Hollywood está a las puertas de una segunda huelga. SAG-AFTRA, el sindicato que representa alrededor de 120.000 actores de cine y televisión, ha convocado oficialmente una votación para aprobar la convocatoria de paro laboral. En caso de que sea aprobada, y no se llegue a un acuerdo con los estudios de Hollywood en las negociaciones que comienzan el 7 de junio, se iniciaría un paro laboral a partir del día 30 del mismo mes, fecha en la que finaliza el contrato actual.
Como ocurrió con el proceso del Sindicato de Guionistas (WGA) en abril, la votación de autorización de huelga es una herramienta de negociación, no una garantía de que se vaya a hacer efectiva. Los miembros del sindicato votan para dar a sus dirigentes el poder de decretar un paro laboral si no son capaces de llegar a un acuerdo con la Alianza de Productores de cine y televisión (AMPTP) en las negociaciones.
SAG-AFTRA cuenta en total con más de 160.000 afiliados, que además de actores también incluye periodistas de radio y televisión, presentadores de televisión, locutores, cantantes, dobles de acción, actores de voz y otros profesionales de los medios de comunicación. Un sindicato que puede ejercer mucha más presión que el de guionistas, que solo cuenta con 11.500 afiliados.
"Por primera vez en mucho tiempo, la dirección de nuestros miembros se solidariza con el comité negociador y el Consejo Nacional para seguir adelante con la autorización de huelga. Debemos estar preparados por si fuera necesario", declaró Fran Drescher, presidenta de SAG-AFTRA. "La perspectiva de una huelga no es la primera opción, sino el último recurso. Como siempre dice mi padre: '¡Mejor tener y no necesitar que necesitar y no tener!"
Drescher hizo un llamamiento a los miembros para que "sigan las indicaciones tanto del comité negociador como de la Junta Nacional" y voten "sí" a la autorización en una muestra de solidaridad y fuerza.
Duncan Crabtree-Ireland, director ejecutivo nacional y negociador jefe de SAG-AFTRA, declaró: "La autorización de la huelga envía un mensaje importante durante el proceso de negociación. Un voto afirmativo da a la Junta Nacional el poder de convocar una huelga si la AMPTP no negocia de forma justa en nuestra próxima negociación".
La última huelga de actores fue en 2000, tras la cual SAG y AFTRA se fusionaron en un solo sindicato. En años más recientes, el gremio ha amenazado con convocar una votación de autorización (y lo hizo una vez, sobre el contrato de animación televisiva, en 2018, según THR) para reforzar su posición, pero consiguió llegar a un acuerdo con la AMPTP.
Su pliego de peticiones
Varios de los problemas planteados por los guionistas en sus protestas también afectan al actor medio en activo. Entre ellos, la desaparición de los ingresos residuales en la era del streaming, la amenaza inminente de la inteligencia artificial y la temporalidad de los contratos por la reducción de las temporadas de televisión con pausas más largas entre los trabajos. Para el Sindicato de Actores, además, es prioridad regular las pruebas de casting virtuales o grabadas en casa.
El impacto de dos huelgas en Hollywood
Con dos grandes sindicatos de Hollywood en huelga al mismo tiempo, la situación actual de la industria podría pasar de ser gravemente perjudicial a ser catastrófica. Una huelga general de SAG-AFTRA tendría un impacto aún mayor, que la de guionistas, porque paralizaría todos los rodajes, el doblaje de series de animación, los telediarios, programas de entretenimiento, concursos, realities y hasta la producción de anuncios publicitarios.
A la posibilidad de una huelga del Sindicato de Actores hay que sumar la presión del Sindicato de Directores (DGA), que también tiene un contrato con la Alianza de Productores que finaliza el 30 de junio. Aunque no han convocado el voto para autorizar una huelga, sus dirigentes sí han expresado su solidaridad con la huelga del WGA.
También se identifican con sus reivindicaciones, que han demostrado ser universales para el trabajador medio de Hollywood. Existe una gran posibilidad de que se produzca una muestra de solidaridad sin precedentes en la industria del entretenimiento, que podría forzar un gran ajuste de cuentas en la era del streaming.