Si eres de los que cree que Saw cambió el juego en el género de terror -nunca mejor dicho-, estás de suerte, porque acaba de estrenarse en cines Saw X, una película que trae de vuelta la saga con un aire distinto pero muy fresco y que nos recuerda a los orígenes. Algo que se agradece viniendo de una franquicia que ha sobrevivido milagrosamente al estreno de diez largometrajes.
Una de las proezas que le da un valor añadido a este milagro tiene que ver con la terrible decisión que tuvieron los creadores de quitarse de en medio al icónico John Kramer (Tobin Bell). De hecho, fue tan terrible que le tuvieron que mantener vivo por medio de flashbacks y voces grabadas hasta que ni este recurso fue suficiente para mantener viva la llama.
Sin embargo, por fin se les encendió la bombilla con una idea efectiva: traerle de vuelta de verdad, por medio de una precuela que llega casi veinte años después de la primera película, y situándole como lo que siempre ha sido: el rey del show. En Saw X, John Kramer, también conocido como Jigsaw regresa con más ingenio que nunca y aunque tenga un cáncer terminal en el cerebro, sabemos que eso no le impide crear los escape rooms más diabólicos que puedan existir.
Como sabe que se va a morir y no tiene nada que perder, nuestro vecino y amigo John Kramer decide pirarse a México para someterse a un tratamiento que dicen que es milagroso y que promete salvarle.
Curiosamente, se trata de un método experimental, una combinación de cirugía y medicación que ahora se encarga de gestionar la doctora Cecelia Pederson (Synnøve Macody Lund) y que aunque misteriosamente no ha sido aprobada en los Estados Unidos, ha salvado a varias personas de situaciones realmente críticas como un cáncer terminal de páncreas.
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John ya conoce cómo funciona la industria farmacéutica y los procesos médicos, pero decide fiarse para darse una última oportunidad a sí mismo de vivir, y dando pie a una primera media hora de película tan intrigante como fascinante. Tobin Bell logra despertar la empatía que quiere por el personaje y nos contagia su misma rabia y casi un dolor semejante al que siente él cuando descubre que todo era un fraude y que ha sido víctima de una estafa.
Sin embargo, como bien dice una de las grandes citas de la película, de todas las víctimas potenciales, ¿por qué tuvieron el cuajo de elegir a John Kramer? Seguramente porque desconocían la que se les venía encima. Y que si quieren jugar con él, tendrá que ser con sus reglas.
De hecho, el haber situado el lado vulnerable y humano de Kramer como ancla inicial es una decisión acertadísima en la película, porque sirve para asentar la dualidad que ya conocemos de la saga, donde Jigsaw se sirve de su propia ética para hacer justicia con aquellos indignos que han tomado decisiones cuestionables. En este caso contra él.
Y después de dos pequeños jueguecillos iniciales, aquí es donde empieza el espectáculo de las vísceras y, en definitiva, una lección más de anatomía humana por cortesía de Jigsaw o John Kramer.
En este universo, las escape rooms o desafíos no son para nada divertidos y están diseñadas para ser trampas mortales cada vez más destructivas. Pero las de Saw X alcanzan otro nivel y hasta los que tengan más estómago querrán apartar la mirada al ver cómo las víctimas se mutilan a sí mismas para “aprender una valiosa lección de vida”. Siendo en este caso, no volver a timar a alguien como Kramer.
Además, el hecho de que gran parte del diabólico juego tenga lugar en el mismo espacio y que tanto John como la imprevisible Amanda (Shawnee Smith) les vigilen desde fuera permite unas interacciones muy interesantes y a las que no estaba acostumbrada la saga, más centrada últimamente en la brutalidad gráfica que se ejerce sobre los “jugadores”. El regreso de ambos era un arma de doble filo, pero por suerte ha caído en las manos adecuadas, las del director Kevin Greutert -montador de las tres primeras entregas de Saw y que ejerció como director en Saw VI y Saw VII-.
Era complicado, pero la película deja claro que es una secuela completamente diferente a las anteriores y sigue una estructura que descolocará a los más fieles fans de la saga, algo que llevaba tiempo sin ocurrir.
No se trata de imitar a otras continuaciones de Saw y la décima entrega -que se sitúa en la línea del tiempo entre medias de la primera película y la segunda- funciona como algo independiente que se cocina a fuego lento y que logra sorprender sin perder la esencia del gore que conquistó al público al principio.
Aunque el listón no estuviera muy alto tras la anterior película, Saw X eleva el nivel de la saga y se encuentra entre los mejores largometrajes de la misma, sabiendo aprovechar una premisa básica para explorar los límites de lo gráfico y explícito. Sin duda, un regreso por todo lo alto y justo a tiempo para celebrar Halloween.
Nota: 4/5
Te gustará si:
- Eres fan de la saga Saw y te decepcionaron las últimas entregas.
- Echabas especialmente de menos a Tobin Bell y sientes curiosidad por ver qué sorpresas esconde la película.
- Disfrutas con un género como el gore y nunca te importó que estas películas fueran gráficas (esta es de las más sangrientas de la saga).
No te gustará si:
- No tienes cuerpo para el gore y te resulta desagradable ver mucha sangre .