorita, 1917, con sus victorias en los Globos de Oro, los Bafta y el sindicato de directores y productores, tampoco pudo triunfar en un noche en la que la gran triunfadora sería Parásitos, del coreano Bong Joon-Ho.

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