Crítica: 'She Hulk: Abogada Hulka', juicios, citas y autoconciencia en la serie más divertida de Marvel
Tatiana Maslany es Jennifer Walters, una superheroina moderna con mucho sentido del humor y en episodios de solo media hora.
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Después de decenas de películas y series de superhéroes hay quien sigue renegando del sentido del humor en las producciones de Marvel. Es cierto que no siempre funciona, y que en muchas ocasiones se nota que su introducción ha sido requisitoria, pero en el caso de She-Hulk su presencia no es anecdótica sino totalmente orgánica. Y la receta ha salido bien: es la serie más divertida de la marca hasta la fecha.
Tras las narrativas postraumáticas Bruja Escarlata y Visión o Falcon y Soldado de Invierno, el tono del universo televisivo de estos superhéroes empezó a aligerarse paulatinamente con propuestas como Ojo de Halcón o Ms. Marvel, aunque siempre mantuvieron en alguna medida un contrapunto dramático en el origen o pasado de sus protagonistas. No es este el caso de Jennifer Walters, para quien su nueva identidad como She-Hulk no implica un gran proceso de adaptación, entrenamiento para controlar sus poderes o la necesidad de esconder su nueva identidad.
Cuando se anunció el título español de la serie con la coletilla "Abogada Hulka" se hizo imposible no pensar inmediatamente en Futurama y cantar "Abogada soltera". En ese momento parecía solo el chiste del día en Twitter, pero ese espíritu lúdico y ligero encaja totalmente con el tono de esta serie y es la fuente de la que emana su encanto. She Hulk es a grandes rasgos una comedia sobre una abogada de treinta tantos que entre juicio y juicio sale con alguna cita de Tinder a ver si hay suerte. Jennifer Walters es una abogada soltera.
Y es en esos espacios mundanos, corrientes e intrascendentes donde mejor funciona la serie, que destaca, precisamente, porque nos muestra la vida cotidiana de un superhéroe. Esos tiempos muertos en los que el futuro de la humanidad no está en peligro y no hay que luchar contra amenazas que pueden destruir el planeta ni el multiverso, solo en los juzgados. Esos momentos en los que Hulka es requerida en casa de sus padres para ayudar a mover cosas pesadas.
Como mujer joven que vive en 2022, Walters es consciente de los retos con los que tiene que lidiar como mujer joven en un entorno profesional y de los dobles raseros fruto de los constructos sociales. Empezando por algo tan irrelevante como que a su versión verde de 2 metros se le conozca como She-Hulk, un pronombre añadido al nombre original de su primo varón. Pero todos estos comentarios se manifiestan siempre con mucho sentido del humor y con una ligereza que evita a toda costa elaborar un discurso feminista que pueda sonar panfletario, su autoconciencia es refrescante.
También es un elemento intrínseco a su ADN. Jennifer Walters rompe la cuarta pared en un juego meta en el que no somos solo sus confidentes, sino que nos reconoce como espectadores. Walters sabe que vive en una serie y sus referencias metanarrativas, como cuando hace alusión a los cameos o algún invitado especial que se convierte en recurrente, son tan divertidas como ingeniosas.
El trabajo de adaptación de Jessica Gao, guionista de comedias como Rick y Morty, Silicon Valley o Robot Chicken demuestra un dominio del género y del personaje de los cómics. Un trabajo colaborativo que se materializa en el ritmo que aporta con la dirección Kat Coiro (Colgados en Filadelfia, Brooklyn Nine-Nine o Modern Family), y se consolida con la presencia de Tatiana Maslany, una actriz cuyo talento, carisma, versatilidad y matices la hacen perfecta para interpretar el papel principal. No es una sorpresa para quienes la conocimos en Orphan Black, si no es vuestro caso, os convertiréis en su fan número 1 con solo verla una vez.
El carácter juguetón de la serie no implica que sea superficial. Aunque la segunda identidad de la protagonista es totalmente aceptada por la sociedad y controlada por su parte le genera algunos conflictos. Precisamente, en esos momentos en los que algunas personas a su alrededor prefieren a Hulka antes que a Jennifer Walters, porque en el fondo son la misma persona y lo único que cambia es su apariencia. Es ligera con fundamento, si queréis verlo.
Casos curiosos como la propiedad intelectual en un acto de magia, que por logística Jennifer Walters use americanas que le quedan enormes, la naturaleza de los villanos con los que lidia en los juicios o a que Wong le spoileen los giros más importantes de Los Soprano durante su maratón, hacen de esta serie el entretenimiento ligero que necesitamos este verano y en la vida en general.
Es una serie muy generosa y lo único que os pedirá a cambio es que le perdonéis que el primer episodio no es su mejor carta de presentación. No os preocupéis, que a partir del segundo ya empieza a mostrar lo que quiere ser, no la juzguéis por su portada.
'She Hulk: Abogada Hulka' se estrena el 18 de agosto en Disney+.
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