En medio de una crisis ideológica en TVE, la pública ha decidido abrir su propia cartera ministerial. Un lugar en el que viajar en el tiempo. Sin duda, algunos estarían dispuestos a pagar mucho dinero por localizar ese sitio. Pero en este caso se trata de ficción. El ministerio del tiempo se llama la nueva serie que TVE estrena este martes.
La pública se ha arriesgado con esta serie de televisión. Aunque sigue teniendo marcado un claro sello de TVE y su carácter divulgativo, en esta ocasión juegan con un género con el que ninguna televisión privada se ha atrevido a coquetear: la ciencia ficción. Eso ya es un gesto a tener en cuenta. Y si encima lo hacen bien, más.
Una vez te sientas a ver una serie de televisión siempre intentas buscar el ‘pero’, el lunar en medio de una piel curtida por pieles antiedad. Cuando vi El ministerio del tiempo me sentí frustrado. No hay peros. No hay lunares. La serie guarda un asqueroso y perfecto equilibrio entre el humor, la veracidad, la acción y el drama.
La serie comienza con una presentación de personajes redonda. Protagonizada por Rodolfo Sancho, Aura Garrido y Nacho Fresneda, a los 10 minutos conoceremos a la perfección sus dramas y sus comedias de forma magistral. Se trata de una presentación al más puro estilo americano de personas en varios planos que se acercan y se alejan del foco según convenga a la historia.
El ministerio del tiempo se aleja de historias ñoñas de amor que entorpezcan la acción real de la narrativa. Habrá amor, pero contado desde un punto de vista diferente. Aquí no necesitamos al abuelo, al nieto y a la suegra que convierta el produzco en el entramado familiar perfecto para completar el target 12-65.
Si existe un enemigo de 'El ministerio del tiempo' es la propia TVE
Pero lo que convierte esta serie en un producto digno es su guiño a la Historia real en tonos de humor. Rodolfo Sacho se pone en el punto de vista del espectador para demostrar que no nos sabemos a enciclopedia tan bien como parece. En este lado mas cómico de El ministerio del tiempo resalta Cayetana Guillén Cuervo, una mujer que acaba de encontrar el papel que la reconciliará con el público de por vida. Ironía y descaro que convierte a la actriz en el punto fuerte de la escena.
Y como en la Historia real, en el Ministerio hay recortes, pagas de Navidad y funcionarios enganchados a la silla. TVE encuentra su punto más crítico en la ficción, como ya lo hiciese la pasada semana con José Mota presenta… Unos tentáculos que deberían extenderse al resto de la programación de la pública.
Todo esto no hubiese sido posible sin Pablo Olivares y sería imposible sin Javier Olivares. Una serie convertida en dedicatoria a una larga vida llena de éxitos. Un último suspiro del que sentirse orgulloso. Una firma que se hace grande más allá de la muerte.
TVE arriesga sin miedo al precipicio. Y da pena encontrarse una serie de tal calibre en una cadena sin credibilidad y cuyo punto fuerte sólo es la ficción. Porque si existe un enemigo de El ministerio del tiempo es la propia TVE. Su media les aleja varios puntos de las privadas cada mes y, aunque no se preocupa tanto por las audiencias, ya nos hemos quedado sin algunas series por sus ajustados resultados. Y El ministerio del tiempo no se merece morir sin intentarlo.