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El 22 de julio de 2011 los medios de comunicación de Oslo abrieron con la noticia de que Noruega había sido declarado como el mejor país del mundo para vivir. Horas más tarde, los cimientos de su sociedad se vinieron abajo cuando una explosión en un edificio gubernamental de Oslo y un tiroteo en la isla de Utøya se convirtieron en el mayor atentado terrorista en la historia del país nórdico. 77 muertos y 319 heridos fue el balance de la despiadada acción organizada y ejecutada por un solo hombre: Anders Behring Breivik, un hombre noruego de 32 años y de extrema derecha que, según dejó claro el manifiesto que publicó ese mismo día, quería dar una lección al Partido Laborista noruego por permitir que el Islam invadiera su país. 

En los primeros meses de 2012, mientras los abogados del estado preparaban la acusación y las autoridades médicas no se ponían de acuerdo en el estado mental del responsable de la matanza, un director de origen ruso llamado Vitality Versace decidió rodar una película inspirada en la matanza de Utøya con actores americanos, un presupuesto ínfimo y ningún respeto por las víctimas de la tragedia. El 22 de julio de 2012, aprovechando el primer aniversario de los atentados, se lanzó en DVD Utoya Island, siendo ignorada por el público y destrozada por aquellos que sí la vieron. 

La falta de tacto, talento y oportunismo de Versace no fueron suficientes para ignorar una realidad: tarde o temprano, el evento más traumático para Noruega desde el final de la Segunda Guerra Mundial iba a ser explorado y analizado desde un punto de vista social, cultural y político. La verdadera incógnita era saber cómo y cuándo retratar los ataques contra Oslo y, sobre todo, la isla de Utøya, el simbólico y hasta entonces paradisíaco escenario en el que pasaban las vacaciones los hijos de los dirigentes del partido progresista. Todavía habría que esperar hasta 2017, pero en cuanto se hizo pública la primera de las películas (Utoya: 22 de julio) que abordarían la catástrofe, se dio luz verde al resto de proyectos que habían esperado en el cajón durante años. 

Desde 2018 se han estrenado dos películas, un documental y una miniserie sobre la catástrofe con diferentes puntos de vista, intenciones y resultados. Así ha retratado la cultura pop local e internacional los atentados del 22 de julio de 2008. 

'Utoya. 22 de julio' (película, 2018)

Erik Poppe dirige esta revisión en tiempo real de los atentados. Movistar+

El veterano director noruego Erik Poppe (Mil veces buenas noches, La decisión del rey) decidió centrarse en el tiroteo de Utøya y reconstruirlo en tiempo real desde el punto de vista de una de las asistentes al campamento. La protagonista es Kaja, una joven de 18 años, a la que conocemos unos minutos antes de que comience la matanza en la isla. Al empezar Utoya. 22 de julio, los jóvenes saben que ha explotado una bomba en el centro de Oslo, pero desconocen que el terrorista está a punto de desembarcar con el plan de, cómo confesaría más adelante, matar a todos los residentes de Utøya.  

A lo largo de 90 desasosegantes minutos, seguimos los pasos de una persona que no existió en la vida real, pero que sirve para transmitir al espectador lo que debieron sentir los campistas durante un ataque brutal que duró más de una hora hasta que Breivik fue detenido por la policía. Utoya. 22 de julio es una experiencia inmersiva, confusa y desesperante a pesar de que evita mostrar directamente al responsable de los asesinatos. Su decisión de rodar la situación en plano secuencia, sin cortes ni descanso alguno para su protagonista (ni el público), es más que suficiente para provocar el terror. Después de presentarse a concurso en el Festival de Berlín, la película de Poppe se llevó un galardón de la Academia Europea de Cine por la dirección de fotografía y dos Amanda (los Goya del cine noruego) para sus actrices protagonistas: Andrea Berntzen y Solveig Koløen Birkeland.

'Utoya. 22 de julio' está disponible en Movistar+. 

'22 de julio' (película, 2018)

22 de julio netflix

El director Paul Greengrass ya había demostrado su mano maestra para llevar al cine tragedias reales como los atentados 11-S (United 93, que recreaba lo que pasó dentro del único avión que los talibanes no consiguieron derribar contra un interés estadounidense), los incidentes del Domingo Sangriento (Bloody Sunday, la película que llamó la atención de Hollywood) o el secuestro de un barco estadounidense por parte de unos piratas somalíes (Capitán Phillips). Con 22 de julio el cineasta inglés optó por una mirada más amplia y generalista a la tragedia, hasta el punto de que decidió rodar la película en inglés a pesar de contar con un director noruego. Al igual que la película de Poppe decide centrarse en la perspectiva de un superviviente, aunque Greengrass decide fijarse en una persona real (Viljar Hanssen) y acompañarla durante los ataques -media hora desesperante rodada con cámara al hombro- y con todo lo que vino después: el trauma familiar, la recuperación física y el caso judicial. 

