Por qué la magia del fuego es algo tabú en 'The Witcher' y cuál es el precio a pagar por hacer uso de ella
La serie de magia y fantasía basada en las novelas de Andrzej Sapkowski acaba de estrenar la tanda final de capítulos de la tercera temporada.
The Witcher tiene todos los elementos que cualquier fan de la fantasía puede pedir: escenas de acción trepidante, criaturas fantásticas y mucho misterio e intriga. Y otro ingrediente que se le suele añadir a esta receta puede ser el de la magia, que también resulta ser una de las partes más fascinantes de la serie de Netflix -que acaba de estrenar los últimos capítulos de la tercera temporada-.
Sin embargo, en el universo de The Witcher, la magia no se debe tomar a la ligera, y de hecho, los hechiceros tienen prohibido hacer uso de ella por su inestabilidad y su capacidad de destrucción.
Esto incluye las prácticas más obvias, como la demonología o la nigromancia, pero también el uso de la magia del fuego, considerada como una de las que las intocables en The Witcher. En esta serie, se considera al fuego como una fuerza peligrosa y radicalmente diferente a otros elementos como la tierra, el agua o el aire.
A lo largo de las dos primeras temporadas, hemos visto que su uso tiene un coste brutal e inmenso, y son muchas las razones para temerlo y prohibir su uso por la seguridad tanto del que la utiliza como de quienes le rodean.
¿Por qué la magia es tabú?
En el mundo de The Witcher, la magia se invoca aprovechando el Caos, también conocido como Fuerza o Poder. Se trata de un poder antiguo, extraído de los elementos que componen el mundo y que permite a los usuarios lanzar hechizos de todas las formas posibles.
No obstante, hacer uso de él tiene un precio y exige un sacrificio proporcional al efecto y la magnitud del hechizo. Un ejemplo de ello es lo que le ocurre a Yennefer de Vengerberg (Anya Chalotra), la hechicera más destacada de la serie, que sacrificó su capacidad para tener hijos a cambio de volverse hermosa y muy poderosa.
Dentro del uso de la magia, la de fuego se considera como una de las más peligrosas, en parte por lo mucho que exige a los que hacen uso de ella. Tiene la capacidad inherente de consumir al usuario. Es la fuerza más peligrosa de la naturaleza y tiene un apetito insaciable. Por eso, puede exigirle lo que sea al que la utiliza, incluso su propia vida.
Por si fuera poco, la piromancia solo se puede realizar cuando el hechicero canaliza sus emociones más negativas, tales como el odio y la ira. Esto la convierte en un pozo insaciable de corrupción, incluso para los más poderosos.
El precio a pagar
A pesar de las advertencias de Triss Merigold (Anna Shafer), han sido varios los hechiceros que han usado su poder en la serie. En el final de la temporada 1, durante la batalla de Sodden Hill, los hechiceros nilfgaardianos -y bajo el liderazgo de Fringilla (Mimî M. Khayisa)- hicieron llover enormes bolas de fuego sobre Yennefer y sus aliados.
Esto tuvo un efecto inmediato y vemos que el primer mago que lanza el hechizo se desmorona mientras canaliza el poder, siendo consumido por las altas demandas del hechizo.
Cuando la batalla parecía casi perdida, Yennefer recurre a ella para derrotar a los nilfgaardianos y desatando todo su poder contra el ejército adversario. Esta demostración de poder les lleva a la victoria, pero Yennefer debe hacer otro gran sacrificio y acaba quedándose sin sus poderes -algo que trata de recuperar en la tercera entrega-.
Otro ejemplo es el de Rience (Chris Fulton), que encarnó todo el mal que rodea a la magia del fuego. Para canalizar de manera efectiva una de las formas de magia más peligrosas, sacrificó su propia alma.
Diferencias entre la serie y los libros
La interpretación que ha hecho la serie sobre la magia del fuego es diferente a la que se hace en la saga de libros del autor polaco Andrzej Sapkowski, pero ambas comparten las mismas raíces y la naturaleza hambrienta y corrupta que alberga ese poder.
En los libros, los hechiceros no se desmoronan como en la serie, pero el precio que deben pagar por usar magia de fuego sigue siendo muy alto. Y la representación del fuego en la serie también es muy diferente de la que hacen los videojuegos que ayudaron a popularizar The Witcher. En ellos, el uso de ese tipo de magia va acompañado de constantes advertencias, es más común usarla y las consecuencias no son tan severas.