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El mito romántico de Cyrano de Bergerac vuelve a los cines. El poeta y pensador francés existió de verdad en la Francia del siglo XVII, pero fue la obra de teatro homónima del dramaturgo Edmond Rostand la que le convirtió en un arquetipo revisitado una y otra vez por la literatura, el cine o el teatro desde que la obra homónima se representara por primera vez en un famoso teatro de París el 27 de diciembre de 1987. El último actor en sumarse a la larga lista de actores que han interpretado al personaje ha sido Peter Dinklage, un actor que se ganó su propio hueco en la historia de la cultura pop interpretando a Tyrion Lannister en Juego de tronos desde 2011 hasta 2019. La culpa es de la primera incursión en el musical de un director que ya había salido airoso de la adaptación de clásicos como Orgullo y prejuicio y Anna Karenina. La nueva Cyrano está en los cines españoles desde el 11 de marzo. 

Sobre el papel, el fichaje de Dinklage para interpretar al legendario personaje que llevó a los Oscar a José Ferrer y Gérard Depardieu podría ir en contra de la propia naturaleza de Cyrano. En manos de Joe Wright, el héroe romántico pierde su inconfundible nariz. La baja estatura del actor pasa a ser la raíz de los complejos que le impiden declarar su amor a su querida Roxanne y que le llevan a canalizar sus poderosos y poéticos sentimientos en cartas de amor que escribe, supuestamente, el apuesto soldado que completa el triángulo romántico de la obra eterna de Rostand. 

Antes de que el proyecto cayera en las manos de Wright, el nuevo Cyrano ya había sido un éxito en los escenarios del off Broadway con una original propuesta de Erica Schmidt acompañada de canciones originales del grupo The National y diseñado a mayor gloria de su marido en la vida real, el propio Dinklage. En su salto al cine tanto él como Haley Bennett (vista en Swallow y La chica del tren) repiten los papeles protagonistas, con Kelvin Harrison Jr. (la revelación de Luce y Un momento en el tiempo) como el bello pero torpe con las palabras Christian. 

Clip exclusivo de 'Cyrano', el musical con Peter Dinklage.

Sabía cómo quería que sonara”, explica Joe Wright sobre su primera aproximación al género musical en el cine. “Todas las canciones se interpretarían en vivo. Sería íntimo, quería que se oyese la respiración, las pequeñas imperfecciones que pudieran rompernos el corazón. No habría fanfarria antes de una canción. Los actores, sin recobrar el aliento, pasarían de hablar a cantar y viceversa. La música siempre ha sido una parte enorme de mi vida y de mi arte; ahora, le daría rienda suelta”. El director de Expiación quería seguir así los pasos de Los Miserables, el último gran musical de Hollywood que decidió grabar con sonido directo todos sus números musicales. 

El realizador británico ya había sorprendido en varias ocasiones con sus decisiones formales, como cuando decidió ambientar la acción de su personal adaptación de Anna Karenina en un teatro que dejara visible a todos los deslices de su atribulada protagonista. En el caso de Cyrano decidió coger las maletas, huir del COVID-19 y crear su propia burbuja en la isla de Sicilia. “Los primeros tres actos de la estructura de cinco se rodarían en una ciudad barroca de finales del siglo XVII llamada Noto. Usaríamos cada rincón de aquel increíble lugar y, si no fuera allí, no lo rodaríamos”, se dijo antes de empezar el rodaje. 

El siguiente acto tendría lugar en el monte Etna, un volcán activo situado a casi 5000 metros del mar que les serviría para retratar la guerra en la que acaban sumidos Christian y Cyrano. “Sin duda, la elección que más desafíos me ha planteado de mi carrera”, recordaba. Palabras mayores para el autor de uno de los planos secuencia más espectaculares del siglo XXI en Expiación, cuando la cámara de Wright recorre una playa de Dunkerque que ha quedado devastada por las consecuencias de la guerra. Para volver a la intimidad de su arranque, el gran final transcurriría de forma minimalista. Wright tenía claro exactamente lo que quería hacer. 

Joe Wright en el rodaje de 'Cyrano'.

El director había decidido crear una fantasía de época atemporal situándola en algún punto indeterminado entre 1640 y 1712, asegurándose así de que sus elecciones formales y estéticas no estarían determinadas previamente por una ambientación histórica. Cyrano ha sido nominada al Oscar por su diseño de vestuario por un trabajo que, según el propio Wright, era “una interpretación moderna de vestidos de época, con toques de Alexander McQueen y Jean-Antoine Watteau”. Cada aparición de Roxanne deja al espectador con la boca abierta. 

El director había conocido al famoso personaje al ver la película de 1990 protagonizada por el francés Gérard Depardieu. “La vi cuando era un adolescente lleno de ansiedades y esa historia sobre sentirse indigno de amor tuvo un profundo efecto en mí. Sin embargo, no me veía haciendo una nueva versión porque no podía ver más allá de la nariz”. Años más tarde, fue a ver una obra de teatro protagonizada por Peter Dinklage y la propia pareja y futura madre de su hija, Bennett. “Al ver a Peter Dinklage interpretar a Cyrano me sentí increíblemente conmovido. Creo que, con cualquier otra versión, daba la sensación de que el actor, por convincente que resultara, podía, al final del día, sentarse en su silla de maquillaje y quitarse esa nariz de su rostro. Peter aportaba una verdad inherente y una honestidad al personaje de Cyrano que me resultaron profundamente emotivas”. El resto es historia. 

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