En los últimos días, un chef tan querido como Alberto Chicote ha pasado a ser el centro de las críticas de muchos de sus espectadores. ¿La razón? El engaño al que fueron sometidos durante el documental El precio de los alimentos que el cocinero condujo hace apenas unas semanas.
Chicote simulaba un viaje a Tailandia que jamás realizó para dar verosimilitud al documental. Para ello, iba hasta Barajas e incluso actuaba al hacerse el dormido en un avión ante las cámaras de laSexta. Todo para que pareciera un viaje real y poder tomar como propias las imágenes que unos meses atrás había grabado el periodista Luis Garrido-Julve.
Luis Garrido-Julve sabía desde el primer momento que sus imágenes se iban a falsear
Éste pone varias quejas en su escrito, algunas con más razón que otras. No entraré a la educación que puedan haber tenido ambas partes al negociar, pero sí es cierto que él mismo reconoce saber desde que aceptó el trabajo lo que iba a suceder con esas imágenes: una simulación con otra persona.
No había engaño hacia el periodista. Garrido-Julve alega que, de haber sabido que iba a ser una estrella de la televisión el que simulara el viaje, hubiera pedido más dinero. "No se puede cobrar lo mismo por un reportaje para un programa semanal que por grabar un vídeo para que una estrella televisiva se atribuya tu trabajo sin haberlo realizado", asegura. Esto, señores, es racanear.
El trabajo hubiera sido el mismo. Daba igual que fuera Alberto Chicote o no quien lo llevara, que fuera dentro de Equipo de investigación o de un documental especial que sigue las mismas reglas. En este punto, no hay por donde criticar a Atresmedia ni al chef.
Pero sí tiene razón Luis Garrido-Julve en un punto muy importante: no le citan. Él es el autor de los vídeos de Tailandia y, con o sin engaño, debería haber habido una autoría reconocida.
El gran engaño
Pero el gran error Alberto Chicote y Atresmedia no es este. El principal resbalón lo cometen contra la audiencia, a la que tratan en este caso como menores de edad. Si no se hubiera sabido nada, todo hubiera salido a la perfección. Pero muchos se han sentido como tontos al ver el engaño.
Muchos espectadores se han sentido como tontos al ver el engaño
Atresmedia tiene todo el derecho del mundo a utilizar estas imágenes y falsearlas como recurso narrativo, tal como han justificado que sucedió. El problema llega cuando se observa la manera de realizar ese falseo.
Resulta muy ridículo ver cómo Alberto Chicote llega a montarse en un avión y a dormirse para que parezca que viaja a Tailandia. Eso no forma parte del recurso narrativo. Eso forma parte de un verdadero engaño narrativo en el que se toma el pelo a los espectadores. Se puede falsear sin necesidad de hacer un montaje de estas características.
Al descubrirse algo así, el daño no va solo hacia Atresmedia. El daño va hacia la televisión en general. Me he cansado de leer estos días que no hay realidad en la televisión, algo que es absolutamente falso. Hay verdad en los programas de Atresmedia, hay verdad en los de Mediaset y en la televisión en general.
E incluso hay verdad en El precio de los alimentos. Este recurso interpretativo hace parecer que todo el documental está basado en una farsa cuando no es así. Muchos trabajadores de la casa han sudado para sacarlo adelante. Con verdad. Y unos minutos mal planteados manchan toda la imagen.
Seamos cautos. Atresmedia se ha equivocado al utilizar este recurso de la manera en que lo ha hecho. Pero la verdad existe en la televisión y un caso aislado no debe convertirse en la imagen general que tengamos de la pequeña pantalla.