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Pablo Llarraín regresa a su Chile natal tras su reciente aventura anglosajona con El conde, una película para Netflix, que coincide con el 50 aniversario del Golpe de Estado de 1973 que derrocó al presidente Salvador Allende y dio inicio a la dictadura del terror de Augusto Pinochet.

Ficha

Guion: Pablo Larraín, Guillemo Calderón

Dirección: Pablo Larraín

Genero: Comedia negra | Terror

Fecha de estreno: 15 de septiembre

Plataforma: Netflix

Después de haber sido una sombra en varias películas del inicio de su carrera, el líder fascista ocupa el centro de esta sátira gótica, en la que el cineasta convierte a Pinochet (Jaime Vadell) en un vampiro de 250 años que tras el fin de su régimen fingió su propia muerte y desde entonces vive aislado en la campiña patagónica. 

Imaginar a un dictador fascista como un vampiro que chupa la sangre del pueblo "era una elección tan obvia que apenas cuenta como metáfora", confiesa Larraín en una entrevista en The Guardian. Pero lo que realmente inspiró esta idea fue el hecho de que Pinochet nunca se enfrentó a un juicio por lo que hizo y "Esa impugnación lo hizo eterno".

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Pinochet murió plácidamente en 2006 a los 93 años. El único juicio al que se le sometió en vida fue por blanqueo de dinero, aunque sus abogados alegaron que padecía demencia y pudo eludir la justicia.

El Pinochet de Larraín guarda rencor por esas acusaciones. No le molesta que le llamen asesino, porque lo es. Tampoco le molesta que lo acusen de haber violado todos los derechos humanos sistemática e impunemente durante casi dos décadas. Nada de eso le pesa en la conciencia. Lo que le ofende profundamente y no le deja vivir en paz es que lo llamaran ladrón

'El conde'

El chiste de El conde es que en la vida real esa también fue la mayor ofensa que sufrió el dictador. Cuando Pinochet fue acusado de robar dinero, sus partidarios y la mayoría de la gente que le había protegido durante años no supieron qué decir. Eso fue lo que lo envió al ostracismo. Esa fue su mayor ofensa, pecado y delito, porque la vida de otros no tiene ningún valor, pero con el dinero no se juega. 

En la película somos testigos de una crisis existencial del vampiro que siente que ya no tiene razón para seguir viviendo. En su declive, sus parasitarios hijos se desplazan a su mansión con la esperanza de encontrar los muchos millones que robó durante su brutal reinado. Porque todos, él incluido, saben que sí era un ladrón. Lo que realmente ofende es que su legado sea uno tan ordinario, porque ladrón puede ser cualquiera.  

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La familia Pinochet al completo accede a que se realice una inspección forense de toda la documentación del genera, porque así podrán encontrar los documentos que avalen los millones saqueados. La persona encargada de realizar esa inspección, la contable (Paula Luchsinger), es una monja enviada con la misión de exorcizar al vampiro/dictador. 

Este personaje resulta ser lo más interesante de la película porque el espectador disfruta con los desvergonzados comentarios que le hace a los miembros de la familia y sus apuntes sardónicos. Sin embargo, su función no es ser un avatar de quien está frente a la pantalla, sino de una iglesia católica dispuesta a purificar cualquier legado, por corrupto que sea, siempre que le permita mantener su poder, riqueza y privilegios. 

'El conde'

Quizá esta aproximación a Pinochet le ha quedado a Larraín menos perspicaz y mortífera de lo que esperaba, pero es una película más que notable en la que los momentos de sátira y farsa son inspirados, el gore sorprende y su fotografía Dreyeriana deja encuadres memorables. Además, se reserva para el último acto un giro histórico sorprendente cuando se revela la identidad de la narradora. 

Pero si algo demuestra esta metáfora vampírica es que el fascismo funciona como un parásito y sólo necesita un cuello con predisposición a dejarse clavar los colmillos. A partir de ese momento el veneno inoculado hará todo el trabajo.

Nota: 4/5

Te gustará si: 

- No te parece ofensivo utilizar el humor negro para hablar de temas tan serios.

- Sabes algo de la historia reciente de Chile, especialmente, de la época de la dictadura y sus consecuencias.

- Te gusta la filmografía de Larraín.

- No tienes reparos en que se implique a la iglesia católica en un relato de corrupción.

No te gustará si:

- Tras ver las críticas del Festival de Venecia esperabas una sátira realmente feroz contra el dictador fascista.

- Si prefieres huir de escenas gore. Aunque está rodada en blanco y negro y no son muchas, las hay.