Icíar Bollaín: “Me parece algo terrorífico que la gente de 20 años no sepa lo que es ETA”
La directora ha presentado en la Sección Oficial su nueva película, 'Maixabel', donde cuenta el testimonio de Maixabel Lasa.
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Icíar Bollaín siempre sabe dónde mirar. Se adelanta a los debates que luego tendremos como sociedad. Habló de malos tratos cuando sólo eran sucesos en un rincón del periódico en Te doy mis ojos; hizo una película sobre la conciliación cuando la palabra casi ni existía. Ahora mira a un asunto espinoso, la convivencia en el País Vasco tras el terrorismo de ETA en Maixabel.
Un filme arrollador que presenta a concurso en el Festival de Cine de San Sebastián y donde cuenta la historia real de Maixabel Lasa, la viuda de Juan Mari Jáuregui, que tuvo el coraje de sentarse delante de los asesinos de su marido para preguntarles por qué, pero también para conseguir avanzar. Blanca Portillo y Luis Tosar son los protagonistas de esta película que promete abrir debates y emocionar a partir del viernes 24 de septiembre, cuando llegue a los cines tras su paso por el Zinemaldia.
Menudo torbellino emocional. ¿Cómo ha sido como creadora y como persona este viaje?
Pues efectivamente ha sido un viajazo acercarse a Maixabel, que es una mujer luminosa, a su hija, y a toda esa realidad que si tienes la fortuna de que el terror de ETA no te ha tocado de cerca pues son cosas que lees o que has vivido como ciudadana, pero sin que te toque, y ha sido muy intenso. Muy emotivo todo por muchos lados. Ha sido un desgaste emocional, pero muy rico, lo que tú hayas llorado viéndola me lo he llorado yo haciéndola.
Pero no es manipuladora, no es sentimentaloide.
La película es austera. El guion es muy austero. La música no busca subrayar. Pero el tema es tan emotivo, estamos tocando cosas tan hondas, que eso está ahí… Primero vemos el atentado y las consecuencias para las víctimas, y lo vives con ellas, que es demoledor. Luego está el viaje que hace Maixabel hacia estos hombres, a los que quiere contar lo que le han hecho, pero también está el viaje que hacen ellos desde donde vienen hasta sentarse delante de la víctima a decirle que se dan cuenta de lo que han hecho y de que estaba mal, que era atroz. Todo eso tiene tanta carga emocional... hemos intentado contarlo con verdad. Verdad hacia esa gente, estar pegados a esa realidad.
La película obligaba a elegir un punto de vista narrativo, pero no sé si también uno ideológico.
Para nosotros el eje es Maixabel, y lo que hemos tenido muy en cuenta es en qué consisten los encuentros y para qué eran, y que eran personales e individuales. Se sientan a hablar una persona con otra de lo que han vivido. La víctima puede decir lo que quiera al victimario, y el victimario dice cómo ha cambiado, y si te ciñes a eso todo lo demás está implícito, no te tienes que posicionar, pero la película se posiciona con las víctimas y como una denuncia del horror de ETA, pero una vez dicho eso, luego hay que seguir la esencia de los encuentros que son personales.
La película se posiciona con las víctimas y como una denuncia del horror de ETA, pero una vez dicho eso, luego hay que seguir la esencia de los encuentros que son personales
Maixabel dice algo muy importante, que escuchar a estos etarras disidentes es poderoso, porque no hay nada que desprestigie más a ETA que su testimonio.
Hay una disidencia, pero no hay tanta eh, en nanclares había veintitantos de 800 presos de la banda. Pero había una disidencia, y lo que dicen en las entrevistas es demoledor, porque ellos mismos se han dado cuenta de que sus líderes son unos mediocres, que no podían decir nada, que han hecho atrocidades, y eso había que contarlo, contar quiénes eran, porque sabemos muy poco de todo ese mundo de la disidencia, y lo que dice Maixabel es verdad: son los mayores deslegitimadores de la violencia de ETA.
Se escucha a todos sin juzgar a nadie, ni al que decide participar ni al que no...
Sí. Hay que poner en contexto una cosa que dice la hija de Maixabel, y es que ellos no representan a nadie. Sólo se hicieron 11 encuentros. No todos quisieron o no fueron aptos, y había que poner esto en contexto, porque estas dos personas no son representativas, son muy pocos, y hablamos de ellos.
Cómo fue rodar esos encuentros, que son el núcleo de la película.
Se rodaron enteros, se lo pregunté a los actores y dijeron que enteros. Eran tomas de 12 o 14 minutos y no quisieron partirlos y estábamos todos sin respiración.
Me imagino que tener ahí a dos bestias como Blanca Portillo y Luis Tosar da seguridad.
Son dos monstruos. Hicieron una cosa muy bonita. Blanca y Luis no se conocían antes del rodaje, y Blanca me dijo “a mí me gustaría si fuera posible no ver a Luis hasta el día del encuentro”, y yo dije que sí. Sólo tienen 3 o 4 escenas, así que técnicamente era posible y era una idea magnífica y traían una verdad. A Luis le pareció genial y producción lo organizó para no encontrarse hasta ese momento. Entonces, al peso de esa escena, que es el corazón de la película, añade los nervios de encontrarse por primera vez, ese elemento de sorpresa que creo que llenó le escena de una especie de solemnidad al equipo.
