El debut de la escocesa Charlotte Wells como guionista y directora fue toda una revelación. Desde el estreno en el Festival de Cannes de 2022, Aftersun enamoró a la crítica, que la incluyó en los primeros puestos de las mejores películas de ese año, pero también a un público español, que mantuvo a la película durante varias semanas en salas a pesar de un estreno limitado de solo 30 copias

El boca oreja convirtió a Aftersun en el fenómeno indie de esta década. Y no es para menos, es imposible ver esta película y no recomendarla a todo el que quiera escucharnos, ya que se queda impresa en la memoria del espectador, que la pensará inevitablemente una y otra vez, de la misma manera en que la protagonista piensa en su padre.

Debido a su distribución reducida, es posible que no pudierais verla en su estreno, así que su llegada al streaming es una oportunidad de oro para ver la que es, sin discusión, una de las mejores películas de esta década. 

De qué va

A finales de los años 90, Sophie (Frankie Corio), una niña de 11 años pasa unas vacaciones con Calum (Paul Mescal), su padre, con quien ya no vive desde que se divorció de su madre, en un humilde complejo vacacional de Turquía. Dos décadas después, los recuerdos de aquel mágico verano se convierten en un poderoso retrato de su relación que la Sophie intentará decodificar. 

Aftersun es una exploración de lo que significa recordar a alguien, pero sobre todo, del proceso de intentar imaginar quién es realmente una persona cuando no la estamos mirando. O cuando no sabíamos dónde teníamos que mirar. 

Una joya inolvidable

En su ópera prima, Charlotte Wells -que ha reconocido haberse inspirado parcialmente en sus propias experiencias- estructura su película como una colección de recuerdos de la infancia (muchos felices y otros no tanto) a los que regresa Sophie cuando tiene la misma edad que su padre en aquel momento.

Aftersun es una triste y hermosa exploración del duelo, de la lucha de la protagonista por reconciliar sentimientos complejos y contradictorios hacia su padre y de la lucha por perdonar su decisión y quizá perdonarse a sí misma. 

Una obra (maestra) formada por imágenes evocadoras que exploran la fragilidad de la memoria, habitada por personajes profundamente humanos y con unos actores en verdadero estado de gracia (Mescal recibió una nominación al Oscar) que hacen que el espectador olvide que la pantalla es un artificio. Os costará creer que esta es el primer trabajo de Frankie Corio en pantalla o que no conocía a Paul Mescal desde el día que nació. 

Esta película conmueve, pero que también sorprende en lo formal por lo magistral de su estructura narrativa. Nunca volveréis a escuchar Under Pressure de la misma manera. Y esa última escena... El último plano es un momento tan emotivo, elocuente y tan perfecto, que será recordado por siempre como uno de los mejores finales de la historia del cine.