Cuando hace ya algunos meses, el diario para el que trabajaba decidió cambiarme de sección, de televisión a cultura, muchos fueron los que me dieron la enhorabuena. Para muchos, aquello era un ascenso. Y seguramente, en otras circunstancias, así hubiera sido. No lo dudo. Sobre todo teniendo en cuenta que recaía en una de las mejores secciones de Cultura que se están haciendo en este país. Lástima que las razones de aquel cambio no fueran estrictamente profesionales.
Pero, aquella es otra historia. No merece la pena recordarla. Simplemente lo hago para ‘denunciar’ el trato que muchas veces se le da a la televisión, a menudo despreciada y duramente criticada por la prensa y la sociedad.
En prensa, la sección de televisión de los periódicos siempre queda relegada a las últimas páginas y, como recuerdan algunos veteranos periodistas, si hay que levantar una página para meter publicidad, siempre es la de televisión.
Para algunos, la televisión siempre será la hermana menor del cine.
No hablemos, por supuesto, del debate de si la televisión forma o no parte de las secciones de cultura de los medios. Pero, ¿cómo nos atrevemos algunos a proponerlo? Sólo las series americanas merecen ese trato. ¿E Isabel? ¿Y Cuéntame? “No, no. Eso es de televisión”, escuché decir hace unos meses cuando moría un conocido secundario de televisión con carrera previamente consolidada en el cine.
De nada sirve que cineastas como Gracia Querejeta (Hospital Central), Álex de la Iglesia (Plutón Berbenero), Juan José Campanella (Vientos de agua) o Juan Antonio Bayona (Penny Dreadful), o actores curtidos en cine como José Sacristán, Concha Velasco, Pepe Sancho o Maribel Verdú hayan decidido darle una oportunidad a la pequeña pantalla. De nada sirve que nuestra ficción haya parido una serie como El tiempo entre costuras. Para algunos, la televisión siempre será la hermana menor del cine.
Pasar un buen rato
En lo que respecta a la sociedad, además de críticos, filósofos, sociólogos o compañeros de profesión, que atacan a diario a la "caja tonta", hasta el ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, se permitió el lujo de atacar a la televisión en la radio pública. “Las series no dejan de ser ocio para pasar un buen rato”, llegó a confesar en una entrevista en RNE con Juan Ramón Lucas, antes de que a éste lo sacrificaran.
Pues me van perdonar el ministro y todos aquellos que desprecian con tanto ahínco la televisión. La televisión también es cultura. Nadie pretende, por supuesto, ponerla a la altura de otras artes. Lógicamente, el Museo Reina Sofía es el Museo Reina Sofía y el Teatro Real es el Teatro Real. Pero, ¿alguien puede negar que Cuéntame se haya convertido en un bien cultural?
Nuestras series han mostrado el cambio social del país, han retratado lo que hemos sido, han reflejado el espíritu de una época
Una de las misiones de la televisión, de la ficción, es mostrar la realidad, nuestra realidad, dar fe de lo que ocurrió en una época, servir de memoria histórica colectiva. Y en eso, nuestras series aprueban con nota. Todas ellas han ido demostrando a lo largo del tiempo el cambio social del país, han retratado lo que hemos sido, han reflejado el espíritu de una época. ¿Y no es ese precisamente uno de los deberes de la cultura?
Pero, además, la televisión no sólo amansa a los espectadores. Sin ir más lejos, series como Isabel hacen que, de alguna forma, espectadores que nunca se han interesado en la historia de nuestro país, se acerquen a conocerla a través de la pequeña pantalla.
No hablemos, lógicamente, de la importancia de la televisión como mecenas del cine porque si no más de uno se rasgaría las vestiduras. Básicamente porque gracias a los ingresos generados por programas como Sálvame, Mediaset España puede producir cintas como No habrá paz para los malvados o Lo imposible. Ya ven.
Reivindiquemos la televisión. Reivindiquemos el periodismo televisivo. La dimensión que da la televisión, no la da ningún otro medio. Es omnipotente. Y es por ello que es necesario un periodismo que la analice, la valore, la critique. Sólo así conseguiremos llevarla al lugar que merece. Sólo así conseguiremos que la televisión también sea considerada cultura.
*Ilustración de 'Cuéntame' de Javi Serrano.