En un año en el que los cines estuvieron cerrados o sin casi estrenos durante seis meses, un actor ha estrenado la friolera de cinco películas. Se trata de Willem Dafoe, que este 2021 ha acaparado la cartelera con filmes que van desde lo más taquillero, como ese Spider-Man: no way home, hasta lo más autoral, con títulos como La crónica francesa, de Wes Anderson o El contador de cartas, la joya de Paul Schrader. Ahora le toca sumar su primera colaboración con otro de los grandes directores del cine actual, el mexicano Guillermo del Toro con quien ha trabajado en El callejón de las almas perdidas -su nueva película que llega a las salas este viernes 21 de enero-.
Dafoe explica a este periódico que el covid paralizó todos los proyectos que tenía, “pero cuando hubo la posibilidad de hacer películas de nuevo se juntaron todas y he tenido la suerte de trabajar mucho, es una buena época”. “Hay muchas películas que vienen y algunas de las que estoy muy orgulloso, pero ahora, en este momento, puedo decir por primer vez en mucho tiempo que no tengo trabajo, dejé de trabajar en una película hace dos días, pero quiero trabajar ya de nuevo”, explica reconociendo que es un poco “adicto al trabajo”.
El callejón de las almas perdidas es una adaptación de la novela de Lindsay Gresham, pero también de la película del mismo nombre de 1947 protagonizada por Tyrone Power, que aquí tiene los rasgos de Bradley Cooper. Una nueva visión en la que Del Toro subraya más el mensaje político y da más protagonismo al personaje de Dafoe. Un filme que ha terminado de pulir sobre la bocina, poco antes de acabar 2021, y que lucha por hacerse un hueco en la temporada de premios. Un noir ambientado en el mundo del cine en el que un vividor intenta sobrevivir en un mundo de avaricia fingiendo que puede leer la mente de la gente. Su ascenso de una feria ambulante a estrella y su posterior caída es el arco de un filme visualmente impoluto.
Dafoe no tiene duda de que Del Toro ha hecho una revisión del cine negro, aunque “a la gente le guste discutir sobre si es un noir o no, pero definitivamente tiene el espíritu de los noir, es un género con el que creí y siempre ha sido muy cinematográfico y visualmente muy potente”. “Siempre me había atraído particularmente así que me apetecía este proyecto, y más con un director como Guillermo del Toro”, añade.
El actor ha trabajado con los mejores directores del cine reciente, y ahora lo hace con Del Toro, al que define como alguien “muy juguetón cuando está en el set”. “Le encanta hacer cambios, y a veces son muy positivos, pero a la vez es muy organizado y todo tiene muy bien estructurado. Es serio. Es rápido, hace muchas cosas a la vez y su amor por su trabajo es su vida. Está muy conectado con lo que hace. Hay que prestar atención cuando estás con él, porque es muy divertido, pero también es serio porque se trata de su pasión. Cuando estás en su presencia tienes que estar despierto o perderás el bus”, dice del mexicano.
Guillermo del Toro es serio. Es rápido, hace muchas cosas a la vez y su amor por su trabajo es su vida. Está muy conectado con lo que hace. Hay que prestar atención cuando estás con él
La nueva versión habla sobre el poder de las mentiras, y para Willem Dafoe eso la hace tremendamente actual: “No he estado mucho en los últimos años en EEUU, aunque soy americano y seguí las elecciones, pero creo que esta es una época en la que hay mucha división. Un tiempo donde nos han hecho creer que en el mundo sólo hay depredadores y cazados. Ganadores y vencidos. Esto es algo que ha entrado en el discurso público gracias a nuestro ex presidente, que para él todo se divide en vencedores y vencidos, y nada más. Creo que hay temas en esta película que hablan mucho de esto”.
Sin embargo, la película anterior le parece que tiene que ver mucho con la moral de la época, y la siente demasiado moralizante y hasta conservador. “La había visto cuando era un crío y la recordaba vagamente, pero luego la he vuelto a ver y son muy diferentes. Por ejemplo, mi personaje casi ni existe en la original, y mi recuerdo era que había una cosa que a mí me impresionó mucho, y es que había una moralidad de aquellos tiempos muy marcada. Se juzgaba mucho al alcoholismo, era parte de la historia. Había un juicio muy fuerte de la moralidad hacia la gente que vivía de esa forma, se les trataba como criminales… era un poco de propaganda para mantener a la gente en orden”, opina.
Una película visualmente impoluta, como siempre pasa con Del Toro, con una fotografía preciosa de Dan Laustsen y un título que pide pantalla grande. Dafoe no sabe lo que ocurrirá en el futuro, pero espera qe la gente “la vea en salas, y luego ya llegará a las plataformas, pero debe ser vista en cines, pero es que para mí casi todas las películas deben ser vistas en una sala de cine, aunque esta particularmente”.
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