Discovery MAX estrena esta noche a partir de las 22:30 horas Amazonas Clandestino, una serie documental de seis entregas en la que el periodista David Beriain se adentra en los tráficos ilegales, los conflictos armados y la lucha por los recursos que están desangrando el pulmón del mundo. Un viaje a ras de suelo para convivir y mirar cara cara a los protagonistas de esos mundos: Narcotraficantes, sicarios, cocaleros, buscadores de oro, guerrilleros, madereros ilegales...
Con motivo de este estreno, Bluper ha podido hablar con Beriain, un periodista que se define a sí mismo como "un enviado de la sociedad" para contar esas realidades desconocidas. Un profesional con principios que no acepta venderse a cambio de facilidades. "Si creo que no voy a poder contar una historia independiente, no entro".
¿De dónde surge este documental?
Yo soy periodista especializado en zonas de riesgo o conflictos. ¿Y por qué el Amazonas? Casi una fascinación infantil y por lo que uno va leyendo de mayor. Y por una intuición que tenía de que el Amazonas es un territorio crucial para el destino de la Humanidad, pero que tampoco se habla mucho de él, y si se habla se hace sobre la naturaleza y parece que allí no vive nadie. Y cuando empiezas a escarbar te das cuenta que esos territorios que aparecen muy poco y de manera muy aislada que hay una narrativa, que hay una historia en común, con una guerra oculta por los tesoros del Amazonas: el oro, la tierra o la coca. Territorios que están fuera de la presencia de los Estados, donde a falta de orden, se instalan otros órdenes. Y en esos mundos clandestinos es donde queríamos entrar para conocer a las personas y preguntarles quiénes son y por qué hacen lo que hacen.
No estamos locos. No somos amantes del riesgo. Nuestro trabajo no es correr riesgo.
¿Cuáles son tus cartas para entrar en un sitio así?
No hay mucha receta mágica en esto. Nuestro trabajo tiene un poco de ingeniería humana, de construcción de redes. De entender cuál es el objetivo y de construir puentes para llegar hasta él, que es la persona o el lugar que quieres. Y siempre con seguridad. No estamos locos. No somos amantes del riesgo. Nuestro trabajo no es correr riesgo. Corremos riesgos por nuestro trabajo, pero no es nuestro trabajo correr riesgos. Nuestro trabajo es llegar hasta donde tenemos que llegar para contar la historia que queremos contar. El mundo del narcotráfico es un mundo donde no te puedes columpiar. Si dices que vas a hacer algo, tienes que hacerlo. Ha habido ocasiones en las que si fallas, pueden hacer algo al que te ha llevado. Tienes que entender dónde estás, no es un juego.
Tendemos a pensar que estas situaciones dan miedo o por lo menos respeto. ¿Es tal cómo creemos?
Hay cosas que sospechas que no te van a dar miedo y te lo dan. Y cosas que creías que te iban a asustar y no es así. Creo que uno tiene que estar alerta, medir la situación, ser consciente de que eres responsable de un equipo, y que es nuestro trabajo volver a casa con la historia.
¿Y qué pasa con la gente que se queda allí? ¿Existe miedo a qué les pueda pasar algo?
Hay un sentido muy fuerte de la responsabilidad haciendo este trabajo, que tiene que ver con la seguridad física de todas las personas con las que trabajas. No quiero que la gente que participa en el documental sufra ninguna consecuencia por eso. Ni siquiera la gente que está fuera de la ley. No es mi trabajo complicarles la vida, sino escucharles, hacerles preguntas. Pero cuando uno te escucha semejante historia, uno también siente el peso de su mediocridad. ¿Voy a estar a la altura de las circunstancias, del privilegio de poder estar en esta situación, de contar bien la historia?
No quiero que la gente que participa en el documental sufra ninguna consecuencia
Siempre quedan preguntas en el tintero…
Cuando uno vuelve de un lugar así, uno trae cientos de miles de grabación. Y hay cosas que no pueden salir y uno siente que se las amputa. Sólo uno sabe lo que le ha costado hacer eso. Esto no va sobre lo que cuesta sino contar una buena historia. Dentro de nuestras limitaciones, hemos tratado de contar y honrar la historia de esta gente.
¿Se autocensura uno para no poder en peligro a la fuente?
