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Las guerras de chocolate que inspiraron a Roald Dahl: el trasfondo real y anti-capitalista de 'Wonka'

Las guerras de chocolate que inspiraron a Roald Dahl: el trasfondo real y anti-capitalista de 'Wonka'

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Las guerras de chocolate que inspiraron a Roald Dahl: el trasfondo real y anti-capitalista de 'Wonka'

Las novelas y las adaptaciones de 'Charlie y la fábrica de chocolate' están inspiradas en el enfrentamiento real entre dos grandes fabricantes de dulces.

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Desde que Roald Dahl escribió el cuento de Charlie y la fábrica de chocolate hasta que se estrenaron sus múltiples adaptaciones cinematográficas, esta historia siempre se ha relacionado casi de forma automática con la definición del género de fantasía. La visión de Roald Dahl de una fábrica con bosques de caramelo y ríos de chocolate fue realmente transgresora y por imposible que parezca, está inspirada en una historia real.

En concreto, las novelas originales de Dahl, Willy Wonka y la fábrica de chocolate (1971) y Charlie y la fábrica de chocolate (2005) tienen como trasfondo un suceso que ocurrió de la vida real: la guerra entre los fabricantes de chocolate británicos Cadbury y Rowntree.

Wonka de 2023 se desvía de ello y se centra en el Big Chocolate, un grupo de empresarios que intentan impedir que Wonka (Timothee Chalamet) venda su chocolate a la gente más pobre.

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Pero esto también tiene que ver con la realidad. El chocolate es una industria enorme hoy en día que está controlada por unas pocas grandes empresas y esto crea ciertos problemas éticos, ya que estas empresas intentan encontrar el coste más bajo y la tasa de producción más alta. 

Sin embargo, aunque la película de Paul King tome un rumbo diferente, comparte con las otras adaptaciones temas centrales sobre la clase y el capitalismo y también está relacionada con las mencionadas guerras del chocolate que ocurrieron en la vida real.

Cadbury vs. Rowntree 

Además de ser uno de los escritores más célebres de la literatura infantil, Roald Dahl tuvo uno de los trabajos con los que más de un niño ha soñado alguna vez. A los 13 años, el escritor asistió a la Escuela Repton en South Derbyshire, Inglaterra, se dedicó a catar chocolate.

La fábrica de Cadbury enviaba paquetes de chocolate a la escuela para que los estudiantes los probaran y dieran su opinión, y esto despertó la imaginación de Dahl, que se preguntaba cómo era el proceso de invención de los distintos chocolates y si Cadbury albergaba una sala de inventos llena de científicos que creaban nuevas delicias. Una serie de preguntas que más tarde servirían para crear la fábrica de Willy Wonka.

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Después de leer los libros y haber visto las distintas películas que los adaptan, muchos recordarán al personaje de Slugworth, ese hombre intrigante que intentaba robar la receta del chocolate Wonka. Y también que la fábrica estuvo cerrada durante un tiempo por la abrumadora cantidad de espías que se habían infiltrado en ella.

Ninguno de los miembros del personal anterior al cierre volvió y nadie vio a nadie entrar o salir de la fábrica desde entonces. Tiempo después comenzarían a trabajar allí los Oompa Loompas, que ayudaron a guardar el secreto.

Willy Wonka con uno de sus Oompa Loompas.

Y lo cierto es que esta dinámica de espionaje está fuertemente relacionada con la realidad, porque durante la época de Dahl en Repton, las empresas fabricantes de chocolate solían enviar espías para robar ideas de productos y métodos de fabricación de dulces. Incluso intentaban sobornar a los empleados de sus rivales. 

Cadbury y Rowntree (y Fry's, hasta que se fusionó con Cadbury en 1918) hicieron todo lo posible para evitar que el otro fuera el primero en lanzar nuevos productos o descubrir las técnicas de cada uno para utilizarlos en su propio beneficio. Y fue en parte por eso por lo que se eligió la Escuela Repton para que probara los dulces, porque era una forma de investigar en un lugar al margen de la guerra entre las empresas.

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De hecho, podría ser esta la razón por la que Roald Dahl centró la historia en los niños como posibles sucesores de Wonka, ya que son personas que no están atadas a lealtad corporativa. Es una sucesión "antinatural", porque no sigue una tradición familiar ni escoge a ningún empleado, pero sí que protege las ideas de forma efectiva.

Aunque Dahl nunca dice explícitamente que así sea, es fácil ver el parecido entre la ficción y la rivalidad real entre Cadbury y Rowntree. Además, la conexión del autor con Cadbury es innegable.

Una guerra diferente

El chocolate Wonka.

Aunque la base de realidad esté presente, lo cierto es que el espionaje corporativo terminó hace tiempo y las dos películas que pretenden adaptar fielmente la obra de Dahl. No obstante, Big Chocolate sigue guardando un gran parecido a la industria del chocolate moderna.

En la vida real, la industria está formada por cuatro grandes empresas: Mondelez (propietaria de Cadbury), Mars, Nestlé (propietaria de Rowntree) y Hershey. Estas producen una gran cantidad del chocolate mundial, junto con otras grandes empresas como Lindt, Ferrero e incluso Meiji. Y no dejan de ser grandes compañías que, tal y como se muestra en Wonka, no están por la labor de cambiar las cosas.

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Aunque en la película Big Chocolate sea una especie de villano de dibujos animados, en realidad se trata de una industria multimillonaria que plantea muchos problemas éticos y medioambientales. Quizás lo más llamativo es que utilicen mano de obra infantil para cosechar los granos de cacao, particularmente en África, donde se cultiva el 60% del cacao del mundo -se estima que 1,56 millones de niños han sido sometidos a duras condiciones laborales en las plantaciones de cacao, según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos-.

Además, el impacto ambiental causado por la producción de chocolate es tremendo. Los árboles de cacao no son conocidos por tener una rápida tasa de producción y pueden tardar un año o más en producir suficientes granos para alcanzar una cantidad decente de chocolate. Por eso, los bosques se nivelan para dejar espacio a más árboles y aunque se está trabajando mucho para reducir el impacto en el medioambiente, todavía queda un largo camino por recorrer. 

Uniendo pasado y presente

Fotograma de 'Wonka'.

Tanto en los libros como en todas las adaptaciones de Charlie y la fábrica de chocolate se habla sobre la disparidad de clases sociales. En las películas de 1971 y 2005 conocemos a Charlie, un niño de una familia pobre que tiene que buscarse mucho la vida para poder comprar una sola chocolatina Wonka.

Sus competidores tenían muchas más opciones y en Wonka queda claro también que Big Chocolate no quiere que los pobres tengan acceso al chocolate. Sin embargo, el objetivo de Wonka en la película es hacer que el chocolate sea algo accesible para todos, y es posible que esta sea la actitud por la que Wonka tiene cierta debilidad por Charlie en el futuro.

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Por si fuera poco, la colección de adaptaciones cinematográficas reflexionan sobre los problemas del capitalismo, como los peligros de la industrialización y cómo la producción en masa cambia a las personas y los productos que elaboran. 

Y aunque la fuente de inspiración para una historia tan dulce sea tan triste, quizá enseña que aunque el camino para que el mundo sea largo, es importante cada pequeño paso que se da para conseguirlo.