Llamarte Alejandro Amenábar tiene su parte buena y su parte mala. El director ha conseguido hacerse uno de los nombres más reputados de la industria cinematográfica española, pero por eso mismo se le exige mucho más que a otros.

Tras una película regulera como a muchos nos pareció que fue Ágora, esperábamos que su siguiente película fuera su renacer. Seis años de espera debían haber servido para algo.

Pero con Regresión, Alejandro Amenábar vuelve a no ser Alejandro Amenábar. Aunque intenta repetir algunas claves de sus películas anteriores, no hay rastro de la locura de Abre los ojos ni de la tenebrosidad de Los otros. Tiene más de Tesis que del resto de sus films, pero estamos ante algo totalmente nuevo para bien y para mal.

Si hay algo que se debe agradecer a Amenábar es su capacidad para reinventarse

Porque si hay algo que se debe agradecer a este director es su capacidad para reinventarse. Nada tiene que ver una película como Mar adentro con Ágora, ni estas dos con Los otros. Y lo mismo vuelve a ocurrir con Regresión.

Este punto, llevado al extremo, hace que echemos de menos alguna marca identificativa de Amenábar en su nuevo film. No hay nada que, si no sabemos que es suyo, nos haga pensar que no es lo nuevo de Guillermo del Toro o cualquier otro director.

Un thriller bien llevado pero nada sorprendente

Lo único que permanece en este Amenábar es su capacidad para saber contar historias. Aunque cuesta entrar en la película, cuando el caso de Emma Watson parece convertirse en algo más grande el director logra introducir al espectador en la vorágine que intenta crear.

Las grandes interpretaciones de Ethan Hawke y Emma Watson logran que 'Regresión' crezca

También hay que destacar el gran trabajo de Ethan Hawke y Emma Watson. Principalmente el primero, pero también la segunda, logran sostener el peso de la película haciendo que sea un poquito más grande.

Esto es lo que hace que Regresión se convierta en una película entretenida, pero a Amenábar se le exige algo más que a eso. Quizá el enésimo thriller relacionado con ritos satánicos no era la película perfecta para que el director volviera a demostrar que, si es uno de los grandes del cine español, de los pocos con un Óscar en sus vitrinas, es por algo.

Regresión no es su mejor película, pero tampoco es la peor. El extraño experimento que intentó realizar con Ágora se ve superado, y solo por eso y por saber que vas al cine a ver "la última de Amenábar" merece pagar por la entrada.