La televisión no vive en el mundo Star Wars en el que este humilde blog ha basado su título. No es algo de hace mucho, mucho tiempo, ni pertenece a una galaxia muy lejana. La tecnología usada en la pequeña pantalla es avanzada, pero no tanto como en el cine. Y definitivamente, la fauna espacial no tiene tanto de especial como la televisiva.
Pero sí tienen algo en común, algo que hace estos dos universos únicos. Como en la galaxia creada hace casi 40 años por George Lucas, la televisión tiene algo muy poderoso, tiene Fuerza.
Fuerza para emocionar, Fuerza para mover a la gente, Fuerza para hacer que ocurran cosas especiales. La Fuerza de un programa de televisión como Salvados consiguió que se reabriera una causa archivada como la del accidente del Metro de Valencia en 2006. ¿Quién sabe dónde? encontró a muchas personas desaparecidas en los 90 de la mano de Paco Lobatón.
La Fuerza de la televisión ha unido a gente muy distinta viendo el mismo acontecimiento. ¿Cuántos millones de personas, con sus diferencias, sus opiniones enfrentadas, vieron la llegada del hombre a la Luna retransmitida por Jesús Hermida en 1969? ¿Y el séptimo puesto de Rosa en Eurovisión?
La televisión también tiene el poder de hacerte viajar en el tiempo. Series como Los Picapiedra o Cuéntame cómo pasó han permitido al espectador poder regresar al pasado para recordar otros tiempos. Y además, Doctor Who pudo ver lo que iba a ocurrir en el futuro moviéndose por las distintas épocas a través de su Tardis.
También ha permitido crear dioses, ídolos que sin la pequeña pantalla no hubieran sido nada. Miguel Ángel Silvestre, Mayra Gómez-Kemp o Sancho Gracia consiguieron cuotas de popularidad que les elevaron a esferas aparentemente inalcanzables por sus seguidores.
La Fuerza de la televisión también entra dentro de la gente y hace que fluyan sus sentimientos. España entera estuvo de luto por la muerte de Chanquete, se vistió de boda con Nacho y Alicia, sufrió con los divorcios de Anillos de oro, lloró con la muerte de Laura Palmer y vibró con la victoria de la Selección en el Mundial de Sudáfrica que retransmitió Telecinco.
La televisión ha permitido que los propios espectadores lucharan por el amor en programas como Lo que necesitas es amor, Su media naranja o, más recientemente, en Mujeres y hombres y viceversa. Y enseña. Porque aunque los documentales de La 2 que todo el mundo dice ver no sean tan seguidos como podría parecer, la Fuerza de la televisión ha conseguido que la gente tenga en su cabeza pinceladas sobre política, economía o incluso mejor vocabulario.
Y todo porque la televisión tiene poder. La televisión tiene Fuerza. Pero esa Fuerza no sería nada sin su verdadero génesis: la audiencia. Así que yo os deseo a todos...
Que la audiencia os acompañe.