Crítica: 'Killing Eve', la temporada 4 tiene un inicio vacilante y caótico, pero trae a Villanelle por partida doble
La serie de HBO Max entra en su recta final y sigue obsesionada por lo único que no le interesa a sus espectadores: los Doce. A cambio, sigue dejando momentos hilarantes, en especial, uno que incluye barba y purpurina.
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"Ya hemos hecho esto antes. Sigues jugando al mismo juego de ajedrez". Esto que dice un personaje en el primer episodio de la cuarta temporada de Killing Eve es lo que pensamos mientras vemos el regreso de la serie de HBO Max. Ojalá ocurriera lo que dice justo después y alguien tire el tablero al suelo y le prenda fuego. La historia de Eve y Villanelle se prepara para su final con un inicio caótico y repetitivo en el que solo ha intercambiado el color de sus fichas. Podéis leer con tranquilidad, porque no hay spoilers.
Tal como se sugirió al final de la tercera entrega, las protagonistas estaban en plena crisis de identidad, y por la influencia que una ejerce sobre la otra se encontraban en puntos opuestos de donde empezaron. Durante el tiempo que ha pasado desde la escena del puente, se han alejado cada vez más. Ahora, Villanelle ya no quiere volver a matar. Eve está en fase temeraria y dispuesta a disparar hasta cuando no hace falta.
Y como gran misión de la temporada: encontrar a los Doce, esa oscura organización internacional que nunca hemos sabido qué hace exactamente y jamás nos ha importado lo más mínimo descubrirlo. Este es el gran lastre de Killing Eve, darle importancia a algo que no la tiene, porque los Doce, o los que sean que quedan vivos, son un hilo suelto que podrían haber cortado de raíz en cualquier momento de estas cuatro temporadas sin que nadie lo echara en falta.
Dudo que alguien fuera emitir una queja porque de repente desaparecieran de la trama. Los personajes siempre pueden encontrar otro enemigo común y fuera quien fuera nos sería totalmente indiferente, porque lo que nos interesa en Killing Eve son sus protagonistas, su obsesión mutua, el carácter lúdico de su trama y la extravagancia de Villanelle. Y ninguna de esas cosas depende de una docena de señores misteriosos.
Sin embargo, aquí estamos, con Eve y Carolyn tras los Doce como única cosa que le da propósito a sus vidas, mientras Villannelle busca señales de que Dios existe. Por el camino, reaparecen personajes como Hugo, que nos suenan de algo pero no recordamos (ni nos importa) si es de esta serie o de otra, y vemos a Eve resolver casos en un cuarto de hora de forma totalmente fortuita.
A veces, nos preguntamos qué acaba de pasar, cómo ha llegado un personaje a una conclusión o a determinado sitio, pero al final, lo dejamos pasar, porque a pesar de su deriva, Killing Eve sigue teniendo momentos brillantes que hacen que sea digna de nuestra indulgencia. A pesar de que la magia de la sorprendente primera temporada queda ya muy lejana, y el tiempo nos ha demostrado que realmente era imposible de replicar, siempre nos quedará Villanelle. Y en este inicio de temporada tenemos la suerte de verla por partida doble en unas escenas que pasarán a la historia de momentos más locos de la serie. Los más locos hasta ahora, porque con suerte, no serán los últimos que veamos.
Los nuevos episodios de 'Killing Eve' están disponibles los domingos en HBO Max.
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