Milena Smit: "Hay mucha desesperanza y tristeza en mi generación, es algo que siento cerca"
La actriz de 25 años estrena 'Libélulas', su primera película desde 'Madres paralelas'. Hablamos con ella de su generación, su estelar salto a la fama y lo que está por venir.
Dos nominaciones al Goya por sus dos primeras películas. Compañera de escena de Penélope Cruz en Madres paralelas, lo último de Pedro Almodóvar. Un fugaz vistazo a los primeros pasos en el cine de Milena Smit puede hacer creer que esta joven nacida en Murcia hace 25 años ha tenido las cosas mucho más fáciles. Antes de ponerse delante de una cámara, había trabajado como recepcionista de un hotel, camarera, dependienta, canguro y auxiliar de información en el metro. Esa incertidumbre que te impide saber cómo vas a llegar a fin de mes está presente en Libélulas, la tercera película de su carrera y el personaje que más se parece hasta ahora a la Milena real.
Sin trabajo ni futuro, Álex y Cata han soñado toda la vida con irse del barrio juntas. Las dos saben que se tienen la una a la otra, lo que les ayuda a sobrellevar su realidad. Mientras planean su huida, cada noche la disfrutan como si fuese la última. Son frágiles, como el vuelo de las libélulas, suspendidas en equilibrio.
El debutante Luc Knowles se ha fijado en cine independiente de los años 90, ese que hacía las delicias del Festival de Sundance y llevaba a sus personajes a vivir en aparcamientos de caravanas, para una ópera prima que llega a los cines tras su presentación en el Festival de Málaga. Allí habló SERIES & MÁS con una de las grandes promesas del cine español, una actriz que tiene pendiente de estreno su primer proyecto como protagonista absoluta: La chica de nieve, adaptación de la novela superventas de Javier Castillo.
[Olivia Baglivi, la revelación del Festival de Málaga que te obligará a aprenderte su nombre]
¿Cómo ha sido pasar de una película como Madres paralelas a un debut como Libélulas?
Creo que terminé Madres paralelas y al día siguiente empecé con los ensayos de Libélulas. Fue algo muy curioso. Son dos proyectos totalmente distintos. En la película en sí, pero también en el director. Pedro es uno de los directores más grandes del cine español y Luc Knowles está empezando. Esta es su primera película. Cada una, a su forma, han sido experiencias muy bonitas. He aprendido con los dos. A mí lo que me apasiona son las historias que podemos contar y los personajes que me llegan. No me fijo necesariamente en el nombre que está detrás. Cuando un director viene y te cuenta su película, lo que me llama la atención es la pasión con la que lo hace y la confianza que deposita en mí. Si surge esa chispa, esa conexión, entonces es el proyecto perfecto.
¿Qué fue lo que te llamó la atención en el caso de Libélulas?
Creo que uno de los temas más importantes para mí en esta historia es cómo hablaba de la amistad y la lealtad que hay entre Álex y Cata. Este es un proyecto muy personal para mí. Además de la conexión que se ha generado en el set entre Olivia Baglivi y yo, hemos creado una pequeña familia con Luc, con los productores y con todo el equipo. Ha sido muy bonito ver cómo todos nos juntábamos por una película tan pequeña como esta. Para nosotros era como tratar un tesoro.
Esta película habla de la desesperanza de la generación más preparada de la historia. ¿Es un tema que sientes cercano?
Tenía muchas ganas de hablar de eso. Creo que es algo muy interesante. Me he dado cuenta de que hay mucha desesperanza y tristeza a día de hoy en mi generación, es algo que siento cerca. No solo por las situaciones a nivel social, laboral y del sistema, que son muy desagradables también. Creo que nuestra generación es la encargada de que haya un antes y un después a muchos niveles, pero no nos dan las herramientas ni los medios para hacer ese relevo.
¿Compartías en tu adolescencia esa necesidad que siente Cata de dejarlo todo y empezar de cero en otra parte?
Absolutamente, yo era todavía peor. De adolescente era un puto trasto. A diferencia de mi personaje de Ana en Madres paralelas, alguien que refrescaba una inocencia en la adolescencia que yo nunca había vivido, creo que Cata resume mucho mejor mis experiencias vitales. Diría que incluso lo hace de forma un poco light. Todos esos problemas, ese macarreo, esa necesidad de supervivencia, ese síndrome de Peter Pan que convive a la vez con una serie de responsabilidades que no deberías tener cuando tienes cierta edad… Todo eso lo siento muy cerca. Son emociones que reconozco, me he sentido muy identificada con Libélulas.