No, me refiero a un puro acto de selección. Cada programa tiene 45 minutos y a lo mejor tengo cien horas de grabación. Uno quiere meterlo todo, pero es imposible. Obviamente yo intento cuidar que la gente tenga los mínimos problemas posibles. No es autocensura, sé que cosas pueden causar problemas y qué cosas podrían acabar con la vida de una persona.
¿Estas personas te han pedido en algún momento ver el material?
En algún episodio nos ha tocado. Básicamente por cuestión de seguridad, no por cuestiones editoriales. Lo que no pongo en juego nunca es mi integridad periodística. Si creo que no voy a poder contar una historia independiente, no entro. Por ejemplo, yo entro en las FARC y allí tienen voluntad de control, por seguridad. Pero yo, desde el principio, les dije que no estoy para hacer propagando sino para hacer preguntas. Es más, soy honesto. Les digo a la guerrilla que luego estoy con el ejército y viceversa.
Si creo que no voy a poder contar una historia independiente, no entro.
Cuando empiezas, tienes una idea muy clara de lo que quieres, o ha ido surgiendo poco a poco?
A veces los guionistas me quieren matar. Generalmente tenemos una idea de qué nos interesa de la historia, pero nos dejamos sorprender mucho por la realidad. Eso es bueno porque lo hace fresco, interesante. Se necesita una idea y se necesita dejarte sorprender. Yo soy de la idea, de la creencia, de que si sólo vamos a la realidad, a llenar los huecos que dejamos para los nombres propios, no estamos haciendo nuestro trabajo. Nuestro trabajo es sorprendernos como se sorprendería la sociedad. Somos enviados a esas realidades. Si mi punto de vista, mi entendimiento de la historia no queda alterado por la experiencia en el terreno, no estoy haciendo bien mi trabajo. No estoy allí para contar mi historia ni hacer un reportaje de David Biarain. Quiero hacer una historia que me sorprenda y de la que yo sea un mero vehículo.
¿La historia de las FARC estaba ya pensada o surge sobre el terreno?
Yo ya había estado allí en 2008 entrevistando a uno de sus comandantes, Pastor Alape. Y quería volver en un momento en el que hay una esperanza de paz después de cincuenta años de guerra para ver algo que me llama mucho la atención: cómo vive ese guerrillero, ese soldado que va a hacer una operación o una emboscada sabiendo que puede morir.
Como ser humano, puedo sentirme cerca de las experiencias de los seres humanos.
A veces sólo nos quedamos con las siglas. Hay personas en un lado y en el otro..
Una guerra como la colombiana, como todas las guerras, no es más que una pelea que tiene un pobre a cada lado del fusil. Cuando la guerra es fraticida es tremendo. Como reportero me puedo sentir cerca de cualquiera de los dos bandos, lo que no quiere decir que defienda o apoye. Como ser humano, puedo sentirme cerca de las experiencias de los seres humanos. Voy a intentar entenderlas para contarlas.
¿Discovery Max entró desde el principio en la producción del documental?
Sí. Me parece interesante que sin ser un medio informativo, haya sido el lugar en toda mi vida profesional donde me he sentido más abrazado, más entendido, más apoyado. En la medida en la que ellos han entendido que estas son historias que hay que contar y me han dado todos los elementos para contarla. Soy un privilegiado. Además en un momento en el que todos lo estamos pasando muy mal y especialmente el periodismo. Que haya un imbécil como yo que pueda pasar medio año para hacer seis reportajes en el terreno eso es fascinante. Eso es una apuesta decidida por hacer las cosas de otra manera.
Es mal momento para el periodismo, pero formatos como En tierra hostil están triunfando en televisión....
La sociedad y en concreto la televisión pendulan dependiendo de las circunstancias que estén viviendo. Es muy positivo que haya formatos asociados a la realidad en los que las cadenas de televisión crean suficientemente como para colocarlos en horarios de máxima audiencia. Independientemente de que cada uno tenga su forma de hacer las cosas y cuál sea su aproximación a la realidad. Hace tres años yo voy a una cadena grande, ofrezco un programa de reportajes para máxima audiencia y te decían que no. Ahora se ha creado la oportunidad para que haya otros programas. Como sociedad necesitámos que nos cuenten que esta pasando en el Amazonas o a la vuelta de la esquina. Ojalá esto sea una semilla para que haya más.