Crítica: 'La casa del dragón' 1x07, dragones robados, bodas de sangre y un giro final sorprendente
En 'Marcaderiva', como en los mejores episodios de 'Succession', todos los personajes coinciden en un mismo lugar con consecuencias impactantes.
Este episodio de La casa del dragón lo ha tenido todo. Un funeral en Marcaderiva ha reunido después de una década a todos los personajes en un mismo lugar, y al más puro estilo de drama shakesperiano, en una suerte de episodio embotellado, han salido a la luz todas las tensiones acumuladas durante estos años con puñaladas metafóricas y literales.
Las familias involucradas se han dividido definitivamente en dos claros bandos liderados por Rhaenyra y Alicent, sus respectivos hijos y sus dragones. Cualquier esperanza de reconciliación se ha disipado y a partir de ahora ambas saben o suponen de lo que su enemigo, la otra, es capaz, y eso es también lo que quieren que piensen.
Todos han sacrificado algo durante el proceso, pero también han ganado algo a cambio. El precio les parece justo cuando ponen sobre la mesa la preparación de lo que está por venir. Solo un personaje, el más inesperado, ha encontrado una salida que representa el mejor ejemplo de final feliz que ofrece el mundo de Canción de hielo y fuego. Y lo ha hecho mientras muchos estaban preparando sus plumas para hacer correr ríos de tinta por una nueva muestra del tropo "Bury your gays" en este universo.
['La casa del dragón' 1x06, dos muertes por fuego, un dragón legendario y un nuevo villano]
"Para ser el señor de Marcaderiva los demás tendrían que morir"
Como espectadores, nosotros llegamos a este momento con el bagaje de los seis episodios anteriores, en los que hemos visto evolucionar las relaciones entre los personajes y crecer la hostilidad entre ellos, por ello, sorprende descubrir que estas secuencias en Sede del Mar fueron las primeras que se rodaron en La casa del dragón.
El trabajo de dirección de actores y de puesta en escena de Miguel Sapochnik en la secuencia del funeral y la del intento de resolución del conflicto entre Rhaenyra y Alicent (después del violento enfrentamiento de sus hijos) es extraordinario. La cámara atenta a las miradas y el montaje recuerda al brillante ejercicio que realizó Jean Marc Vallée en el final de la primera temporada de Big Little Lies, en el que como aquí, había elocuencia en los silencios. Merece los mismos halagos que el de los episodios con batallas espectaculares.
De todo lo que aflora en estos minutos iniciales es importante destacar tres detalles. Aunque por el salto temporal del anterior episodio no hayamos tenido tiempo de ser testigos directos de las dinámicas de la relación entre Rhaenyra, Harwin y Leanor, la empatía y vulnerabilidad que demuestran sus hijos Jace y Luke en los primeros compases de este episodio, dan testimonio de que la familia no tradicional en la que han crecido les ha inculcado buenos valores y les ha dado mucho cariño.
Por otro lado, se nos confirma que, por supuesto, la oferta de Rhaenyra de prometer a su hijo mayor con la hija de la reina fue rechazada, y que Aegon II está prometido con su hermana Helaena. De esta, por cierto, después de que en el episodio anterior dijera de fondo y hablando consigo misma "Tendrá que perder un ojo" cuando Alicent le decía a Aemond que algún día tendría su dragón, se nos sigue sugiriendo que es una soñadora de dragones. En este episodio dice: "Mano gira telar; hilo verde, hilo negro; dragones de carne tejiendo dragones de hilo. La mano gira el telar; hilo verde... carne de dragón tejiendo dragones de hilo"
El otro detalle, simplemente lo anoto porque llama la atención. Criston se refiere a Larys como "el hijo de Strong" cuando le dice a Alicent que la ha estado mirando de forma intensa todo el tiempo. Creo que resulta curioso descubrir que los dos únicos aliados que ha tenido la reina en estos diez años no sean conscientes del papel que cumple el otro ni que trabajen en común.
[Quiénes son Larys y Harwin Strong en 'La casa del dragón']
"Yo al menos puedo llorar a mis muertos"
En el episodio 6 confirmamos que el padre de los hijos de Rhaenyra era Harwin Strong pero algunos nos preguntábamos si la princesa y Laenor habían intentado cumplir su deber con el reino alguna vez. La heredera al reino despeja la duda en su conversación con Daemon: "Tratamos de concebir, de cumplir nuestro deber. Pero no había placer. Lo encontré fuera. Está bien sentirse deseada. Y podía confiar en él". Daemon, por su parte, también encontró la forma de ser feliz con Laena. Ahora ambos han perdido a sus compañeros, aunque a diferencia de ella, como en muchos otros aspectos, él tiene derecho a llorar a sus muertos.
