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Albert Espinosa vuelve a la televisión ocho años después de la emisión del último episodio de la segunda temporada de Pulseras rojas. O no. Desde que vimos por última vez al grupo liderado por Àlex Monner (ya consagrado como uno de los mejores actores jóvenes españoles), los personajes surgidos de la mente de este ingeniero industrial reconvertido en director, guionista y actor han aparecido una y otra vez en diferentes partes del planeta. Estados Unidos, Alemania, Italia o Francia son algunos de los mercados que han adaptado la historia de este grupo de adolescentes con cáncer, hasta el punto de que algunos de ellos han viajado al pasado de "los pulseras" y otros han llegado más lejos que la serie original. La esperada y deseada tercera temporada de la serie no parece estar en los planes de este todoterreno nacido en Barcelona hace 46 años.

En su horizonte más inmediato aparecen una película (Live is life, rodada durante la cuarentena), tres libros y una serie antes de retirarse voluntariamente del arte de contar historias. Esa última serie es la que hace que nuestros caminos se crucen de nuevo con los de Espinosa, un autor que ha hecho del optimismo una forma de vivir y contar historias desde que sobreviviera al cáncer durante sus años de adolescencia. Su esencia vuelve a aparecer en el ADN de Los espabilados, el primer gran estreno de Movistar+ en 2021 y el proyecto con el que por fin se saca una espina que tenía clavada desde que conoció a sus propios espabilados hace más de treinta años.

Antes de la puesta de largo de la serie el próximo 29 de enero, hablamos en profundidad con el autor de El mundo amarillo de los orígenes de la historia, su particular visión de los adolescentes, la predominancia de los personajes masculinos en sus relatos más famosos y su inminente adiós a la escritura. 

Has estado diez años intentando sacar adelante esta historia. ¿Por qué era tan importante para ti? 

Era la primera serie que quería hacer. Cuando tenía 14 años y tenía cáncer, lo que más me fascinaban eran los niños que vivían en la planta de arriba. Eran chicos con enfermedades mentales que se hacían llamar "los espabilados". Se escapaban y llegaron a estar casi 100 horas fuera del hospital a pesar de que tenían un dispositivo para ir a buscarles. Me pareció una historia fascinante y fue la primera que quise hacer, pero cuando los ejecutivos se enteraban de que había tenido cáncer les pareció más interesante mi propia vida. Yo nunca me lo había planteado. A partir de ahí escribí Pulseras rojas y desde entonces he estado liado con ella. Es la serie con más remakes en el mundo en los últimos cinco años. Ganamos un Emmy y todo. Pasaron cosas preciosas y nunca hubo tiempo de ponerse con Los espabilados, pero siempre tuve la sensación de que era la serie que quería hacer después de Pulseras rojas. Con Movistar+ he encontrado una casa perfecta de libertad y buenos consejos.  

¿Cómo crees que hubiera sido Los espabilados si hubiera salido adelante entonces? 

Creo que hubiera sido una serie de 45, 50 minutos, como se hacían entonces las series. Nadie quería hacer una serie que durara menos que eso. Ya con Pulseras rojas me hubiera gustado que fuera una serie de 25 minutos. Cuando llegaron las plataformas de streaming vi que era la oportunidad de hacer Los espabilados como quería. Estoy enamorado de 24 y me gustaba hacer una historia con aventuras que funcionara con cronómetro. Quería que fuera una mezcla de 24 y Alguien voló sobre el nido del cuco. Al final he podido hacer la serie que quería, en cuatro países diferentes… es como una road movie con unos chavales que quieren ser libres, nada que ver con los adolescentes que estaban a gusto en el hospital de Pulseras rojas

EXCLUSIVO: Las claves de 'Los espabilados' según el equipo y los protagonistas de la serie | Movistar+

En 2013 se anunció que estabas preparando una serie sobre un adolescente con una enfermedad mental llamada Lucas. ¿Qué pasó para que ese proyecto no saliera adelante con Antena 3? 

Lucas era muy diferente. Iba a ser otra historia. Aquí aprovechamos su nombre para dárselo a un personaje de Los espabilados. No pasó nada, siempre tuve muy buen rollo con Antena 3. Ahora he escrito una película para Dani de la TorreLive is life, y se ha hecho con Atresmedia. Creo que simplemente entonces todavía estaba muy viva Pulseras rojas y yo prefería poder ayudar en las adaptaciones a Francia, Estados Unidos,.. Era como dejar a tu hijo solo por tantos países y me apenaba. Hasta el año pasado que no acabamos la tercera temporada francesa o la película precuela alemana no hemos acabado con esta historia. Han sido diez años de echar una mano en 14 producciones distintas. Ha sido como hacer Pulseras varias veces en la vida, pero no me arrepiento porque he hecho muchos amigos y que haya sido un éxito en tantos países te hace muy feliz. Cuando llegó el momento de hacer Los espabilados quedó claro que hacer una serie de 25 minutos en una generalista no era viable. 

