Malcolm McDowell en Valladolid para homenajear el 50 aniversario de 'La naranja mecánica'.

Malcolm McDowell en Valladolid para homenajear el 50 aniversario de 'La naranja mecánica'.

Series Seminci de Valladolid

Malcolm McDowell: "Hoy no se haría 'La naranja mecánica', los estudios solo quieren ser Marvel"

El actor inglés ha visitado la Seminci de Valladolid para celebrar el 50 aniversario del clásico de Stanley Kubrick y presentar un documental sobre la histórica primera proyección de la película en España. 

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Libertad, la ópera prima de la española Clara Roquet que pasó por la Semana de la Crítica de Cannes, es la encargada de abrir fuego en la 66.ª edición de la Semana de Cine de Valladolid. Álex de la Iglesia, Vittorio Storaro, Mercedes Sampietro o Juan José Campanella son algunos de los nombres que recibirán este año la Espiga de Honor en reconocimiento a sus espectaculares carreras. El protagonismo en el arranque del festival tiene, sin embargo, otro nombre propio: Malcolm McDowell, el eterno protagonista de la mítica La naranja mecánica

A sus 78 años, el actor inglés está en Valladolid para presentar un documental (La naranja prohibida, de Pedro González Bermúdez) sobre la fascinante historia detrás de la primera proyección en España del clásico de Stanley Kubrick y de paso mirar atrás para reflexionar sobre el legado de una película que marcó para siempre su vida y que celebrará su 50 aniversario el próximo mes de diciembre.

Este incansable trabajador acumula más de 300 películas, series y obras de teatro en su historial, pero la palabra retirada no existe en el diccionario de un actor que nunca volvió a trabajar con Kubrick. El legendario director supo que había encontrado a su Alex de Large, el inolvidable protagonista de la libérrima adaptación de la novela de Anthony Burgess, después de ver cinco veces seguidas una escena de If, la primera película del actor.

Un clásico irrepetible

Alex DeLarge, interpretado por Malcom McDowell, en 'La naranja mecánica'.

Alex DeLarge, interpretado por Malcom McDowell, en 'La naranja mecánica'.

“No creo que se pudiera hacer la película sin alguien como Stanley Kubrick”, explica un actor británico afincado desde hace décadas en Estados Unidos. “A otro no le hubieran dado el dinero. Estoy seguro de que en Warner nadie se leyó ni el libro ni el guion. Ni de broma. Apostaron por ella porque era Kubrick y acertaron”. McDowell habla de forma reverencial sobre un director atípico en la historia del cine. “Fue un cineasta único que hizo obras maestras en casi todos los géneros y eso es algo muy extraño. John Ford es genial, pero de otra forma, porque casi todas sus películas eran wésterns”. 

El intérprete reconoce que jamás pensó que estaría hablando de La naranja mecánica 50 años después de su estreno. El aspecto futurista de la historia, su discurso político, la fascinación general por el tratamiento Ludovico (una técnica que, dice la leyenda, se usaba en las cárceles californianas a principios de los 60) y del protagonista por Beethoven, el libre albedrío son algunos de los pozos que exploran Burgess y Kubrick.  “Había tantos temas en la película que todas las generaciones de universitarios acaban conectando con ella, sobre todo en Estados Unidos. Es como si fuera un rito, los chavales descubren la película y la sienten como suya”.

Hollywood es hoy un lugar muy diferente al que se atrevió a dar luz verde a La naranja mecánica. “No creo que se pudiera hacer la película, pero no por su contenido político. Es que ya no hacen películas como estas”, lamenta McDowell, “porque hoy los estudios solo quieren ser Marvel. Es interesante, porque los mejores guiones de la industria ahora están en las plataformas. No es más que otra forma de hacer llegar las historias. No entiendo cómo Cannes veta las películas de Netflix. Deberían tener cuidado: no sé qué películas van a programar si no seleccionan películas de streaming”. 

Más allá de la violencia 

Una escena inolvidable de 'La naranja mecánica'.

Una escena inolvidable de 'La naranja mecánica'.

