Fotograma de 'El acontecimiento'.

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El duro alegato a favor del aborto que sacude y emociona en el Festival de cine de Venecia

La película francesa 'El acontecimiento' adapta con éxito la novela de Annie Ernaux y apunta al palmarés de la Mostra.

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El pasado miércoles aprobaban en Texas una ley que prohibía abortar en el estado a partir de las seis semanas. Da igual el caso. La nueva ley no contempla excepciones en caso de violación o incesto, lo que obliga a las mujeres a tener sus hijos. Sólo si un medico considera que hay “urgencia médica” podrá terminarse el embarazo. Se rectifica una ley de 1973, por el que la Corte Suprema de EEUU garantizó a las mujeres poder interrumpir un embarazo antes de las 24 semanas.

No sólo eso, sino que el estado promete recompensas de 10.000 dólares a aquellos ciudadanos que denuncian a quienes ayuden a la persona que desee abortar. Una prueba más de que las libertades que parecían aseguradas nunca lo están cuando entra el conservadurismo más reaccionario. En ese contexto, parece más necesaria que nunca una película como El acontecimiento, basada en la novela de Annie Ernaux y dirigida por Audrey Diwan.

La obra de Ernaux contaba en primera persona su experiencia cuando siendo una joven estudiante se quedó embarazada. Eran los primeros años de la década de los 60, y en Francia el aborto estaba prohibido. Además, como quieren que ocurra en Texas, cualquiera que ayudara a una mujer que quisiera abortar podía acabar en la cárcel. Ernaux, o su alter ego en la gran pantalla, tiene claro que ella no desea ser madre en ese momento. Puede que después, pero un hijo supondría sacrificar sus estudios, su vida. “La enfermedad que sólo tenemos las mujeres y que nos convierte en amas de casa”, dice en un momento.

'El acontecimiento'.

'El acontecimiento'.

Viendo la película, que detalla de forma minuciosa todo el proceso de toma de decisión, de soledad cuando nadie puede ayudarte. El tormento de una mujer que puede ser señalada por tomar su decisión y que incluso arriesga su vida porque le han prohibido ser ella quien elija, uno no puede dejar de pensar en Texas. Lo que ayer se vio en la gran pantalla en el Festival de Venecia -y que pronto estrenará Caramel en España- es lo que, a partir de ahora, pasarán muchas mujeres en EEUU. Mujeres obligadas a la clandestinidad, a encontrar mujeres que las quieran ayudar y alguien que en un ático de un callejón quiera hacer lo que el estado no deja.

La película francesa ha dejado al certamen conmocionado, por su contundencia en su alegato a favor del aborto y de que sean las mujeres las que decidan. El aborto es uno de los temas tabú en la ficción. Como mucho se menciona, pero nunca se muestra. El acontecimiento lo hace, y lo hace con toda su crudeza, para que el público vea y sienta lo que padecieron todas esas mujeres, para que vean lo que van a tener que pasar si se dan pasos atrás. También para desacreditar aquellos que usan ese argumento de mal gusto de que se usará el aborto como método anticonceptivo. Es un proceso por el que nadie querría pasar.

Diwan consigue que nos pongamos en la piel de su joven protagonista, y lo hace pegándose a su cuello, a su rostro, en un estilo parecido al de los hermanos Dardenne. Nunca dejamos de acompañar a esta chica, y uno empatiza, sufre y se remueve en la butaca. Alguna escena corta la respiración, y todo también gracias a la excelente interpretación de Anamaria Vartolomei, que pone sus ojos -y su cuerpo- para convertirse en una revelación de este festival.

La directora ha explicado en la rueda de prensa del festival que se planteó “esta película como un viaje donde el espectador no mire al personaje sino que sea ella, tratando de superar las variables de la época y el género". Audrey Diwan y las actrices han subrayado en el encuentro con la prensa la actualidad del filme. Anna Mouglalis, que interpreta a una mujer que practica abortos clandestinos en su domicilio, ha recordado que en Italia "casi el 70 por ciento de los ginecólogos ejerce la cláusula de conciencia" y que, con la covid la situación ha sido "abominable" porque "las primeras intervenciones anuladas han sido los abortos".

Una película que consigue un reto muy complicado, mostrar la dureza del aborto, convertirse en un alegato feminista y encima adaptar de forma notable una novela complicadísima de adaptar. El estilo de Annie Ernaux, en primera persona y contando opiniones y haciendo acotaciones es un lujo como lector, pero un material casi imposible para cine. Es verdad que por el camino se pierde carga política o incluso de clase que sí que están en la novela, pero a cambio se centra en lo importante contando de forma contundente lo que suponía abortar. Una película para que no se olvide, y para que no demos pasos atrás.