La gran revelación de 'Mi reno de peluche': así preparó la serie de Netflix su impactante giro final
La última sensación de la plataforma es una serie creada y protagonizada por Richard Gadd que se basa en sus propias vivencias.
La última sensación de Netflix ha logrado colarse entre lo más visto de la plataforma gracias al aluvión de comentarios y la recomendación de sus espectadores. Se trata de Mi reno de peluche, un drama desgarrador creado, producido y protagonizado por Richard Gadd basándose en sus propias vivencias personales.
La miniserie de Netflix es extraordinaria, a ratos divertida y cuando te descuidas, llega a ser incluso aterradora. Porque su protagonista, Donny, trata de escapar de lo que acaba convirtiéndose en un verdadero infierno. Y todo por haber intentado ser amable en una ocasión con una persona concreta.
Mi reno de peluche sigue a un cómico en apuros que un día conoce a una mujer en el pub donde trabaja. Cuando decide tener un gesto amable con ella, acaba desencadenando lo que será el comienzo de una pesadilla. Resulta que Martha (Jessica Gunning) es una acosadora que empieza a perseguirle.
La serie, que se ha viralizado gracias al público que la ha visto y ya es una de las más vistas de la semana en la plataforma, adapta el monólogo de Gadd que fue premiado en el Festival Fringe de Edimburgo.
Y también incluye un giro muy sorprendente cuando ya ha transcurrido la mitad de su metraje. Si aún no has visto el primer gran fenómeno de Netflix en 2024, será mejor mantenerse alejado de las próximas líneas, porque están plagadas de spoilers.
De qué va 'Mi reno de peluche'
Donny es un aspirante a cómico que trabaja en un pub y vive en la casa de Liz (Nina Sosanya), la madre de su exnovia Keely (Shalom Brune-Franklin). El protagonista vive estancado después de abandonar la escuela de arte y no parece ser capaz de recuperarse.
Los chicos del pub donde trabaja apenas lo respetan y le gastan bromas crueles, y Donny se encuentra aparentemente solo en una ciudad alejada de su familia. Además, sus sueños también parecen estar lejos de llegar a cumplirse.
Es entonces cuando entra en escena, Martha (Jessica Gunning), una abogada a la que han inhabilitado y que acaba de salir de prisión por acoso criminal. Martha se siente cautivada por Donny y rápidamente se obsesiona con él, ya que parece ser la única persona dispuesta a dedicarle un minuto en su vida.
A partir de ese único acto de bondad, Martha hace todo lo posible para establecer una relación con Donny e integrarse en su vida, y esto llega a afectar al resto de vínculos de Donny y a su precaria situación. Algo que se da pie a situaciones que aparentemente pueden ser divertidas, pero que rápidamente se vuelven inquietantes.
El giro final
En un momento dado en la serie, se revela que Donny sufrió una agresión sexual y esto cambia por completo nuestra percepción del protagonista. Y también explica por qué cambia su forma de comportarse radicalmente.
Donny se separa de la narrativa principal para contarle al público cómo llegó a encontrarse en esta situación, remontándose a sus inicios como cómico cuando decide participar en el Festival Fringe de Edimburgo.
Como le ocurrió a otros muchos artistas, Donny tuvo que cambiar su hogar por las luces de la gran ciudad y la posible fama. Y, contra todo pronóstico acaba encontrando su gran oportunidad. Una noche, después de conseguir una tarjeta VIP para un club exclusivo para miembros en Edimburgo, Donny conoce a Darrien, el exitoso guionista de uno de los programas de televisión favoritos de Donny.
Entre ambos surge una amistad y Darrien acaba ayudando a Donny a desarrollar su oficio como cómico, aunque esta ayuda tendrá un precio demasiado alto. De hecho, Donny acaba contando en la serie que Darrien ejerció violencia sobre él.
Esta impactante revelación es realmente desgarradora y muy sorprendente por la frecuencia con la que ocurrió sin que el protagonista fuera realmente consciente de ello. Además, resulta incluso más inquietante el hecho de que Donny no pueda evitar volver a casa de Darrien, incluso sabiendo el abuso al que le somete. Esto puede parecer un sinsentido, pero en realidad refleja muy bien la complejidad de las relaciones que tienen algunas víctimas con sus agresores, y cómo este trauma acaba afectando al resto de sus vínculos sociales.