Crítica: Gael García Bernal brilla como 'Cassandro', el gladiador gay que conquistó la lucha libre mexicana
En una de las mejores interpretaciones de su carrera, el actor da vida en este biopic al luchador "exótico" más famoso del mundo.
Desde sus primeras apariciones en los años 40, los "exóticos" fueron los bufones de la lucha libre mexicana. Travestidos y forzando feminidad tenían dos funciones en el cuadrilátero: hacer reír al público y dejarse ganar por sus adversarios. Así fue hasta finales de los 80, cuando Saúl Armendáriz, un luchador abiertamente gay, transformó para siempre la cultura de la lucha como Cassandro.
Cuando le conocemos en la película que estrena hoy Prime Video, Saúl compite como El Topo, un luchador genérico y rudo de El Paso (Texas), que cada noche cruza la frontera hasta Ciudad Juárez para dejarse ganar por los luchadores más honorables. Cansado de interpretar siempre el mismo papel, y de que le humillen cada noche, convence a Sabrina (Roberta Colíndrez) de que sea su entrenadora.
En el proceso idea un nuevo personaje: Cassandro, inspirado en una diva de las telenovelas que veía con su madre, de quien también toma prestadas las telas para su icónico vestuario, un body con estampado de leopardo. Su nuevo alter ego es un "exótico" que desde el inicio rompe una de las reglas básicas de la lucha mexicana y lucha sin máscara luciendo su maquillaje, purpurina y pestañas postizas; su lado más femenino.
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En ese primer enfrentamiento estaba destinado a perder, como marcaban las reglas. Eso era lo que esperaba el público y ningún luchador quería que le ganara un exótico. Las primeras reacciones fueron las esperadas, insultos homófobos y abucheos, pero eso pareció convertirse en combustible para Saúl.
En lugar de retar al público o enfadarse, Cassandro respondió con una enorme sonrisa y abrazó su personaje flirteando con su oponente. Su carisma era innegable, tenía un encanto coqueto y aprovechó su velocidad. Luchó con gran habilidad. Dio un buen espectáculo y desarmó al público que respondió animándolo. Querían que ganara. Y lo hizo. A partir de ese momento la lucha libre mexicana ya no fue la misma.
Esa historia de origen es la que ha querido contar Roger Ross William en su primer largometraje de ficción tras una exitosa carrera como documentalista, una carta de amor a un pionero queer que hizo lo que parecía imposible en un entorno machista y patriarcal por naturaleza, y en Juárez, una de las ciudades más violentas del mundo. Un superhéroe.
Este es un biopic cariñoso con la figura de Cassandro y elige momentos muy concretos para contar su historia. Con un tono íntimo y realista explora la preciosa relación con su madre (Perla de la Rosa), y la compleja pero tierna relación con su novio, un hombre casado con una mujer que nunca saldrá del armario. Omite las situaciones más dramáticas de la vida de Saúl Armendáriz y opta por acentuar lo positivo de un viaje de auge que nunca muestra la caída.
Es una decisión consciente. Williams ya abordó la figura de Cassandro en el documental The Man Without a Mask de New Yorker, en el que este le cuenta las situaciones de abuso que sufrió en su infancia, la violencia de género de su hogar, las lesiones físicas que ha sufrido en competición y las secuelas que le han dejado. Saúl Armendáriz ha sido víctima de agresiones físicas, ha sufrido depresión, tuvo un intento de suicidio y problemas con las drogas.
Todo eso queda fuera de esta historia que Williams quería que fuera inspiradora, porque eso fue lo que él sintió cuando vio a Cassandro luchar por primera vez. Jamás olvidará que el público le daba muestras de cariño en su camino hasta el cuadrilátero mientras gritaban la letra del tema I Will Survive que sonaba por los altavoces. Aquella experiencia sorprendió y emocionó tanto al director, por lo que para él mismo representaba aquello como hombre gay, que decidió hacer la película. Y este es su homenaje.
Nota 3,5/5
Te gustará si:
- Buscas una historia inspiradora "feel good".
No te gustará si:
- El reclamo ha sido Bad Bunny, su presencia es anecdótica.