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Hay días que cambian la historia para siempre. Uno de ellos fue el domingo 7 de diciembre de 1941. Aquel día las tropas japonesas atacaron la base militar de Pearl Harbor y empujaron a EEUU a involucrarse en la Segunda Guerra Mundial. Pero la historia hubiera sido muy diferente si un año antes, en las elecciones de 1940, Roosevelt hubiera perdido y otro candidato, un republicano conservador y sin ganas de gresca se hubiera abstenido.

¿Qué habría pasado sin un héroe americano se hubiera presentado a aquellos comicios? Alguien con carisma, capaz de vender humo a la gente y convencerles de las ideas más locas, racistas y reaccionarias. Alguien como Charles Lindbergh, aviador e ingeniero estadounidense que en 1927 se convirtió en el primer piloto en cruzar el océano Atlántico. Es lo que proponía Philip Roth en una de sus obras maestras, La conjura contra América, y es lo que propone David Simon en la adaptación televisiva que ha hecho para HBO y que ya ha estrenado con éxito su primer capítulo.

La novela planteaba un escenario alternativo, uno en el que Lindbergh se presentara a las elecciones de 1940 y venciera a Roosevelt con un discurso antisemita, fascista, e incluso a favor de Hitler y del nazismo pero hubiera calado en la sociedad con una política basada en el miedo y en la defensa de los americanos puros por encima de todo. No es del todo descabellado lo que propone. Lindbergh existió, y se manifestó abiertamente a favor de Hitler y del aislacionismo estadounidense. Incluso estuvo a punto de entrar en política en el partido republicano.

Winona Ryder en la serie.

Lindbergh, de hecho, fue portavoz del comité Estados Unidos Primero (America First Committee). ¿Les suena el lema? Efectivamente, Donald Trump es heredero de esas políticas y esos lemas, y David Simon no esconde en ningún momento que lo que quiere es hacer una analogía clara con lo que ocurre en la novela de Roth y lo que pasó hace cuatro años con la victoria de Trump y lo que puede ocurrir con las próximas elecciones.

La serie y la novela hablan del creciente antisemitismo y cómo lo vive la comunidad judía de la que el escritor era parte. Cuando escuchan esos discursos racistas por la radio todos comentan lo mismo, no será posible que un discurso de odio triunfe, pero lo hará. La victoria distópica de Lindbergh se parece demasiado a la de Trump y da a la obra de Philip Roth, escrita en 2004, una nueva visión y una lectura actual y hasta más política que entonces.

Zoe Kazan en la serie.

David Simon es el showrunner de una de las series más esperadas y ambiciosas del año junto a su amigo Ed Burns, guionista de The Wire y Generation Kill. Juntos realizan una de esas obras que tanto les gustan. Actual, política, un fresco de la América actual cargado de crítica. Para la dirección han confiado en dos especialistas en series. Minkie Spiro, forjada en ficciones como Downton Abbey o Fosse/Verdon; y Thomas Schlamme, un pope de la ficción en EEUU al tener nueve premios Emmy por producir y dirigir alguno de los mejores episodios de El ala oeste de la Casa Blanca.

En el reparto destacan Zoe Kazan y Winona Ryder como dos hermanas judías, la primera casa y con dos hijos, el menor es el personaje del propio Philip Roth ya que está basado en parte de sus experiencias. Ryder es la mayor, una mujer soltera en un momento donde todo el mundo la miraba mal por ello. Su soledad provocará que caiga en las redes del rabino Lionel Bengelsdorf, un personaje complejo y contradictorio -al que da vida John Turturro-, ya que a pesar de su religión apoyará a Lindbergh.

La conjura contra América es, sin duda, una de las apuestas del año. Una serie que, además, respetará el estreno tradicional y emitirá un capítulo cada martes. HBO confirma su apuesta por ficciones adultas y ata en corto a David Simon, uno de los creadores fundamentales de la ficción moderna.

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