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Después del éxito de La casa de las flores y la polémica Érase una vez... pero ya noManolo Caro vuelve a Netflix el viernes 14 de octubre con Sagrada familia, una miniserie que se adentra de lleno en la familia como institución para hablar de la maternidad en un mundo de apariencias.

La ficción se sitúa en el preciso instante en el que una nueva familia se muda a Fuente del Berro. Su llegada acabará con la estabilidad del barrio en el que vive Gloria junto a su bebé y Aitana, su au-pair, escondiéndose de un misterioso y oscuro pasado. En un barrio en el que nada es lo que parece, cuatro vecinas forjarán una fuerte amistad con un denominador común, son madres. Su relación parece perfecta, hasta que el pasado de Gloria lo cambia todo. 

SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL habló con el creador de la serie Manolo Caro y con sus protagonistas Najwa Nimri, Alba Flores, Álex García, Macarena Gómez, Carla Campra, Iván Pellicer, Ella Kweku y Álvaro Rico, que se adentran en los entresijos de la ficción y su manera de abordar el tema de la maternidad.

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El origen de la serie

Antes de que ni siquiera se hubiera anunciado el proyecto, Manolo Caro ya había pensado en rodar una serie sobre el tema de la familia y la maternidad y él mismo reconoció que la idea estuvo en su cabeza durante un par de años. 

Después, decidió que Sagrada familia fuera su primera serie española, donde todos los miembros del elenco fueran españoles y pudiera "traer de vuelta el espíritu del cine y la televisión que también llegó a Latinoamérica en los noventa y que les dio tantos éxitos".

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Alba Flores también recordó cómo fue el momento de leer el guion de la serie por primera vez y de qué manera Najwa Nimri -con la que ya ha trabajado en Vis a vis y La casa de papel- llegó a condicionar el hecho de que acabara participando en el proyecto.

"En el momento en el que leí el guion todavía no estaba Najwa y lo primero que pensé fue en quién iba a interpretar a la protagonista, porque sabía que ese era el papel más complicado. Para mí dependía mucho de quién hiciera ese personaje el hecho de embarcarme o no en esto y bueno, claro, pues al final hubo suerte", confesó.

Por su parte, Macarena Gómez reconoció que llegó a pensar que le iba a tocar interpretar al personaje al que luego dio vida Alba Flores y que tenía ganas de trabajar con Caro. De hecho, elogió el trabajo del creador, destacando "la dirección, los planos, los encuadres y la estética" y también "unas interpretaciones brillantes".

La representación importa

Manolo Caro regresa a la plataforma con una serie sobre la maternidad y la familia. Netflix

Una de las cuestiones que se abordaron en la entrevista vino a colación de la última serie que Manolo Caro estrenó en la plataforma: Érase una vez... pero ya no. La ficción musical fue muy criticada en su momento por su manera de reivindicar la diversidad e incluso se llegó a decir que utilizaba el lenguaje inclusivo en tono de burla. 

Al igual que en todas sus creaciones, en el caso de Sagrada familia la representación de la comunidad LGTBIQ+ sigue estando presente y el propio Manolo Caro explicó que en su país (México) se le critica por lo contrario. "Siempre me dicen que cuento historias de gente pija y blancos privilegiados, pero a mí lo que me interesa es ser honesto. Yo estoy comprometido y estoy aprendiendo, porque esto es un aprendizaje constante", expresó.

"Recuerdo el momento en el que yo salí del armario hace 20 años y es muy diferente al hecho de que ahora lo haga un sobrino. Y esto tiene que ver con cómo hemos evolucionado socialmente y también se traspasa a la pantalla en cómo contamos las historias ahora", continuó.

"A mí me preocupa muchísimo la cultura de la cancelación, porque de repente veo que se juzgan proyectos audiovisuales que se cuando se gestaron hablaban de otro momento social y que verlos desde el prisma de hoy en día es un poco absurdo. Pero el objetivo es tratar este tema con cuidado y con honestidad. Tampoco me voy a meter yo a hablar de algo que no sepa con tal de hacer un 'check' en el mundo de la inclusión, porque eso es tomarle el pelo al público y no me interesa", zanjó Manolo Caro.