El otro gran matiz diferenciador de 22 de julio, una producción original de Netflix, es la decisión de convertir a Anders Behring Breivik, culpable de 77 muertes, en el otro gran protagonista de la película. Es una jugada arriesgada, pero el guion del propio Greengrass evita caer en la burla o la justificación de los argumentos racistas del responsable de la matanza. Aunque se podría alegar que la película da demasiados minutos a la contextualización y el discurso de odio de un asesino, Greengrass considera que el público ya es responsable y adulto como para llegar a sus propias conclusiones. 

'22 de julio' está disponible en Netflix.

'Reconstruyendo Utøya' (documental, 2018)

'Rekonstruktion Utøya' reconstruye la tragedia con cuatro supervivientes. Filmin

Ese mismo 2018 se pudo ver también la única película que se ha acercado a los atentados desde un punto de vista documental. Carl Javér se acerca a la tragedia con elementos que ya habían manejado Erik Poppe (la propuesta más experimental y física) y Paul Greengrass (ambas películas comparten dos de sus sujetos protagonistas, los hermanos Torje y Viljar Hanssen), pero convierte su película en una impactante sesión de terapia que nos recuerda que las consecuencias de una tragedia de esta magnitud van mucho más allá del día que se condena a su responsable. 

En Reconstruyendo Utøya, cuatro de los supervivientes del atentado de Utøya comparten sus vivencias y recrean lo que les pasó en un plató junto con una docena de actores de su edad. Visualmente, la puesta en escena de Javér sigue los pasos de Dogville y Lars Von Trier y coloca a los protagonistas de su experimento en un espacio amplio y vacío que sólo tiene líneas en el suelo, dibujadas por los propios supervivientes a partir de sus recuerdos. A partir de indicaciones de las víctimas, los actores recrean los momentos más íntimos y escalofriantes que todavía les persiguen años después. El Instituto Sueco de Cine le dio a Javér los Guldbagge (los Goya suecos) a la mejor dirección y película documental del año.

'Rekonstruktion Utøya' está disponible en Filmin.

'22 de julio' (miniserie, 2020)

Cabecera de la miniserie '22 de julio' Filmin

A pesar de compartir título con la película de una vaca sagrada del cine como Paul Greengrass, los creadores Sara Johnsen y Pål Sletaune han dejado claro con la miniserie 22 de julio que todavía quedaba un punto de vista de la historia por ser abordado. La nueva apuesta estrella de Filmin evita uno a uno los diferenciales de las tres aproximaciones previas a la tragedia: no retrata los ataques como Utoya. 22 de julio, ignora la figura de Anders Behring Breivik a la que tanta importancia daba el 22 de julio de Netflix y no se regodea en el trauma de las víctimas como hacía el documental Reconstruyendo Utøya

Johnsen y Sletaune deciden centrarse en cómo afectó la catástrofe a una sociedad noruega que sigue traumatizada nueve años después. A partir de una investigación que empezó en 2013 y tomando varias experiencias reales para crear personajes ficticios, 22 de julio es una sutil, pero implacable mirada a la experiencia de un grupo de personajes que representan la cara oculta del supuesto perfecto Estado de bienestar que había convertido a Noruega en el mejor país del mundo en ese 2011. 

Una anestesista que se queja de los asfixiantes recortes de Sanidad. Dos periodistas decididos a buscar responsables de una tragedia que no pasó porque sí. Un policía que se siente culpable. Una profesora de primaria que da clase al hermano de una víctima. Un bloguero que, fuera o no su intención, ha contaminado de odio la mente de una persona que sí está dispuesta a mancharse las manos de sangre. Un inmigrante que reacciona aliviado al descubrir que el responsable de la matanza es noruego y blanco. Estos personajes anónimos son la herramienta perfecta de Johnsen y Sletaune para analizar la función de los servicios públicos en nuestra sociedad desde el punto de vista de una tragedia. Por si no ha quedado claro a lo largo de los seis episodios de la serie, uno de los personajes refuerza la tesis de brillantemente en los últimos compases de la miniserie. Sí, se cometieron errores, pero eso siempre va a pasar cuando hay personas de por medio: por eso hace falta un buen sistema que nos proteja a todos.

'22 de julio' está disponible en Filmin.

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