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Los fanáticos anti cine español siempre usan el mismo argumento: las subvenciones. No les importa que la práctica se realice en todos los países del mundo, incluido EEUU; que seamos el país europeo que menos recibe, o que nuestro cine siempre responda cada año con una recaudación que supera los 100 millones de euros por los poco más de 30 que perciben en ayudas. El ataque siempre está ahí, y hasta han acuñado el adjetivo ‘subvencionados’ como forma despectiva para referirse a ellos. No así a otros sectores como el automóvil, o la agricultura, sólo para el cine al que le castigan un histórico posicionamiento cercano a la izquierda.

Por ello, siempre que hay una película que es un éxito y que a ellos les gusta repiten la misma mentira: “mirad qué buena y sin subvenciones”. Pasó con Ocho apellidos vascos y se demostró que era mentira, y ha vuelto a suceder estos días con Santiago Segura y el éxito de su Padre no hay más que uno 2. Segura se ha mostrado recientemente crítico con las medidas del gobierno durante la pandemia, en contra de la cultura de la cancelación y una posición de centro que ha gustado a los enemigos de nuestro cine.

Tanto, que se han encargado de volver a repetir la misma mentira otra vez. Los últimos días, en redes sociales, se ha visto un gran número de mensajes diciendo que se alegraban del éxito de la película -que ha salvado a los cines en un momento muy complejo- porque no tenía subvenciones, no como otras películas sobre la república o la guerra civil. Miles de retuits y otro nuevo bulo extendido como la pólvora.

Un bulo que se desmonta yendo a los datos, que confirman que Santiago Segura sí que recibió una ayuda del Ministerio de Cultura para el rodaje del filme. En total un millón de euros sobre un presupuesto de cuatro millones. La misma cantidad que logró para la primera parte, que costó un poco menos (3,2 millones de euros) según los datos oficiales del Ministerio de Cultura publicados en el Boletín Oficial del Estado. La primera recaudó 14 millones de euros, recuperando de sobra la cantidad del Estado y aportando beneficios en forma de ingresos a los cines y de impuestos (además de todo lo que un rodaje deja en nuestro país). La secuela va por el mismo camino, y en menos de dos semanas ya suma 5 millones de euros y con mucho camino por delante para superar los 10 y en el peor momento posible, tras la crisis del coronavirus.

Las ayudas las han recibido por méritos propios, ya que el actual sistema de ayudas se basa en un criterio de puntos objetivos según el cual los filmes suman dependiendo de los éxitos de taquillas que ha tenido el director, los premios, la presencia en festivales, contar con una distribuidora potente… criterios industriales que apuestan, además, por el cine más comercial. Nadie ha rechistado por esas ayudas, sin embargo, los ‘haters’ del cine español ponían como comparación el caso de Alejandro Amenábar y Mientras dure la guerra. Pues bien, el director recibió la ayuda con el mismo criterio que Santiago Segura. Ninguna película de Amenábar ha conseguido menos de un millón de entradas vendidas, siendo uno de nuestros realizadores más exitosos. Además, Mientras dure la guerra recaudó más de 11 millones de euros para una subvención de 1,4 millones. No existe ningún criterio en el sistema de puntos que valore las tramas o la presencia de actores afines o no. Todo eso es mentira.

Imagen de la película 'Mientras dure la guerra' de Alejandro Amenábar

En el caso de Santiago Segura, además, habría que recordar a aquellos que dicen que sus películas no tienen subvención, que todas la han logrado. Sin Rodeos, hasta ahora su filme menos taquillero, consiguió 1,2 millones del Estado de un presupuesto de 3,8. Recaudó menos de cinco. La saga de Torrente pertenece a otro modelo de ayudas, las que se conseguían en función del número de entradas vendidas y que provocó el fraude de la compra de entradas. Santiago Segura arrasó en taquilla con su franquicia, por lo que todas tuvieron una cantidad cercana al máximo. Torrente 3 algo más de un millón, Torrente 2 un poco menos, mientras que las dos últimas entregas tuvieron el máximo: 1,5 millones de euros. La primera de todas, estrenada en 1998, conseguía en la resolución de dichas ayudas 150 millones de pesetas, la segunda cantidad más alta de aquella convocatoria según los datos oficiales.

Las ayudas al cine no son una rareza y están presentes en todos los países. Mientras que nuestro país se queda en los 40 millones de euros, en algunos cercanos como Italia se llega a los 400, en Alemania a los 150 y en Francia supera los 600. Hasta en EEUU, que de forma indirecta mediante desgravaciones riega de dinero a su cine. En California se dan más de 300 millones de dólares. Sólo así conseguiremos que haya más Santiagos Segura, más directores como Amenábar y más Olivier Laxe, Carla Simón o Isabel Coixet.

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