Para alguien que valora la libertad creativa, ¿cómo ha sido ver cómo tus personajes, tus experiencias, siguen adelante en manos de otros creadores? 

Me gustaba poder conocer a los chavales en el casting, ayudar a los guionistas a dar con el tono en la historia… Ha sido muy bello ver cómo adaptaban la historia en cada país, ver por qué querían cambiar algunas cosas... Jamás hubiera pensado que Pulseras rojas tendría una vida tan larga. Creo que mi versión favorita de todas es la alemana. Ojalá Los espabilados la tenga a su manera. Ahora en el mundo del streaming ya no hace tanta falta hacer remakes, que está bien que sea el original el que sea vea en muchos países. 

'Los espabilados' tienen entre 11 y 14 años. Fiorela Pongolini Movistar+

Entonces se publicó que iba a pasar dos semanas en un centro como los que aparecen en la serie para empaparte del universo. ¿Lo llegaste a hacer? 

Con los chavales llegamos a visitar varios centros psiquiátricos, aunque no ingresados. Estuvimos como una semana para que los actores pudieran conocer más a los chicos. Les ayudó mucho. Cuando tuve 14 años yo les conocí personalmente y creé los personajes a partir de ellos. Fue muy interesante ir con los protagonistas de la serie y que descubrieran en persona eso mismo que vi yo en su día: nadie entiende por qué todos los psiquiátricos infantiles de España están llenos. Hay lista de espera. Ninguno de los que conocimos quería estar ahí y si ellos tuvieran la potestad de poder firmar si quieren estar ahí o no, no estarían ingresados. Ojalá esta serie sirva para vaciar psiquiátricos. 

La sociedad tiende a ser derrotista y condescendiente con las nuevas generaciones. Tú has estado en contacto con diferentes generaciones de adolescentes gracias a las historias que cuentas. ¿Somos demasiado duros con los que vienen detrás?

La gente ignora sobre todo a la gente mayor, aquellos de 80 años a los que deberíamos escuchar mucho más porque saben dónde están las piedras que puedes tropezar en el camino, y a la gente joven a la que impedimos hacer cosas que no tiene sentido. Me parece absurdo que no les dejemos votar cuando hay gente de más de 18 años que quizás no debería votar. Cuando tienes a partir de 10 años creo que deberían dejar votar. Hay un montón de cosas de los 10 a los 18 años que deberían dejarte hacer. Quizás sea la época más fundamental y más energética de tu vida y hay demasiadas prohibiciones, entre ellas no poder decidir si quieres ingresar en un hospital, si quieres aceptar un tratamiento… La generación de ahora, la que ha vivido el confinamiento, será la más preparada emocionalmente porque ha dejado el colegio un tiempo, ha vivido problemas reales y ha desarrollado una fuerza y una madurez que no hemos visto, pero que descubriremos. Soy un gran defensor de los niños y los adolescentes porque pienso que al final esa generación puede cambiar al mundo. Ojalá pudieran hacer cosas diferentes a tener que ir al colegio.

Tanto en Pulseras rojas como en Los espabilados evitabas mayormente mostrar el punto de vista de los padres en estas historias. ¿Por qué? 

Yo soy de los que pienso que las historias que cuento tienen un problema de incomunicación con los padres. En Los espabilados es así. Vivimos una época en la que todo el mundo acaba buscando a sus hermanos, sus padres, su familia… en personas que no lo son. Creo que hay un problema en la sociedad que es evidente cuando entras en cualquier red social y ves cómo llaman hermanos a gente que no lo son, o maestros o padres a personas que tampoco lo son. Quizás en las familias no hay la comunicación que debiera, no hay la posibilidad de mostrarte como eres. En Pulseras rojas no pasaba tanto, pero en Los espabilados sí. La mayoría de chavales que he conocido tienen unas relaciones muy complicadas con sus familias. Hay unos problemas que quizás no te atreves a tratar y acabas buscando la familia en otro lado. 

'Pulseras rojas' ha sido un referente internacional desde su estreno en 2011. TV3

Las dinámicas de tus personajes, incluso pequeños detalles como que les veamos fumar cuando apenas tienen 14 años, me hacen pensar en las historias adolescentes de los años 80, especialmente Cuenta conmigo, que es cuando tú tenías esa edad además. ¿Qué te parece la ficción adolescente que se está haciendo hoy en día? 

La ficción adolescente de hoy en día tiene un problema: los protagonistas no son niños. Le pedí a Movistar+ que los niños tuvieran entre 11 y 14 años porque sus personajes tienen entre 11 y 14 años. Fue un casting largo y difícil, pero al final les encontramos. El problema es que muchas veces cogen actores de 22, 26 años para hacer de personajes de 16. Lo podrán ver como algo aspiracional, pero no estará reflejado y no es la realidad. Cuando hice Planta cuarta con Antonio Mercero aprendí que hay que buscar a chavales que tengan la edad de los personajes. Por otro lado, creo que antes éramos más libres. Ves las películas de John Hughes, El club de los poetas muertos o Cuenta conmigo y había más posibilidades de que los personajes vivieran o hicieran cosas que quizás no eran políticamente correctas, pero que eran necesarias para la historia. 

