B. Prieto
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Hay películas que, sea por la razón que sea, son capaces de marcar a toda una generación. Una de ellas es El club de la lucha, uno de los largometrajes más icónicos de la filmografía de David Fincher. Y también uno de los más controvertidos.

Estrenada en el año 1999, El club de la lucha tuvo un éxito relativo en taquilla, recaudando 100 millones de dólares en todo el mundo partiendo de un presupuesto de 63 millones. Pocos podrían pronosticar el fenómeno que llegó después gracias a su posterior venta en formato físico, que hizo que su popularidad subiera como la espuma.

Fue por ello que pronto acabó encontrando su lugar entre el público, aunque una parte de la audiencia no supo interpretar el largometraje de la manera en la que estaba previsto. De hecho, la película tenía otra pretensión muy diferente al objetivo que terminó alcanzando, puede que en parte debido a que el protagonista fuera tan carismático que terminó nublando el trasfondo real.

Basada en la novela homónima de Chuck Palahniuk publicada en 1996, El club de la lucha sigue a un narrador anónimo (Edward Norton), un hombre que sufre de insomnio. Al principio vemos que le saca partido a los grupos de apoyo con los que se reúne, pero su vida se trastoca cuando conoce a Marla (Helena Bonham Carter), que en realidad es como un espejo para las mentiras que él elige creer y que le impiden acceder a sus emociones y también conciliar el sueño.

El otro encuentro importante de la película será con Tyler Durden (Brad Pitt), un apuesto y carismático vendedor de jabón que tiene la vida que el protagonista desearía para él. En una situación límite, el protagonista le pide ayuda a Tyler, que acepta con la condición de que "le golpee lo más fuerte que pueda".

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Esta interacción será lo que acabe desencadenando toda una serie de actos cada vez más violentos hasta que el narrador se da cuenta de que Tyler es en realidad un producto de su imaginación que surge cuando él dirige estos clubes clandestinos de pelea. Disparándose en la cabeza, el narrador mata a Tyler, aunque solo se golpea en la mejilla y acaba aceptando que quiere a Marla y que necesita deshacerse de Tyler, mientras el mundo colapsa ante ellos.

El mensaje de la película

Aunque sea uno de los thrillers más fascinantes que ha hecho David Fincher, El club de la lucha también se ha interpretado de forma errónea o, al menos, no de la manera que pretendía el autor de la novela en la que se basa ni tampoco el director que la llevó al cine.

Esto se debe a que la película plantea de una manera muy efectiva tanto la depresión del narrador como el atractivo de Tyler. En este contexto, el narrador o protagonista es una víctima del capitalismo, incapaz de establecer conexiones humanas reales y esto le lleva a llenar su vida de elementos que no necesita.

Y después está Tyler, una especie de versión mejorada de sí mismo que defiende una filosofía atractiva y que representa la "libertad" en el mundo moderno. No depende de nada ni nadie, tiene la vida resuelta y habla de un malestar poscapitalista donde los hombres están atrapados en trabajos de mala muerte y "engañados" para que no obtengan las cosas que les "prometieron" -como ser millonarios o estrellas del rock-, y solo pueden sentirse vivos golpeándose unos a otros en sótanos oscuros.

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Si contraponemos la vida de ambos, es más fácil que nos resulte atractivo lo que propone Tyler, aunque al final solo sea un estilo de vida que juega con los principios más tradicionales de la masculinidad. Sin embargo, el hecho de que la película lo plantee como algo tan interesante -al final seguimos al personaje de Norton porque es el protagonista- hace que una parte de los espectadores no rechacen y vean que la filosofía de Tyler es profundamente defectuosa.

Tras la polémica

Tanto Fincher como el guionista de la película Jim Uhls son conscientes del revuelo generado con El club de la lucha y también del peligro que supone que la comunidad incel se haya apropiado de ella, pero en varias entrevistas admitieron que "no la hicieron para ellos".

Aunque Tyler se ha convertido en un ídolo por las razones equivocadas, El club de la lucha siempre ha sido una sátira que dramatiza la interacción entre el capitalismo y la masculinidad.

En realidad, el largometraje no tiene las respuestas que necesita el mundo, sino que es una crítica que expone ciertos problemas que siguen existendo. No enaltece a los hombres sin un rumbo fijo, sino que expone cómo el mundo moderno está tan exprimido por el capitalismo que hasta la propia masculinidad tóxica se ha convertido en una marca que vender.

De hecho, el filme fue en realidad una forma de adelanto sobre cómo los incels están en contra de un mundo y creen que este tiene que compensarles algo, sin tener en cuenta que su propio comportamiento es tóxico. Y también muestra que el hombre moderno corre peligro de desconectarse de la realidad cuando pierde el contacto con sus propias emociones.

El club de la lucha cuenta cómo el narrador intenta encontrar una conexión emocional y cómo, aunque este club pueda ser una solución temporal del problema, en realidad no le ofrece la comprensión que necesita el protagonista, solo violencia sin ton ni son.

Ficha

  • Título original: 'Fight Club'
  • Dónde verla: Netflix, Disney+ y Movistar Plus+
  • Año de producción: 1999
  • Duración: 139 minutos
  • Escrita por: Jim Uhls (Basada en la novela de Chuck Palahniuk)
  • Dirigida por: David Fincher
  • Reparto: Brad Pitt, Edward Norton, Helena Bonham Carter, Meat Loaf, Zach Grenier, Jared Leto, Christina Cabot, Richmond Arquette, David Andrews, George Maguire, Rachel Singer, Sydney 'Big Dawg' Colston