Más de dos millones de personas han salido de Corea del Sur hacia otros países según los datos de la ONU. De esa cantidad -que supone un 4,21% del total de su población-, casi la mitad (un 49,79% exactamente) viajan a EEUU persiguiendo los cantos de sirena del sueño americano. Es normal que en las grandes ciudades como Nueva York o Los Ángeles tengan hasta su propio barrio, ese Koreatown que los turistas visitan con su mirada occidental y miran como una rareza.
Era extraño que, con semejante comunidad coreana, el cine no se haya parado a escuchar sus historias. El motivo se repite, los que cuentan las historias son siempre los mismos. Es difícil que un emigrante coreano consiga ser director de cine y alguien le produzca una obra para contar el complicado proceso de adaptación. La dureza de ese sueño americano que para ellos es harto difícil.
Los coreanos en el cine no pasan de secundarios graciosos, extras de fondo en el decorado, o parte del barrio como en las películas de Spike Lee, donde siempre vemos al comerciante de Harlem que tiene sus rencillas con los negros del lugar. Pero nunca han estado en el centro del relato… hasta ahora.
Lo hacen con Minari. Historia de mi familia, el filme de Lee Isaac Chung que se estrena este viernes y que el lunes aspira a convertirse en una de las películas más nominadas en esta edición de los Premios Oscar. Una película que es una producción americana (el director nació allí a pesar de ser hijo de migrantes) y que viene de la mano de A24, la productora que mejor defiende el cine indie y que está logrando en los últimos años colar sus estrenos de pequeño presupuesto en todos los premios. Suya fue aquella Moonlight que dio la sorpresa en los Oscar, y suya es esta Minari que ya ganó el Globo de Oro a la Mejor película en lengua extranjera.
En los Oscar no podrá optar a esta categoría, pero sí al resto, donde parece firme candidata a todos los galardones importantes: Película, dirección, guion y menciones a su reparto coreano. Muchas apuestas ven a Steven Yeu y a Youn Yuh-jung en el quinteto de Mejor actor y Mejor actriz de reparto respectivamente. Ambos intérpretes, coreanos, ya lograron la nominación al premio del sindicato de actores y superaron así el logro del año pasado de Parásitos, que consiguió una nominación histórica al Mejor reparto que terminó ganando. Minari ha conseguido tres -la de sus dos actores y la de mejor reparto- lo que la ha confirmado como gran candidata a todo este año.
Un nuevo fenómeno ‘made in Corea’ tras el éxito de Bong Joon-Ho el año pasado. Parece que desde Hollywood empiezan a interesarse por otros idiomas. Hay una diferencia grande entre ambas, y es que Minari sí que es una producción suya, hecha con dinero de EEUU, mientras que Parásitos era una filme 100% extranjero. Pero las dificultades seguían siendo evidentes, ya que Minari también está rodeada en coreano con un porcentaje muy pequeño de diálogo en inglés.
La película de Lee Isaac Chung es el reverso del sueño americano, pero contado con una sensibilidad exquisita. Se nota que el director cuenta su historia y la de sus padres, pero también la de muchos compañeros que dejaron Corea en busca de una vida mejor y que cuando llegaron se vieron en medio de una sociedad que no les aceptaba. El álter ego del realizador es David, un niño que nació en EEUU a mediados de los 80 pero cuya familia se esfuerza en mantener sus raíces coreanas mientras se mudan a una roulot en Arkansas para abrir una granja mientras trabajan como sexadores de pollos.
Minari encuentra el equilibro entre la crítica al sueño americano, el respeto por el mismo y hasta una mirada inusual a la América profunda que habitualmente queda demonizada por el cine. La confirmación de un cineasta al que Cannes ya había descubierto, ya que consiguió estar en la sección Una Cierta Mirada en 2007 con su debut, Munyurangabo, y que ahora prepara su proyecto más ambicioso, la adaptación a acción real del filme de culto de animación Your Name.