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La familia perfecta no existe

Najwa Nimri en 'Sagrada familia'. Netflix

"Yo crecí en un barrio residencial como en el que se representa en la serie y con el paso de los años me doy cuenta de las cosas que veía y de las que no era consciente", comentó Macarena Gómez sobre su vínculo personal con lo que se cuenta en Sagrada familia.

"Aquellas personas estaban intentando aparentar algo que no eran y lo sigo viendo hoy en día, por lo que la serie refleja muy bien la realidad. Personas como estas y madres como las que salen en la serie siguen existiendo. Y suelen ser madres con conflictos que de puertas para afuera quieren ocultar", opinó la actriz.

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Najwa Nimri también trató de comparar lo que ocurre en la serie con sus propias vivencias como madre, entendiendo que haya madres que se reúnan en el parque pero opinando que no estaba acostumbrada a esa rutina. "Yo tengo un hijo, pero lo crié yo. A mi hijo no me lo crió ninguna 'nanny' y tampoco le llevaba al parque", declaró.

"Iba con él a sitios con amigas y tal, pero para cuando llegaba al parque, ya solamente haber bajado el cochecito me resultaba un infierno porque me llevaba muy bien con mi hijo, básicamente. Y recuerdo momentos increíbles con él", expresó, añadiendo que "no quería estar hablando de chupetes y teta, porque no son más que palabras al final", que para ella "no era un terreno confortable" y que tuvo que prepararlo parra el papel.

Un mundo de apariencias

Ella Kweku y Jon Olivares en una secuencia de la serie. Netflix

En relación a la serie, Álvaro Rico supo ver la similitud que tiene la ficción con la realidad actual. "Creo que estamos en un momento social en el que todo es una apariencia, y las redes sociales también tratan todo el rato de contribuir a ello. Pero lo que ocurre en tu casa cuando cierras el pestillo de tu casa, sólo tú lo sabes".

Ella Kweku coincidió con su compañero, completando el argumento al decir que "se mezcla la ficción y la realidad cuando tú empiezas a creerte la mentira que estás creando". Comparándolo con la estética de la vidriera que adquiere la serie, la actriz dijo que "esta apariencia también es delicada y puede romperse, porque hay una línea muy fina".

"Esta serie es un reflejo de lo que vivimos, cuando vas a la cena de Navidad y hay cosas que no te gustan y las aguantas y luego dices '¿por qué he aguantado esto?'", puso de ejemplo Álex García, comparando la serie con el mundo real.

El afán de protección

Macarena Gómez y Lorenzo Angellotti en una secuencia de 'Sagrada familia'. Netflix

En Sagrada familia, Manolo Caro presenta a varios perfiles de madres diferentes, pero todas ellas tienen cosas en común. Una de ellas es el afán de protección, que si se lleva al extremo, puede desencadenar en algo muy tóxico y en un vínculo poco saludable.

Iván Pellicer piensa que "la familia no es solo eso, no es solo protección" y Carla Campra supo contestarle que en la serie surge un dilema importante, donde "puedes decir 'yo te quiero mucho porque eres mi madre, pero no entiendo tu comportamiento, aunque lo hagas de esta manera por mí', porque debes pensar que puede que ella lo haga por mi bien o que en realidad está siendo egoísta".

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Najwa Nimri tiene claro que "da igual si lo hace por su bien o por el tuyo, realmente no hay que hacerlo. Le tienes que dotar de esa libertad a la gente, da igual que sean tus hijos. Hay madres que verdaderamente creen que sus hijos son de ellas y eso es una locura muy fuerte que además te deja tocado el resto de tu vida, porque tendrás que deshacerte de un lazo emocional que está permanentemente agarrándote de las entrañas".

Para ella, es algo similar a lo que ocurre en las dinámicas de poder. "Es lo que sucede con muchas relaciones que tienen que ver con la violencia o la mafia, que son muy arraigadas. Cuando tú, desde tu vida normal, con tus padres separados y tu independencia viviendo sola en un piso, ves a una familia que realmente está muy unida -que son de estas familias que ves que se ríen y tienen un comportamiento muy cercano-, piensas 'qué envidia'".

"Pero en realidad, todas las familias cuecen habas y en las familias muy cercanas, que tienen mucha consanguinidad, que la sangre está muy arraigada, esa misma sangre te estrangula. Tener una familia a la que perteneces de una manera tan fuerte es una cosa que todos deseamos, pero que a la vez te puede cortar la salida", concluyó.