Las claves de 'Mentiras pasajeras', la serie de comedia producida por Pedro Almodóvar, según su equipo
SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL habló con el creador y los actores y actrices protagonistas sobre los temas de la mentira y la apariencia que explora.
Después del estreno de otras ficciones españolas como Bosé o Las invisibles, SkyShowtime acaba de estrenar Mentiras Pasajeras, una serie producida por Paramount Television International Studios junto a El Deseo, siendo esta la primera serie original de la productora de Pedro Almodóvar junto a su hermano Agustín Almodóvar y Esther García, tras Mujeres, que se emitió en La 2 entre 2005 y 2006.
La serie está dirigida Félix Sabroso y Marta Font, y protagonizada por Elena Anaya, Pilar Castro, Hugo Silva, Quim Gutiérrez, Susi Sánchez y María Botto. Y se trata de una comedia que sigue a Lucía, una mujer y cirujana estética que ha conseguido tener la vida, el trabajo, la casa y hasta el prometido perfectos. Sin embargo, después de un merecido ascenso a directora general, es despedida y acusada de espionaje industrial.
Así, Lucía emprende una gesta solitaria para recuperar su vida y demostrar su inocencia, pero ocultando la verdad a su entorno. Y como una mentira lleva a la otra, la cosa se complica más de lo que le gustaría. Pero Lucía no es la única que engaña en este retrato irónico y contemporáneo sobre las apariencias y las mentiras del mundo actual.
Con motivo de su estreno, SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL habló con el director Félix Sabroso y los protagonistas de la serie sobre la estética, los límites de las mentiras y la obsesión por la belleza, entre otras cosas.
Un estilo almodovariano y propio
Teniendo a una compañía como El Deseo tras las cámaras y a nombres como el de Pedro Almodóvar en los títulos de crédito, cualquiera diría que Mentiras Pasajeras es una serie que pertenece al universo almodovariano.
Sin embargo, al ver sus episodios, los espectadores notarán algún cambio, y es que hasta la propia Pilar Castro, una de las actrices que la protagonizan reconoce que la serie pertenece más bien al "universo Félix Sabroso".
"Es de la productora de Almodóvar, pero no es del universo Almodóvar. Es más bien el universo Félix Sabroso. Es una comedia de mujeres, y de mujeres con más de 40 años, y yo la relacionaría con Almodóvar por la estética", observó la actriz.
"Hay un delicado e inestable equilibrio", identificó Susi Sánchez. "La estética, el colorido, todo eso tiene mucho que ver con Almodóvar, pero el sentido del humor de Félix es diferente. Hay un juego entre ambas cosas y lo ha hecho muy propio".
Por su parte, Félix Sabroso también reconoció que "desde mis primeras películas, se me asoció a lo Almodóvar", recordando que "al principio de mi carrera decía 'ay, no me quiero que me comparen con nadie'".
"Me parece que, sobre todo la clase periodística, necesita etiquetar de una manera muy marcada las cosas para poder hacer titulares y vender la serie. Pero también, con la perspectiva del tiempo, que comparen tu estilo con alguien que tiene dos Oscars en su casa, pues tampoco es una ofensa".
"Yo no abordo los proyectos pensando en que se parezcan o no. Es algo más inconsciente y que tiene que ver con la convivencia de las mismas experiencias, la misma forma de mirar la realidad. En esta serie en concreto sí que utilicé algunos parámetros del universo de El deseo y de Almodóvar, porque era la primera de la serie de la casa y me parecía que era pertinente", añadió.
El concepto de belleza
Además de explorar cuáles son los límites de las mentiras y hasta dónde nos pueden llevar, Mentiras pasajeras reflexiona sobre la belleza y cómo la obsesión por la misma se lleva de distinta manera dependiendo de si eres un hombre o una mujer.
"No sé si tenemos una percepción distinta, o hemos aprendido o nos han enseñado que teníamos que ser bellas. Yo he crecido con eso. A mí me gustaba mucho el fútbol y el baloncesto cuando era pequeña y cuando yo tenía diez años, las niñas no podíamos jugar al fútbol o al baloncesto, no era nuestro lugar", recuerda María Botto.
"Mi lugar era lo que veía en las revistas, donde me decían que me tenía que maquillar, aprender a tener bien el pelo... Y el momento en el que estamos, donde nos estamos haciendo un montón de preguntas de qué lugar ocupa cada uno de nosotros, si es aprendido o si nacemos así...".
Su compañera de reparto Susi Sánchez coincidió con ella, agregando que es "algo que va más allá de la cultura" y que "en la educación hay una serie de condicionantes que si no los sigues parece que estás traicionando a tu propio sexo", aunque reconociendo también que "en ese sentido, yo he sido siempre muy rebelde y he huido siempre de este tipo de cosas. No tanto porque me parezcan bien o mal, sino porque no las he sentido cercanas a mí".
La eterna juventud
"Hay más debate y más polarización sobre el tema. Se considera muy normal que una chica de 18 años pida una operación de pecho antes de entrar a la universidad y al mismo tiempo también hay mujeres de 50 años que deciden no teñirse el pelo y dejarse las canas y lucir con todo su esplendor su vejez", observó Quim Gutiérrez.
