Crítica: ‘Golpe de suerte’, la última película de Woody Allen es la mejor en años
La película número 50 del cineasta es una comedia romántica que celebra su carrera. Se estrena en cines el 29 de septiembre.
Aunque muchos otros directores hubieran preferido retirarse en su ciudad natal, dejándose envolver por los recuerdos, Woody Allen reconoce no ser una persona sentimental y prefiere no mirar atrás. Empeñado en buscar culpables en los lugares equivocados, lamenta que cada vez sean menos los interesados en financiar sus películas y como prefiere apartar la vista del pasado, ha querido atreverse a volver a Europa para rodar la que podría ser su última película: Golpe de suerte.
Y para situar su siguiente historia decide clavar la chincheta en el mapa en la ciudad de París y cambiar de registro al francés, un idioma que nunca se ha hablado antes en sus películas.
Aunque él prefiera pasar página rápidamente, pocos olvidan que su carrera había sufrido una caída en picado recientemente y que, a excepción de Blue Jasmine, habrá espectadores que, incluso más condicionados por la polémica que envuelve a Allen, también escojan no recordar algunas de sus películas, en especial las últimas.
Sin embargo, con Golpe de suerte será mejor resetear la memoria cinematográfica e incluso hacer el esfuerzo por guardarla en la memoria, porque se trata de una de las mejores películas que ha hecho en años. Y porque, si se tratara de una despedida, se puede quedar como un adiós más que decente.
Todo comienza con Fanny (Lou de Laâge), una joven casada que aparentemente vive en la ciudad perfecta, tiene un matrimonio perfecto y un trabajo perfecto en una agencia de moda. La vida le sonríe y parece ser la dueña de su destino, pero todo cambia para siempre cuando se cruza en su camino Alain (Niels Schneider), un antiguo compañero del instituto, que le confiesa casi saltándose la presentación que ella fue su primer gran amor.
Un encuentro fortuito, pero donde la casualidad no borra el incómodo lenguaje corporal que ambos personajes desprenden y que se acentúa con una dirección de cámara que revolotea muy inquieta a su alrededor.
Poco a poco y casi como si fueran dos imanes, ambos acaban atrayéndose cada vez más y tienen una aventura, en parte porque Fanny está cansada de sentirse como una mujer florero mimada y condenada a soportar la interminable lista de esnobs que forman parte del círculo de su marido.
Mientras ellos quedan, Jean (Melvil Poupaud), los celos del marido de Fanny le acaban ayudando a descubrir su aventura, algo que no soporta, no tanto porque su mujer le esté engañando, sino porque ha encontrado la felicidad en una hombría inferior a la suya y en un estatus mucho peor.
Por eso, el figurín repeinado con cara de pocos amigos opta por poner fin a la relación por la vía más rápida. Sacando su lado más sociópata, decide contratar a alguien para quitarse a Allan de en medio y así poder recuperar su dignidad.
A partir de este momento, es cuando empiezan a verse las costuras del guion, que se torna más oscuro mientras reflexiona muy intensamente sobre los temas de la suerte y las casualidades. Todo ello para prepararnos para el sorprendente giro final de la historia y compensar también la ligereza con la que describe a sus personajes y, en particular, a los femeninos.
Centrado en sacar brillo a la definición de masculinidad tóxica de Jean, que se dedica insistentemente a “hacer a los ricos más ricos”, Allen se olvida un poco del resto de personajes, dejando que los matones encargados del trabajo sucio sean una mala caricatura y que no acabemos de entender a qué se dedica su protagonista.
Aunque quizá ni el escritor, ni el cínico del dinero ni Jean sean los personajes más destacados de Golpe de suerte. De hecho, son los más olvidables cuando termina el largometraje.
En realidad, la gran protagonista es Aline (Valérie Lemercier), la madre de Fanny y toda una detective hecha a sí misma por su capacidad de estar en los sitios adecuados, aunque a veces sea en el momento equivocado. Ella es la que le aporta ritmo al filme cuando este se acaba descolgando.
Cargada de colores vivos por cortesía del director de fotografía Vittorio Storaro, Golpe de suerte es el adiós que se podía pedir para la carrera de Woody Allen. El cineasta siempre ha dominado el arte de la sátira social y esta película reconoce su talento para retratar personajes como sólo él sabe, en este caso a través de una reflexión estupenda sobre la suerte y la ironía del destino.
Nota: 3/5
Te gustará si:
- Woody Allen es uno de tus cineastas preferidos y echabas de menos la esencia de sus mejores películas
- Adoras las comedias sarcásticas con giros inesperados
- Estás buscando una opción ligera y entretenida para disfrutar en el cine
No te gustará si:
- Esperabas una historia realmente sorprendente