A pesar de ser tan joven, has tenido muchos trabajos antes de explotar como actriz. ¿Cómo viviste esa etapa de tu vida, ese momento de no saber cómo te vas a ganar la vida o qué va a pasar el mes que viene?
Me fui con 17 años de casa. No sabía qué hacer, no tenía vocación alguna ni tenía claro qué era lo que me gustaría estudiar, así que decidí ponerme a trabajar y buscarme la vida. Eso es lo que hice hasta que me llegó mi primer casting para No matarás [su primera película, por la que recibió una nominación al Goya a la mejor actriz revelación]. Lo que hacía era buscarme la vida como podía, creo que ha sido algo muy necesario para mí vivir esa etapa también. Aprendí muchas cosas haciendo todos esos trabajos, aunque ahora no tengan mucho que ver con lo que estoy haciendo ahora.
Luc viene de la publicidad. Hay un estilo muy musical en la película. ¿Es algo que se notaba ya en el rodaje?
Es una parte importante de Libélulas desde el principio, también en el rodaje. No era necesariamente la música que después ha aparecido en el montaje de la película, eso sí. Con Luc creamos listas de reproducción de los personajes por separado y de la relación de Álex y Cata. Todo eso nos ayudaba a crear ese universo en el que habitan los personajes y nos ayudaba mucho a meternos en la situación que estaban atravesando.
Todos esos problemas, ese macarreo, esa necesidad de supervivencia, ese síndrome de Peter Pan que convive a la vez con una serie de responsabilidades que no deberías tener cuando tienes cierta edad… Todo eso lo siento muy cerca.
¿Es verdad que Libélulas empezó como una serie de televisión antes de pasar a ser una película?
Sí, pero creo que ha sido un cambio a bien. Al final un piloto no deja de ser una primera idea de una historia. Luc ha sido muy inteligente a la hora de reescribir el guion, ha aprovechado muy bien los temas y el alma que él había pensado para la historia. Creo, sinceramente, que es una película muy importante y que tiene más valor aún en estos años tan complicados.
Tu vida ha cambiado radicalmente en los últimos años. ¿Cómo es acostumbrarse a que tanta gente sepa quién eres?
Yo sigo diciendo que soy Milena. Cada vez que conozco a alguien, me presento como lo hacía antes de que pasara todo esto. Todavía no me he acostumbrado. Muchas veces se me olvida. Incluso cuando el otro sabe que soy Milena, siempre me presento. Creo que uno de los momentos donde más me ha impresionado todo eso es cuando fui a Nueva York a presentar Madres paralelas. De repente, la noche que llegué tenía un jet lag de la hostia y bajé a la puerta del hotel a echar un piti. Me quedé de piedra al descubrir a 15 o 20 personas con fotos de mi cara y llamándome por mi nombre mientras estaba en la otra punta del mundo. Yo estaba hecha un cuadro, en pijama, echando un piti a las 4 de la mañana y con un jet lag brutal… me quedé flipando cuando me di cuenta de lo que estaba pasando.
Hace unos meses los Oscar cerraron el ciclo de Madres paralelas. ¿Qué balance haces del viaje que has hecho con esta película?
Jamás me olvidaré del rodaje, fue una experiencia increíble. No solo el rodaje, sino los cinco meses previos de ensayo en los que nos esforzamos mucho para crear una conexión que era esencial para la relación entre mi personaje y el de Penélope. La promoción también nos ha dado muchas cosas bonitas, pero al final con lo que me quedo es con la parte persona, con la familia que hemos creado con Penélope, con Pedro, con todo el equipo de El Deseo…
La chica de nieve es tu primer gran proyecto como protagonista. ¿Sientes una presión adicional por ser la cabeza visible de esta historia?
Se siente mucha responsabilidad, tengo que reconocerlo. Estoy enamorada y obsesionada de este personaje. Siento que todos los trabajos que he hecho estos años me han ayudado a prepararme para hacer La chica de nieve. Yo apenas me he formado en la interpretación, todo lo que sé lo he aprendido en los sets. En un proyecto en el que ya cargas mucho peso, notas cuando tienes unas tablas que te ayudan a defender todos los retos que aparecen ante ti.