'Amanecer', de Edurne: un digno golpe sobre la mesa de Eurovisión
Cuando hace unos meses se anunciaba a golpe de dedo que Edurne sería nuestra próxima representante en el Festival de Eurovisión 2015, imponiéndose a la otra rumoreada opción (léase Marta Sánchez), se produjo lo que suele ocurrir en este tipo de eventos, una polarización en torno a dos extremos: los del sí rotundo, y los que no comprarían jamás esta opción -si obviamos a los que les produce una clara indiferencia-. Hay que tener en cuenta, por supuesto, que los del “no” suelen ser, en su mayoría, detractores de la ya histórica competición musical.
Eurovisión es un espacio que genera a partes iguales filias y fobias. Esto es, en primer lugar, por la falta de medios aportados desde nuestra televisión pública, lo que nos ha llevado en reiteradas ocasiones al ridículo más absoluto ante los espectadores y oyentes de buena parte de la vieja Europa. Marca España, pero de la más casposa. En segundo lugar, porque, por mucho que se vista de plataforma musical, este festival es puro espectáculo con ciertas dosis de ego cultural y posicionamiento político. Y, por tanto, tiene sus propias reglas.
Cumple con creces todos esos requisitos no escritos para obtener una buena posición
El caso es que Amanecer, la canción producida por Tony Sánchez-Ohlsson, coescrita por Peter Boström y Thomas G.son (expertos ya en las lides eurovisivas) y que supondrá el desembarco de Edurne en Viena, cumple con creces todos esos requisitos no escritos para obtener una buena posición en el palmarés. Además, no hay que olvidar que Eurovisión es un espacio en el que premia la imagen y, de eso, Edurne va más que sobrada por razones evidentes.
Estamos, con diferencia, ante uno de los temas mejor escritos, producidos e interpretados de los que hemos presentado en los últimos años (con la excepción del que defendió ese animal escénico que es Pastora Soler). Su intensidad y lo épico de sus arreglos permiten una buena puesta en escena si se destinan los recursos económicos necesarios; y lo cierto es que, por sorpresa para muchos, entre los que me encuentro, Edurne hace un trabajo más que solvente, saliéndose de su registro habitual, ofreciendo un punto emocional que no es común en su repertorio (momento de madurez quizá) y bajando en las partes en las que la canción crece su -a veces poco agradable- tesitura, con un registro más de pecho.
100% eurovisivo
Esto último le permitirá enfrentarse con cierta comodidad (no olvidemos que Edurne es una soprano ligera) a un auditorio de la envergadura de los que suelen protagonizar esta cita, lo que sumado a su correcta afinación, puede garantizarnos una actuación más que digna.
Amanecer se presta a una armonía de las que erizan la piel
Amanecer es Eurovision al 100%, pese a que el empaque sonoro nos recuerde a otra ganadora reciente, Euphoria de Loreen. No es casualidad que dos tercios del equipo que le ha dado forma provengan de la cuna del pop europeo, Suecia. Pero lo que muchos no han captado aún es que en la versión de estudio, no se escucha un solo coro.
Y España, aunque la mayoría social no lo sepa, es un territorio con grandísimos profesionales en el apartado vocal, no hay más que ver los acompañamientos de años anteriores. Amanecer se presta a una armonía de las que erizan la piel. Y esto, queridos amigos, es la guinda definitiva para ganar puntos y, por qué no, traernos el Festival a casa. Lo que hagamos aquí con él, ya es otro cantar del que podríamos hablar largo y tendido…
Jesús Román es director de B-Side Magazine, crítico musical y cantante.