"Es como querer cambiar la imagen que tienen, no ser la persona que son de alguna forma. Y esto es lo que está entrelazado en la serie con el tema de las mentiras. Es una forma de ponerse máscaras, porque la cirugía te cambia toda la fisonomía de la cara. No deja de ser una máscara de lo que tú no eres", supo ver Susi Sánchez en relación a las operaciones a las que se someten muchas jóvenes.
"Creo que hay una polarización y que esta serie contribuye a plantearse esas preguntas. Como hombre, me siento obligado a ir con mucho cuidado -y me parece bien, porque creo que se trata precisamente no tanto de tener certezas, sino de ir con cuidado- con esta temática", reconoció.
"Mentiras Pasajeras trata de generar debate sobre cuál es la versión que queremos enseñar de nosotros mismos. Y en realidad, es precisamente aquello que quieren ocultar lo que les une, como ocurre con los personajes de Santi y Maite. Es en esa intimidad peculiar, en su rareza, en aquello que probablemente no sería lo que contarían en la primera cita a nadie donde se encuentran", identificó el actor.
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"Y la serie plantea hasta qué punto es interesante, más allá de aquello que creemos proyectar, cuán cierto es que nos encontramos en nuestras vulnerabilidades. Porque es ahí donde surge el amor y el contacto real entre las personas".
"Hay algo casi filosófico en relación al aspecto y la vergüenza de ver las arrugas en la cara. Como hombre, es mucho más fácil opinar de esto que si fuera una mujer, pero las arrugas que tú tienes en la cara son una demostración de que has tenido la suerte de no morir antes de hora. Y los surcos que tienes en la cara son el resultado de haber reído y llorado mucho", expresó.
"Más apegadas a las apariencias"
Encaminados en este tema, Hugo Silva supo ver que la belleza y todo lo que la rodea es algo que "está más bien impuesto por la sociedad". "Creo que en ese sentido las mujeres puede que sean más víctimas de esta corriente. Con mi personaje se ve, porque él piensa en el éxito como una manera de sentirse realizado. Y llega a tal punto que empieza a mentir en casa para no reconocer que está teniendo un fracaso y una crisis existencial. Y buscar la comedia en ese lugar es muy inteligente", opinó.
Después, Félix Sabroso identificó que "efectivamente, las mujeres parece que están más apegadas a las apariencias" y que "hay puntos de intersección entre el mundo masculino y femenino". "Hay personajes que apuestan mucho por las apariencias y el aspecto físico. Y hay personajes femeninos como el personaje de María Botto, que está mucho más apegada a la realidad y la verdad. Y a medida que pasa la serie, vas descubriendo que nada es lo que parece.
Y Pilar Castro fue incluso más tajante, diciendo que la razón por la que las mujeres tienen más apego a las apariencias e incluso se avergüenzan de ello es porque "se les critica todo". "A la mujer se le critica todo. Cuando está mal, cuando se opera, y cuando está bien también. Se la critica con todo. Y ahora hay una mayor exposición en todo", explicó.
"Los actores estamos expuestos constantemente. Sabemos lo que es un proceso de maquillaje, peluquería, que eso es como un filtro para para estar mejor. Pero eso, eso ahora se ha trasladado a todo el mundo. Y eso es una esclavitud, porque yo cuando no trabajo lo que quiero es no maquillarme, no peinarme y estar lo más relajada posible".
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Por su parte, Quim Gutiérrez expresó que "la inercia nos ha llevado estar permanentemente en un photocall".
Obsesión con la belleza
"La piel es como la última capa y es muy significativo que a la última capa le demos tanta importancia", destacó Hugo Silva. "Me parece que habría que darle una vuelta a la forma de relacionarnos y como hemos instalado la mentira como herramienta natural y social. Y eso también tiene que ver con cómo nos vestimos y cómo tapamos nuestra piel o inyectamos nuestra piel. Es muy simbólico el tema y realmente se cuenta en la serie".
"Las apariencias, la cirugía plástica, la sustancia de relleno, todo eso es la primera capa, pero también es la primera capa de esta serie", definió Félix Sabroso. "En ella se utilizan las apariencias para hablar de la mentira. La primera capa de la cebolla temática de esta serie son las cirugías plásticas. Pero luego atiende a otro aspecto, que son las relaciones familiares, las relaciones de pareja, las relaciones de amistad, las relaciones profesionales, la necesidad de mantener un status quo y una apariencia en el sistema en el que vivimos".
A continuación, Sabroso se refirió a uno de los momentos clave del tercer episodio de la serie, donde uno de los personajes se avergüenza de haberse sometido a una cirugía. "Creo que es una condición sine qua non. Si tú necesitas cambiar tu aspecto para mejorar la opinión de los demás hacia ti, es normal que también te avergüences de hacer eso, porque estás muy pendiente de la opinión de los demás hacia ti. Una cosa lleva a la otra", aseguró.
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"Y además, si la mentira es una herramienta social, cuando se le ve el truco a la herramienta, no quieres que se vea, porque entonces se desmorona todo", puntualizó Silva.
"Siempre ha habido cierta obsesión con la eterna juventud. Hay mucho miedo al deterioro, porque envejecer también es, de alguna manera, deteriorarse. Pero creo que vivimos en un momento donde no podemos mirar a la cara a la realidad. Y la serie va sobre eso. Y me creo que llega en el momento adecuado", dijo María Botto.