'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' es la nueva gran apuesta para los lunes de HBO Max.

'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' es la nueva gran apuesta para los lunes de HBO Max.

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Crítica: 'Tiempo de victoria', nuevo triple de HBO y Adam McKay (te guste o no el baloncesto)

La plataforma de streaming estrena su miniserie sobre la épica dinastía de los Lakers, un equipo que arrasó en los años 80 y ayudó a convertir a la NBA en un fenómeno planetario. Analizamos su episodio piloto. 

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HBO Max no da tregua. Solo una semana después del final de Euphoria, la plataforma ya ha sacado a pasear su siguiente apuesta para que los lunes sean un poco menos lunes. Tiempo de victoria: la dinastía de los Lakers no lo tenía fácil. La crónica de una de las rachas deportivas más impresionantes en la historia del deporte tiene que superar varios obstáculos, desde las imparables comparaciones con Succession, la primera colaboración entre HBO y Adam McKay, al hueco dejado por la mediática serie de Sam Levinson y Zendaya, quizás el mayor evento de las ficciones semanales desde Mare of Easttown. El primer episodio no es más que un prólogo de lo que está por venir, pero la presentación sienta las bases para una historia irónica, que huye de la nostalgia gratuita tan habitual en el retrato de los años 80 y, por encima de todo, muy entretenida

El extraordinario éxito popular y crítico de El último baile, la reconstrucción de una de las temporadas claves de los Chicago Bulls de Michael Jordan, explica este nuevo acercamiento de Hollywood a un popular deporte que, sin embargo, rara vez ha ocupado un lugar protagonista en ficción en la pequeña o la gran pantalla. Sin el éxito de la miniserie documental de Netflix (una mirada psicológica y desmitificadora a lo que pasaba entre bambalinas de un equipo y un jugador que marcaron una época), es probable que hoy no estuviéramos viendo esta adaptación del libro de Jeff Pearlman Showtime: Magic, Kareem, Riley, and the Los Angeles Lakers Dynasty of the 1980s

El propio McKay parece reconocerlo incluyendo un guiño en los primeros minutos de su regreso a la televisión al propio Jordan en forma de portada de una revista dedicada a la nueva estrella de la NBA. El piloto de Max Borenstein empieza en 1991 cuando Evan “Magic” Johnson acude a una cita médica en la que descubre que se ha contagiado de VIH. Tras un primer acercamiento a un momento histórico que cambió la forma de ver la enfermedad en un Estados Unidos que ignoró y condenó a miles de personas durante demasiado tiempo, Tiempo de victoria viaja hasta 1979, el principio de esta historia. Los Lakers llevan años en crisis (solo han ganado un anillo desde que el equipo llegó a California en 1960) y la NBA está relegada a un segundo plano por ser, básicamente, un deporte de negros. 

'Tiempo de victoria: La dinastía de Los Lakers' | Tráiler | HBO Max

La serie de HBO es la crónica de ese milagro que hizo del baloncesto un fenómeno en todo el mundo. Los aficionados al deporte y, sobre todo, los que no lo son, deben saber que esta producción de diez episodios va más allá de lo que pasa en la cancha. Los momentos más importantes de los Lakers aparecerán en pantalla, pero lo que le interesa de verdad a Borenstein y McKay no pasa en los partidos. El primer episodio se centra en la compra del equipo por parte de un crápula carismático (Jerry Buss) que ve una oportunidad en una industria en crisis y que desea contratar a un prometedor jugador (Magic Johnson) a pesar de las negativas de un irascible entrenador que todavía no ha superado sus seis finales perdidas como jugador (Jerry West) y que ha convertido su trofeo al mejor jugador de la temporada en la víctima de todos sus enfados. 

McKay recupera las icónicas rupturas de la cuarta pared de La gran apuesta, con resultados dispares. Si en la película era un recurso efectista para explicar conceptos económicos difícilmente entendibles para un público medio (recordemos esa aparición en la bañera de Margot Robbie, que ni siquiera interpretaba a ningún personaje en la historia), en la serie parece ser simplemente un tic para hacer más dinámica la reconstrucción de los hechos y la presentación de algunos personajes. Más inspirada es la fantástica fotografía de Todd Banhazl. El uso del grano y diferentes formatos (como en los breves flashbacks que explican los orígenes humildes de la familia de Johnson) da personalidad y encanto -sin llegar a caer nunca en la nostalgia gracias al tono del relato- a la serie mientras huye de los productos excesivamente iluminados y digitales de tantos productos audiovisuales contemporáneos.  

Jerry Buss, Magic Johnson y Jerry West pasados por el filtro de 'Tiempo de victoria: la dinastía de los Lakers'.

Jerry Buss, Magic Johnson y Jerry West pasados por el filtro de 'Tiempo de victoria: la dinastía de los Lakers'.

Lo que convierte a Tiempo de victoria: la dinastía de los Lakers en uno de los eventos televisivos de la primavera es su extraordinario elenco de actores (John C. Reilly es la gran estrella del arranque, luciéndose en un jugoso papel que ha causado el divorcio profesional y personal entre McKay y su antaño inseparable Will Ferrell) y el anárquico ritmo y tono que la ficción imprime desde el primer momento. De los dramas y dudas personales de los jugadores a los tejemanejes de Buss y los problemas de ira de West o al retrato de una época en la que el machismo, el racismo y la masculinidad tóxica están a la orden del día. 

El viaje de los Lakers promete ser un apasionante punto de encuentro con potencial para conquistar tanto a los que se saben de memoria la gesta del equipo como a los espectadores casuales para los que el nombre de Larry Bird y Magic Johnson es poco más que un recuerdo lejano. El balance está claro: ya hemos sacado el abono para toda la temporada

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