Al actor de Halloween: el origenEl escándalo (Bombshell) y Star Trek: Primera generación no le gusta que se simplifique una película que va mucho más allá de la violencia. McDowell todavía recuerda cómo en el momento de su estreno la sociedad estaba anestesiada al ser la primera generación de la historia que podía ver las consecuencias de la guerra (Vietnam) a través de la televisión. También lamenta que se persiguiera a La naranja mecánica cuando películas coetáneas como Grupo salvaje, de Sam Peckinpah, eran mucho más gráficas visualmente.

Según el protagonista de La naranja mecánica, “la violencia que se muestra es principalmente psicológica y muy exagerada” y en ningún momento busca ser “realista”. Es la razón por la que “para algunos es una experiencia muy violenta y para otros algo hasta cómico, para mí es una comedia negra sobre la libertad de elección del ser humano”, zanja. 

Encontrar a Alex

Malcolm McDowell en Valladolid para homenajear el 50 aniversario de 'La naranja mecánica'.

Malcolm McDowell en Valladolid para homenajear el 50 aniversario de 'La naranja mecánica'.

El intérprete recuerda en un pasaje del documental La naranja prohibida la conversación que tuvo con Kubrick para preguntarle quién era en realidad Alex. “Stanley me miró incrédulo y me dijo para eso te he contratado”. En ese momento McDowell entendió porqué al cineasta le gustaba tanto rodar con Peter Sellers [el inolvidable inspector Clouseau de La pantera rosa y protagonista de Lolita y ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú], un actor al que le gustaba probar cuarenta voces distintas en cada toma y que daba una libertad total al director para crear la película que estaba buscando. 

Rodar La naranja mecánica fue una experiencia memorable y descubrir cómo interpretar a Álex es uno de los retos más fascinantes de mi carrera”, admite. “Esa falta de dirección me impresionó de primeras, pero al mismo tiempo era un enorme regalo. Yo venía de hacer películas donde un director me explicaba durante una hora las motivaciones del personaje y, de repente, Stanley me dio libertad para contarle quién era Alex desde mi punto de vista”.

El veterano actor parece consciente de que es el personaje sobre el que será recordado para siempre, pero no quiere quedarse a su sombra. “Nunca he sido un actor de método y nunca he convivido con Alex, ni en el rodaje ni desde entonces. Es extraordinario que un personaje siga teniendo esa fuerza después de tanto tiempo, pero soy de la escuela que dice que cuando terminas un trabajo pasas al siguiente”.

Mirando al futuro

Lewis Hamilton, con la mascarilla de Black Lives Matter

Lewis Hamilton, con la mascarilla de Black Lives Matter Reuters

Este padre de cinco hijos, incluyendo al director de cine Charlie McDowell, se muestra inquieto por el mundo que le va a quedar a sus herederos. “Me preocupa lo que está pasando en América, porque es mi hogar. No sé si las cosas son mejores en Europa, en Inglaterra desde luego que no. Ahí gobierna un mini Trump [Boris Johnson] que es idiota. La gente pensaba que se iba a encontrar una cosa y ha descubierto otra muy diferente. No quiero ponerme muy político, que me van a poner a parir”, bromea un actor que ha encadenado eventos y entrevistas desde su llegada a Valladolid a pesar de su avanzada edad. “Hemos tenido suerte de sobrevivir después de cuatro años de una locura que sigue en el ambiente. Espero que podamos pasar página y tener una situación más estable”. 

McDowell se declara partidario de movimientos como el #MeToo o el Black Lives Matter. “Estados Unidos es un país profundamente afectado por el racismo, le guste o no a la gente, en el que todo gira alrededor del privilegio de la gente blanca. Se están intentando corregir cosas, pero es algo endémico que está muy incrustado en la cultura”. Su mirada progresista entra en contradicción con alguna de las ramificaciones de esta búsqueda de un mundo más políticamente correcto. “Estamos viviendo tiempos muy locos. No puedes hacer un personaje gay si no eres gay. No puedes interpretar algo a menos que seas exactamente eso. No tiene sentido para mí y creo que es algo limitante y triste”.