Viendo el pasado domingo los Globos de Oro estadounidenses, un sentimiento me rondó durante toda la noche: la envidia. Envidia totalmente sana. Una industria audiovisual tan potente como la americana entendió hace mucho lo importantes que son este tipo de galardones para crecer.
En España, aún tenemos que cambiar el chip y conseguir llegar a ese punto. No tenemos, ni mucho menos, un sector tan potente como el estadounidense, al menos económicamente, pero estamos creciendo mucho creativamente y cada vez se hacen mejores producciones.
Pero seguimos sin tener una gala de premios a la altura. Hace años, todo eran los TP de Oro, que aunque no llegaban al nivel que merecía la televisión española, ha sido lo mejor que hemos tenido en la historia de la pequeña pantalla en este país. Ahora, estamos huérfanos de estos galardones, cuya gala no se celebra desde hace un par de años.
Los TP de Oro fueron la mejor muestra de una gala de premios de televisión que ha habido en España
Lo único que tenemos en este momento que puede considerarse un intento de lo que debe ser son los Premios Iris, pero están a años luz de tener el nivel que debieran. Una Academia desnortada desde hace mucho se une a unos galardones que, para poder acceder a ellos, obligan a los posibles nominados a pagar un impuesto revolucionario de 200 euros.
Y esto sin nombrar a otras muchas entregas de premios que, por mucho que intenten hacer las cosas bien, en ocasiones pecan de amiguismo con las cadenas y buscan quedar bien con todas dando premios por cuotas en lugar de por calidad.
El cine sigue superando a la televisión en premio
No nos engañemos, el problema no es del país, sino de la televisión española. Nada tiene que ver que Estados Unidos tenga una industria mucho más potente para tener unos premios a la altura.
En España, el cine hace mucho que fue superado tanto en calidad como en interés de los espectadores por la televisión. Pero logran que cada año millones de espectadores se acerquen a ver la gala de los Goya.
Y no solo eso, sino algo más importante: importa tener uno de estos premios en el bolsillo. Es mucho más llamativo vender que Blancanieves tiene muchos Goya a que El tiempo entre costuras se ha llevado muchos Iris. Y no porque la serie de Antena 3, la gran ganadora del año pasado, no estuviera a la altura. Todo lo contrario. El tiempo entre costuras necesita unos Goya de la televisión que valoren de verdad la calidad que la componía.
Se puede hacer algo digno
No toda la culpa de esta ausencia de una gala de premios de televisión digna es de académicos, cadenas o sindicatos de trabajadores de lo audiovisual. Los periodistas del sector también tenemos que entonar el mea culpa por no haber sido aún capaces de lograr crear unos premios que de verdad puedan ser los Globos de Oro españoles.
El cine español tiene sus propios Globos de Oro con los Premios Feroz
Y en esto, de nuevo, tenemos que mirar al cine español. Los periodistas de cine sí tienen sus propios Globos con los Premios Feroz, que el pasado año se estrenaron haciendo mucho ruido y este año amenazan con crecer. Ése es el camino.
Naturalmente, igual que debe haber unos Globos de Oro, también debe haber unos Emmy a la española. Una Academia en la que sea el propio sector el que valore el trabajo que hacen sus compañeros. Algo bien hecho, moderno y que no responda a intereses de terceros. Y eso parece que solo ocurrirá cuando Manuel Campo Vidal abandone su cargo de Presidente de la ATV, algo que parece difícil después de que fuera reelegido hace unos meses por tercer mandato consecutivo sin ni un solo oponente a quien enfrentarse.
Hay mucho trabajo que hacer, pero se puede. La televisión española merece unos premios a la altura no de los Globos de Oro sino de la calidad que ha demostrado ella misma tener en los últimos años.