En Los espabilados vuelves a hablar de pérdidas que se convierten en ganancias, una tesis que te acompaña desde hace mucho tiempo. Este año con la pandemia escuchamos mucho eso de que “saldríamos mejor de la pandemia”. No parece que esté siendo el caso. ¿Cómo crees que encaja una serie tan optimista como Los espabilados en estos tiempos tan oscuros? 

Creo que la gente la recibirá muy bien porque la historia habla de escapar, de unos tíos que están encerrados y lo único que quieren es viajar y vivir. Se parece bastante más a lo que estamos viviendo. Todo el mundo está pensando en el lugar al que visitará, la gente a la que verá… Conectará con lo que sentimos. Creo que cualquier pérdida para convertirla en una ganancia necesita tres o cuatro años. No veremos los resultados de todo esto hasta que pase un tiempo. La gente cambiará sus vidas, de pareja, de costumbres, de trabajos… porque lo necesitará. Todavía no ha pasado. Más que saldremos mejores, saldremos cambiados. Cada uno dedicará su tiempo a otras cosas. Conocí a alguien en el hospital que me dijo que cada generación vivía una crisis económica, una pandemia y una guerra. A mi generación le falta la guerra. Hay que pensar que hay cosas que pueden llegar y vivir al máximo, aprovechar ese “carpe diem” de El club de los poetas muertos. La serie es positiva y su final deja buen sabor de boca, que muchas veces yo veo series, no me gusta el final y me olvido de ellas. 

Albert Espinosa y Miki Esparbé, el protagonista adulto de 'Los espabilados'. Fiorela Pongolini Movistar+

En mayo de 2019 anunciaste tu retirada de la vida pública en El hormiguero. Hace poco dijiste también que querías jubilarte para los 50, y que te quedaban una serie, una película y tres libros. ¿Qué te gustaría que quedara en el recuerdo de la obra de Albert Espinosa? 

Me gustaría que siguieran con mis historias: leyendo, viendo mis películas, las series… Hay mucho material que he creado. Más que retirar, porque haré otras cosas que sean diferentes a escribir o crear, llega un momento de cambiar: he hecho 25 obras de teatro, 13 libros, un montón de series como guionistas, bastantes películas… Llega un momento que te apetece crear cosas que no sea contenido. Poder cambiar esa parte de la vida está bien. Estuve ocho años haciendo ingeniería industrial, la carrera que estudié y acabé. Fue una época preciosa, pero llegó un momento en que dije a mis amigos de la carrera que no iba a volver a hacer ingeniería nunca más. No lo entendían. La disfruté, la estudié, pero no quería vivir de ella. Ahora es lo mismo. De aquí a tres años, que es cuando quiero retirarme, me dedicaré a otras cosas. Ha sido una época maravillosa. Tengo escrita ya la segunda temporada de Los espabilados, solo falta que Movistar+ le dé la luz verde. 

En un ensayo del New York Times una escritora, Katha Pollit, creó un término, El principio de la pitufina, para hablar de las obras de ficción que colocan a un único personaje femenino en medio de un grupo de personajes masculinos. Este esquema se repite en Pulseras rojas, Héroes y ahora también en Los espabilados. Tu siguiente película habla del verano de cinco chavales. ¿Por qué esa predominancia masculina en tus historias?

No creo que haya un motivo concreto. Al final también tienen que ver las estadísticas. El sarcoma, el cáncer que yo tuve, aparece en hombres en un 97% de los casos. No hay casi chicas que tengan esa enfermedad. En el caso de las enfermedades psiquiátricas me dijeron que el total de chicos era un 87% de los casos. No sé por qué, pero en todos los sitios que visitamos había más chicos. Intento ser bastante realista con las historias que cuento. Podría haber puesto a chicas con cáncer, pero no es lo que acostumbra a pasar y preferí reflejar la realidad en estas historias. A mí me fascinan las historias de mujeres. Creo que ha sido más una casualidad, pero es verdad que en las series por las que se me conoce están más relacionadas con los chicos.

La generación de ahora, la que ha vivido el confinamiento, será la más preparada emocionalmente porque ha dejado el colegio un tiempo, ha vivido problemas reales y ha desarrollado una fuerza y una madurez que no hemos visto, pero que descubriremos.

Tengo varios libros, como Lo mejor de ir es volver, que están protagonizados por grupos de mujeres. La tienen ahora en una productora y puede que se convierta en una película italiana dirigida por la sobrina de Sergio Leone. En teatro he hecho tres o cuatro obras protagonizadas por mujeres. No sé por qué pero al final cuando haces una historia con adolescentes me acaban comprando historias parecidas que siempre están protagonizadas por chicos. No por nada en particular. Tengo historias preciosas protagonizadas por chicas y mujeres ya escritas que ojalá algún día se puedan convertir en películas. Mi sueño es que todos los guiones que he escrito puedan salir adelante algún día.

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