Este domingo 1 de diciembre se emite otro episodio de Una nueva vida. La nueva sensación turca que ha revivido las noches de los domingos de Antena 3, compitiendo por el liderazgo del prime time con GH: El debate. La relación entre Seyran y Ferit ha seducido al público español gracias a la química que derrochan sus dos protagonistas: Afra Saraçoğlu y Mert Ramazan Demir.
Recientemente, el galán que encarna a Ferit ha revelado uno de los traumas que le marcó en su adolescencia. En Una nueva vida, encarna a un heredero de una de las familias más importantes de Estambul y cuyo carácter le ha hecho estar muy seguro de sí mismo. Sin embargo, en la vida real, Demir es mucho más humano. Considerado actualmente uno de los hombres más deseados del panorama audiovisual turco, el intérprete ha revelado un complejo con el que ha lidiado desde joven.
Demir ha revelado haber estado marcado por las inseguridades relacionadas con su físico. Es más, había una parte de su cuerpo a la que llegó a detestar: sus cejas. Si bien, la frondosidad de sus cejas se ha convertido en una parte característica de su rostro, el cual ha logrado derretir a buena parte del público.
El actor de 26 años acudió al programa İbrahim Selim ile Bu Gece, el talk show que conduce el actor y presentador İbrahim Selim. Demir le confesó que, durante muchos años, estuvo acomplejado por sus cejas. Selim le preguntó si se las depilaba. El intérprete tiró de humor a la hora de responder. “Si tuvierais unas cejas como las mías, también las tocaríais”, expresaba.
Demir habló sobre cómo el tamaño de sus cejas le crearon un trauma en su adolescencia. El artista recordaba cómo sus compañeros de instituto se burlaban de él. “Era uno de mis mayores traumas”, le compartía a Selim, señalando cómo el paso del tiempo y el sentirse más seguro de sí mismo le ha hecho querer a sus cejas. “Ahora es una de las cosas que más me gustan”, expresaba.
“Pero [en mi adolescencia] me quitaron toda la confianza”, reconocía. Demir reveló una anécdota. Tal fue el complejo que le dieron, que llegó a cortárselas. “Me corté las cejas con una máquina. Solo quedaron los bordes”, confesaba. Un hecho que, lejos de quitarle el complejo, provocó que valorase más sus cejas.
El resultado de cortar sus cejas no le gustó. En ese momento, Demir trabajaba en una panadería durante el verano. Una señora le preguntó qué se había hecho en sus cejas. En ese momento, el artista comprendió que debía gestionar su inseguridad de otra manera, dado que sus cejas tardaron mucho en recuperar el pelo que tenían originalmente.
“Me quitaron toda mi confianza. Recé mucho para que me crecieran. Lo cuento riendo, pero en su momento fue muy difícil”, compartía. Afortunadamente, el actor superó esa inseguridad, convirtiendo sus cejas en uno de los aspectos que más realza su físico y que lo han convertido en uno de los actores masculinos más deseados del panorama audiovisual otomano.