Telecinco nacía hace ya veinticinco años inspirado en el modelo del Canale 5 italiano. Sin embargo, al contrario de lo que muchos puedan llegar a pensar, el primer intento de Silvio Berlusconi de exportar su modelo de televisión a un país extranjero no fue España, sino Francia. No obstante, el resultado fue bastante distinto.

El primer intento de exportar Canale 5 no fue Telecinco sino La Cinq

Corría el año 1986. Entonces, Berlusconi conseguía una de las dos licencias de televisión aprobadas por el presidente de la República, François Miterrand, en la nueva Ley Audiovisual. Su idea era que la cadena, que guardaba muchas similitudes con la italiana Canale 5, se convirtiera en una televisión puntera en Francia gracias a su programación basada en el entretenimiento, desenfado y frivolidad.

Sin embargo, a pesar de la contratación de numerosas estrellas procedentes de la recien privatizada TF1, la cadena no consiguió la audiencia esperada. Por todo ello, a partir de 1988, se intentó convertir la información en el eje central de la programación y se mejoró la señal en aquellos territorios donde aún no se veía el canal. Sin embargo, las expectativas tampoco se cumplieron y la cadena no obtuvo la rentabilidad suficiente.

A la postre, tan solo un año después, comenzó una querella jurídica entre Berlusconi y Robert Hersant, el otro accinista mayoritario del canal, por el cese de un paquete de acciones en el que estaba en juego el control de la cadena. Hersant salió vencedor en esta acción, sin embargo, el litigio debilitó aún más al canal, que cerró el año con una media del 11,7% de share.

El blanqueamiento certifica su agonía y muerte

Poco después, tras esta guerra, el grupo Hachette obtenía el control de la cadena en mayo de 1990. El grupo, presidido con Jean Luc Lagardère, prometió sacar a La Cinq de la crisis dándole un giro radical yconvirtiéndola en una cadena generalista para toda la familia. 

Y así, como fruto de esta nueva política, el canal se hacía con los derechos de la Fórmula Uno, el Paris-Dakar, películas de Disney y series americanas. Sin embargo, ni la audiencia ni la publicidad apoyaron los cambios.

TF1, Antenne 2, FR3, Canal + y M6 montaron una coalición para desterrar La Cinq

Debilitada en audiencia y asfixiada por las deudas, Berlusconi, propietario de un 25% de acciones de La Cinq desde su nacimiento, presentaba un plan de rescate a primeros de 1992 que pasaba por ampliar el capital. 

Sin embargo, el plan no llegó a buen puerto debido a la presión del Gobierno socialista, la influencia de algunos políticos, quienes pensaban que La Cinq sobraba en el paisaje televisivo francés; y sobre todo la hostilidad de los otros canales (TF1, Antenne 2, FR3, Canal +, M6), quienes montaron una atípica coalición ofreciendo crear juntos un canal de noticias (ARTE) que tomaría el lugar de La Cinq. 

El objetivo de los poderes públicos y los principales empresarios de la comunicación era doble: expulsar a Berlusconi de Francia y evitar un competidor comercial. 

La Cinq cesaba sus emisiones en Francia con un escueto C'est fini (Se acabó)

Tan solo tres meses después, el 3 de abril de 1992, el Tribunal de Comercio de París certificaba la muerte de La Cinq. El 12 de abril, La Cinq cesaba sus emisiones en Francia con un escueto C'est fini (Se acabó) tras acumular unas deudas superiores a los 3.000 millones de francos y después de seis años de batallas financieras y jurídicas.

La cadena se convertía así en la primera de las grandes cadenas privadas nacidas en Europa en los años ochenta que desaparecía, y pasaba a ser paradójicamente, como publicaba Liberation, "uno de los mejores reality shows de la historia de la televisión mundial: la agonía y muerte de una cadena en directo".