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El viernes 12 de agosto se estrena en las salas de cine Voy a pasármelo bien, una película dirigida por David Serrano (Días de fútbol, 2003) que nos hará viajar de nuevo a finales de los años ochenta y disfrutar de la música de Hombres G como siempre lo hemos hecho.

Ambientada en la ciudad de Valladolid en el año 1989, el largometraje sigue de cerca a David y Layla, que comparten su gusto por el famoso grupo de música. Y por ellos. Los dos acaban siendo inseparables, pero las circunstancias de la vida les depara otro camino.

Unos treinta años después, David y Layla se vuelven a encontrar, y aunque lleven vidas muy distintas y por separado, nunca se han olvidado el uno del otro. Layla vuelve a la ciudad y los dos pasarán juntos una semana en la que descubrirán que los niños que fueron no han desaparecido del todo.

Con motivo del estreno de la película en cines, SERIES & MÁS habló con su director, que nos cuenta qué parte de su propia historia aparece refllejada en la pantalla y que también reflexiona qué papel tienen la música y la nostalgia en la vida de las personas.

Una película muy autobiográfica y sobre el recuerdo de ser niño

"Cuando tienes 11 ó 12 años estás en un momento muy importante de la vida, porque es justo cuando dejas de ser un niño y empiezas a tener tus propios gustos, empiezas a tener algo de rebeldía en casa o incluso te enamoras por primera vez", explicó David Serrano al pensar en la edad de los protagonistas de la historia y en cómo era su vida con esos años.

"Ese periodo de mi vida lo viví en una ciudad pequeña de provincias como Albacete, que para un chaval era un sueño porque vivíamos en una sensación casi permanente de libertad", recordó el cineasta, reconociendo además que lo que más añora es "lo bien que lo pasaba todo el día jugando o montando en bici".

La música siempre ejerce un papel fundamental en la vida de las personas

En Voy a pasármelo bien, los protagonistas crecen y maduran al ritmo de la música y sus vivencias van en paralelo a las rimas tan divertidas de las canciones que escuchan, todas ellas de una banda emblemática en España. "Hombres G fue el primer grupo que yo descubrí por mí mismo y no porque a alguien de mi alrededor le gustase", explicó Serrano, recordando que alucinó al verles por primera vez en televisión.

"Estuve muy obsesionado con el grupo durante unos años y los he seguido escuchando porque es un grupo que siempre ha estado ahí y que no ha dejado de publicar discos y de sacar canciones nuevas", añadió, especificando que fue especialmente fanático cuando tenía la edad de los protagonistas.

Para el director, "era su grupo de siempre" y como estaba hablando de su vida "tenía que hablar de ellos", pero además fueron ideales para la trama, ya que "necesitaba un grupo que tuviera canciones que sirvieran para la parte musical y que además fueran canciones divertidas". Según David Serrano "el mensaje del grupo siempre ha sido un mensaje de buen rollo, de felicidad" y el resto es historia.

Los años ochenta: una época idealizada y muy influida por su banda sonora

Una de las escenas musicales de 'Voy a pasármelo bien'.

La música de la década de los ochenta tiene algo especial y todos los que vivieron esa época la recuerdan con una nostalgia concreta. De ese sentimiento bebe mucho Voy a pasármelo bien y así lo admitió David Serrano, que además piensa que, dentro de todas las bandas que había, "el grupo que mejor está envejeciendo sin duda es Hombres G, siendo capaces de renovar su público y de llenar salas de conciertos con gente joven".

Para el director, los grupos de aquella época "hacían canciones pegadizas, frescas y distintas a lo que estábamos acostumbrados de escuchar en España" y "tiene mucho mérito que se sigan escuchando hoy en día, cuando han pasado ya 40 años de la publicación de sus discos".

El mundo audiovisual se llena de nostalgia 

"Creo que la nostalgia siempre ha funcionado", argumentó David Serrano, concretando la hay especialmente "en torno a la adolescencia o la infancia" y haciendo hincapié en la serie Aquellos maravillosos años de los noventa, que es pura nostalgia sobre los sesenta.

Además, el director supo ver que "la nostalgia alrededor de los años ochenta tiene mucho que ver con con la música" y también con "el hecho de que el mundo cambiase tanto en ese momento". Serrano argumentó que "la música se volvió muy cercana con el cassette y la gente empezó a moverse con ella por la calle" y que eso ayudó a que el vínculo entre la música y esta emoción se hiciera más fuerte aún.

La Movida en las zonas rurales

Rodaje de 'Voy a pasármelo bien'.

La Movida madrileña se vivió en toda España y aunque en las zonas rurales la intensidad no fue la misma, los altavoces seguían vibrando al ritmo de las mismas canciones. Esto también se refleja en la película de David Serrano, que escogió la ciudad de Valladolid para contar esta historia.

"Necesitaba que fuera una ciudad de provincias, porque yo viví esos años en Albacete", explicó, aunque teniendo claro que ambas ciudades son completamente diferentes. "Yo volví a vivir a Madrid a los 13 años y me encontré con una ciudad inhóspita que para mí era casi como el Bronx y necesitaba que la parte de los 80 en la película fuera un sitio agradable para la vida de los chavales".

Después, el director dijo que "necesitaba que fuera una ciudad lo suficientemente grande para que en la actualidad fuera creíble el hecho de que los personajes no se han vuelto a ver aunque  vivan en la misma ciudad", que "Valladolid tiene un casco histórico muy bonito en el que podían ambientar los ochenta" y que además "tiene un festival de cine, ya que la película necesitaba que hubiera un festival en la ciudad en la que transcurriera la historia".

Lo más emocionante: el final

Fotograma de 'Voy a pasármelo bien', con Raúl Arévalo y Karla Souza.

Finalmente, David Serrano recordó con cariño cuál fue la parte más emotiva del rodaje. "Creo que el final de la película refleja lo que pasó la última vez que yo vi a la Layla real y toda esa parte del final fue lo más más emocionante de escribir y de rodar también".

El director pensó en cómo vivió el proceso de escritura, donde "tuvo que buscar en su memoria, poco a poco, ir tirando del hilo y que fueran saliendo los recuerdos poco a poco". Fue entonces cuando salieron a la luz cosas que tenía muy olvidadas y reconoció que, "de todo lo que ha hecho en su carrera, esos últimos diez minutos de la peli son de las cosas de las que más contento está de haber hecho" y de lo que más orgulloso se siente.

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