Han pasado ya muchos años desde el final de la violencia, pero sigue siendo un tema espinoso, cuesta tratarlo, aunque parezca que en la ficción ha habido un deshielo.
Porque es muy doloroso... cómo no va a serlo, es que hay mil víctimas de ETA… Yo no había estado tanto tiempo y te das cuenta de que hay un trauma todavía. Hay mucho dolor y mucho odio en determinados sectores, y cuesta hablarlo. Hay que hablarlo y hay que contarlo. Yo me alegro un montón porque creo que Patria abrió un melón hablando de las víctimas, porque se habla de ellas pero no se las conoce, no se sabe lo que viven. Esta película habla de las víctimas y de esas voces disidentes, que las hubo, y que van completando el relato. Es que fueron cinco décadas de espanto y hay mucho que contar.
El tema de ETA es muy doloroso... cómo no va a serlo, es que hay mil víctimas. Hay mucho dolor y mucho odio en determinados sectores
Estamos en un momento de crispación, donde ETA se sigue usando políticamente. A la serie de Patria se le atacó incluso. ¿Tienes miedo a que pueda ocurrir?
Sí. Sabes que todo está crispado, pero esta historia tiene una cosa, y es que es real y que creo que es incontestable. Que una mujer que ha sufrido en sus carnes la violencia de ETA quiera contribuir a la convivencia en su lugar y dar una segunda oportunidad a personas que han hecho un recorrido, q ue han reconocido el daño causado, y que tenga la empatía de sentarse delante de ellos... creo que eso no se puede criticar. Es un ejercicio de humanidad. Eso no quiere decir que todos tengan que hacerlo, ni que nadie sea mejor o peor por hacerlo, pero me parece que tiene una enorme humanidad. Y el dar una segunda oportunidad es hasta algo cristiano, es que creo que es imbatible. Además, es que eso no supuso beneficios penitenciarios para ellos.
¿Maixabel no te ha avisado? No te ha dicho, ojo Icíar, que a mí ya me dieron por un lado y por el otro.
Somos conscientes de que hay gente que lo hará. Cuesta ver la cara humana de estos hombres, y es comprensible porque han hecho cosas atroces. Y yo no quiero ver la cara humana al terrorista que sale en un homenaje, pero a estos hombres que han hecho un recorrido y una autocrítica sí, saber por qué. Y al conocerlo te das cuenta de lo deslegitimador que son de eta. Son los mayores críticos de ETA.
Yo no quiero ver la cara humana al terrorista que sale en un homenaje, pero a estos hombres que han hecho un recorrido y una autocrítica sí
¿La ha visto Maixabel?
Sí. No pude verla con ella, no estaba del todo terminada y el productor la llevo a su casa. Creo que se emocionó mucho, pero como es muy vaca y muy austera me llamó y me dijo ‘muy bien chiquita te ha quedado’. Es que es buenísima Maixabel. Ya cuando nos hemos visto nos hemos dado un abrazo muy cálido.
¿Ibon la ha visto?
No. Todavía no. Se le ofreció pero prefiere verla en el cine. Sí la ha visto Luis Carrasco, que le ha gustado y que le parece importante que se vea.
Tengo la sensación de que en España, tanto con el franquismo, como con ETA, nos da miedo mirar atrás, preferimos ser como esos burros que tienen tapados los ojos por los lados y sólo tiran hacia adelante porque nos asusta mirar al pasado.
Sí. Es que la gente de 20 años no sabe lo que es ETA, y eso me parece terrorífico. Necesitamos saber qué ha pasado, entre otras cosas para no repetirlo, para que no sea una tentación, para que cualquier iniciativa independentista radical sepa que la violencia no es una opción. En ese sentido la película es demoledora, la violencia no es el camino jamás. Pero es que pasa también en el País Vasco, que la gente de 20 años, algo han oído de ETA pero no mucho, y es que han sido cinco décadas de terror.
Sus películas se adelantan a debates que luego están en la agenda social. Pasó con Te doy mis ojos, y luego con Mataharis, que creo que es una película que debemos reivindicar, porque hablaba de conciliación cuando la gente ni usaba esa palabra.
No se hablaba de conciliación entonces es cierto. La conciliación de Mataharis es que la estaba viviendo, hundida en la no conciliación. No lo sé... Son temas de los que quieres saber más. Por ejemplo, con Maixabel, yo he oído muchas veces a gente del País Vasco hablar de la convivencia, del relato, que es algo que siempre me dice Maixabel. Quién va a contar lo que pasó, cómo va a hacerlo... y hacer una película es una forma de descubrir, de aproximarte. Y me pasó con Te doy mis ojos. Había noticias y yo decía, por qué, por qué un hombre machaca a una mujer a la que dice que quiere. Y de esas preguntas salen esas películas, y creo que por eso puede que se adelanten un poco, porque me hago preguntas.
De momento se ha resistido a las plataformas y las series.
¡Quiero hacer! He propuesto cosas que no han salido. Lo estoy deseando, pero es otro mundo lo de las plataformas. Es que no es sólo que les propongas esté bien, sino que les convenga, que sea lo que están buscando, para el target que necesitan… siento que en el cine, cuando tienes un buen guion, sale adelante, y las series tienen otros baremos. Así que ahí estamos, pero espero que sí salga.