La escena en la playa, además de servir como crónica a un incesto anunciado y a consumar una relación que es el siguiente paso lógico para Rhaenyra, tanto personal como político, también nos confirma la razón por la que Daemon abandonó a su sobrina en la casa de los placeres que visitaron en el cuarto episodio. No es que sirva para justificarlo, porque podemos hacer una lista de todo lo que estaba mal en ese plan (empezando por el peligro en el que la puso al abandonarla fuera de la seguridad de la Fortaleza Roja), pero deja claro que lo hizo porque para él era una niña, a pesar de las costumbres de Poniente.
"Doaheras, Vhagar"
Esta secuencia de Cómo entrenar a tu dragón (si no me equivoco, musicalizada con el tema de Daenerys en Juego de tronos) es definitoria para el personaje de Aemond y un catalizador de la futura guerra entre verdes y negros. También nos recuerda que con las series de emisión semanal debemos tener paciencia.
Cuando en el episodio anterior nos enteramos de que Laena era la jinete de Vhagar, muchos nos quejamos porque nos habían robado la escena en la que reclamaba el dragón. Esta semana hemos descubierto por qué eligieron no mostraros aquel momento: porque teníamos que ver a Aemond en esa situación. Lo de Laena habría sido un momento bonito, el del hijo de Alicent es una fuente importante de conflicto.
"Aemond tenía razón, vale mil veces el precio que ha pagado"
Todo lo que hemos visto las semanas anteriores ha servido para que cada mirada, gesto y frase de esta secuencia estén cargados de significado. Un dragón robado, insultos, golpes, patadas y finalmente un ojo. El enfrentamiento entre los hermanastros Targaryen y Velaryon tenía que llegar tarde o temprano, aunque no imaginamos que el desencadenante sería el que fue.
"Llevó una daga para matarlo". "Se estaba defendiendo, se dijeron viles calumnias". "Nos llamó bastardos". Es revelador del tipo de historia a la que estamos asistiendo que la escena más impactante de los siete episodios que llevamos esta temporada sea un drama familiar en toda regla.
Por una vez, Daemon no era responsable del conflicto y se quedó a ver el mundo arder mientras Viserys pretendía saldar el conflicto con unas disculpas de buena fe. Esto, como cabe esperar, no complace a Alicent, quien siente que unas palabras no son equivalentes a un ojo. ¿Cuál sería el pago justo entonces?, ya lo dice el dicho: "Ser Criston, traedme un ojo de Lucerys. Le dejaré elegir cuál".
Es difícil empatizar con Alicent teniendo como alternativa a Rhaenyra, porque sus razones aunque son válidas para ella, están motivadas por algo con lo que cuesta conectar: la rectitud y la decencia como valores más importantes. Aderezados con la envidia por no recibir recompensa por ello, mientras Rhaenyra disfruta de algunas libertades. "¿No te cansa estar oculta tras ese manto de rectitud todo el tiempo? Ahora te ven tal como eres". Golpe bajo y efectivo. Punto para Rhaenyra.
También para Alicent, que a pesar de sentirse indigna por haber perdido la compostura, eso le ha ganado el respeto y admiración de su padre. Él, como Aemond, está de acuerdo con que el precio ha sido justo, un ojo a cambio de un dragón vale la pena porque es un arma de guerra.
Por cierto, aunque no se ha hablado de ello en ningún momento, Halaena también es jinete y tiene su dragón, porque cuando parte el barco con Alicent y Viserys, los acompañan tres dragones.
"Una muerte rápida y con testigos"
Con la conversación entre Rhaenyra y Daemon en off, mientras veíamos cómo se ejecutaba el plan que les permitiría casarse y cambiaba nuestra percepción sobre la princesa, asistimos por primera vez a una boda siguiendo el rito Targaryen.
Descubrir que el plan tenía un giro que comenzó en la conversación entre Rhaenyra y su esposo que continuó mientras no estábamos, recuperar la fe en la princesa y ver a Laenor escapar junto a Qarl en el último plano sorprendió también a los fans de Fuego y sangre, porque en el libro es asesinado, hay varias versiones de quien puede ser el responsable, y uno de los sospechosos es Daemon. El episodio más emocionante hasta la fecha cerró con broche de oro y deja el listón muy alto para el tramo final de la temporada.
Promo del episodio 8
'La casa del dragón' está disponible en HBO Max.